La estrella que volvió a brillar

Nausicaa

Nausicaa y Sirio eran los encargados de iluminar el espacio, eran los padres de las demás estrellas. Nausicaa y Sirio llevaban casi una vida juntos, se amaban y aunque Sirio era más grande que Nausicaa nunca hubo problema alguno. Sirio era la estrella más grande en el universo y su luz era la que más resplandecía, pero Sirio estaba enfermando debido a su edad, iba quedando débil, su brillo poco a poco se iba apagando, tenía a Nausicaa a su lado y era quien lo ayudaba a mantener su brillo, los limpiadores de estrellas no le daban mucho tiempo de vida.

Los limpiadores de estrellas es una sociedad que se encarga de mantener el orden y la limpieza de el espacio, ellos se encargaban de limpiar, de darles vida a las estrellas y de hacerlas brillar. Pero debido a la situación en la que se encontraba Sirio, los vio en la necesidad de buscar un sustituto, el cual era Canopus, la segunda estrellas más grande y rival de Sirio. Canopus siempre había querido el lugar de Sirio y creyó que al fin lo lograría, pero el resto de las estrellas no estuvo de acuerdo, ellas querían a Nausicaa, la madre estrella, las estrellas habían empezando a amenazar a abandonar el universo si Nausicaa no se quedaba a cargo. Los limpiadores de estrellas no tuvieron de otra más que aceptar que Nausicaa se quede a cargo del universo.

Los días iban pasando y Sirio cada vez iba empeorando, hasta que un día se apago por completo, no sin ates decirle a Nausicaa que la amaba y que era el amor de su vida. Nausicaa entristeció, el amor de su vida había fallecido y aunque las primeras semanas intento manejar al universo, está no lo logro.

El espacio se encontraba triste, la estrella que siempre lo iluminaba se encontraba débil, su brillo poco a poco se iba apagando. ¿Quién se preocuparía por una estrella situada a cientos de años-luz? Así es, nadie, ni los limpiadores de estrellas, Nausicaa ya se había cansado de llamar al número 50-4765, ya no le veía sentido a su vida.

Las demás estrellas se pusieron tristes al enterarse del estado de Nausicaa, eso logró que el cielo se fuera apagando más, llamaron y llamaron  a los limpiar de estrellas pero estos no contestaban, se habían tomado un descanso y habían mandado estrellas simultáneamente limpias al cielo, pero estas no lo estaban.

Los limpiadores de estrellas al regresar de su descanso y enterarse de lo que había pasado entraron en una crisis, lo sociedad había entrado en demanda de limpieza. El directorio compró toda idea ingeniosa destinada a mejorar el servicios y abolir envidias entre constelaciones y nebulosas. Entonces no les quedó de otra que mandar a Canopus al mando, sin saber que a Nausicaa ya no le quedaba mucho tiempo de vida.

Canopus al llegar con Nausicaa se llevó una gran sorpresa, Nausicaa siempre le había gustado y jamás pensó en encontrarse a Nausicaa en tal estado, no quedaba ni un rastro de aquella estrella brillante, estaba opaca, ni las estrellas más sucias habían llegado a ese punto. Pero el iba a estar ahí para ayudarla y hacer que volviera a brillar.

Los limpiadores de estrellas empezaron su trabajo, lo primero fue atender los pedidos espontáneos mediante el teléfono 50-4765. Segundo, enardecer las coqueterías en base a una efectiva propaganda. Tercero, limpiar de buen o mal grado aquellas estrellas indiferentes o modestas estrellas.

Mientras tanto Canopus no sabía que hacer, Nausicaa iba empeorando, llorando en todo momento por la pérdida de Sirio. Se sentía incompleta sin el amor de su vida, pero Canopus no se daba por vencido, el, junto a los limpiadores de estrellas empezaron a iluminar el cielo. Una tras otra, las constelaciones recobraron su brillo; el teléfono de la sociedad se cubrió de silencio pero las brigadas, movidas por un impulso ciego, proseguían su labor incesante. Hasta que solo quedó una estrella por limpiar. Nausicaa. Antes de emitir la orden final, el directorio de la sociedad, contempló su obra con orgullo. Ciertamente, jamás se había visto un cielo semejante. Cada estrella era un sol de indescriptible luminosidad. Ya no se hacían preguntas como en los viejos tiempos: "¿Te parece que es anaranjada, rojiza o amarilla?" Ahora los colores se manifestaban en toda su pureza, las estrellas dobles alternaban sus rayos en matices únicos, y tanto la Luna como el sol aparecían confundidos en la muchedumbre de estrellas, invisibles, derrotados, deshechos por la triunfal tarea de los limpiadores.

Canopus había logrado que Nausicaa sonriera un poco, pero no era suficiente aún necesitaba la ayuda de los limpiadores de estrellas, tenían que actuar rápido, a Nausicaa le quedaba muy poco tiempo de vida, días, horas, incluso podían ser minutos. Canopus estaba desesperado llamó y llamó al 50-4765.

La orden fue emitida, un instante, y también ella se agregaría al concierto luminoso de sus compañeras. Y el cielo sería perfecto, para siempre...

Nausicaa se había apagado en los rayos de Canopus, los limpiadores de estrellas se alarmaron, no podían perderla a ella también. Empezaron a intentar de todo para limpiarla, para hacerla brillar, aún le falta mucho por destellar, solo estaba triste, aún tenía fuerzas, no podían dejar que se apague.

Pasaron días y no encontraban respuesta alguna, el cielo amenazaba por perder su brillo otra vez, Canopus mantenía siempre su brillo y manejaba el espacio, mientras también cuidaba de Nausicaa, el tenía la esperanza de que despertaría, de que volvería a brillar.

*UNA SEMANA DESPUES*

La sociedad habría triunfado. Nausicaa había despertado y su brillo era el mismo que antes gracias a Canopus. El cielo estaba completamente limpio, ahora al mando de Canopus y Nausicaa, los limpiadores de estrellas estaban contentos con su resultado.

Canopus se propuso enamorar a Nausica, el sabe que Sirio es el amor de su vida y que es entendible que no sea correspondido, pero así como los limpiadores de estrellas no se rindieron el tampoco lo hará y poco a poco se va ir ganando el amor y cariño de Nausicaa, respetando siempre el lugar que ocupa Sirio en su vida.