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Suena mi alarma y no puedo evitar sobresaltarme. Mierda. Odio madrugar. Alzo la mirada y observo Madrid desde la ventana del hotel. Ha sido una buena idea venir desde Alicante hasta aquí para buscar oportunidades. Estoy cansado de coros, audiciones... quiero hacer algo grande. De momento, tengo una fiesta esta noche. La celebra un viejo amigo, y me ha dicho que me haría bien ir, a ver si pillo algo. Quiero lanzarme profesionalmente con mi carrera musical, de verdad, es mi vocación, lo que quiero hacer. Espero conocer gente importante.

Pego un salto de la cama, bostezo y empiezo a vestirme. Me pongo un chándal gris y unas Nike básicas. Debo ir a hacer compras para esta noche, debo estar presentable, o, al menos, aceptable. Desayuno un café y un bollo de chocolate, cojo mi mochila, cien euros de los quinientos que he ahorrado para venir aquí, móvil y mis gafas de sol.

Salgo a la calle, está repleta. Se nota que estoy en la capital. Doy un breve paseo, mientras observo varias tiendas, entre ellas, veo una que me llama la atención, ya que vende ropa para eventos importantes. Le doy un rodeo, y pillo unos pitillos negros, una camisa blanca, y una americana amarilla, mi color favorito. También me agencio un sombrero negro, me flipan. Mientras me lo pruebo, decido que me encanta todo, y me lo llevo. Cuando llego a la caja, veo a un chico alto, rubio y de ojos miel. Es muy atractivo. Y aparentemente gay, bien. Soy gay desde que entré en el instituto, bueno, más bien, desde que tengo uso de razón. Me di cuenta de que siempre me fijaba más en los chicos que en las chicas. Lo suelo aceptar, no me parece mal. ¿Cada uno puede ser lo que quiera, no?

-Son cien euros, pero te descontaré diez, si me das tu número, guapo -Me dice el dependiente. Wow, qué directo.

-Oh... claro... gracias. Es 654896745. -Estoy sorprendido de que un chico tan sexy me haya pedido el número -¿Cuál es tu nombre?

-Me llamo Luis, ¿y tú? -sonríe.

-Carlos. Bueno, tengo prisa, ya nos veremos. Un placer. -Le devuelvo el gesto y se despide de mí con un guiño. No puedo evitar sonrrojarme.

Bueno, he ligado.

Salgo del establecimiento y con los diez euros restantes me compro un helado de chocolate. Amo el chocolate. Llego al hotel y subo a mi habitación. Me paso el tiempo restante viendo la tele y durmiendo. Ah, y comiendo. En un momento miro hacia el reloj, ¡hostias!, son las ocho menos cuarto, y la fiesta empieza a las ocho. Tengo que darme prisa. Me baño, me hecho desodorante, colonia, me lavo los dientes, me visto y me miro al espejo. Pongo pose de diva y me digo:

-¡Fabuloso! -Y me guiño el ojo.

Cojo un taxi, le doy la dirección y me lleva hasta ahí. Cuando llegamos, le doy el dinero correspondiente y me bajo. Antes de tocar el timbre, me susurro a mí mismo: "Venga, tú puedes, vas a triunfar". Y con eso, pito, y me abren.

-¡Carlos! -saluda mi amigo -¿Qué tal tío? ¡Ven! Te presentaré a gente. Tomamos unos cubatas mientras hablamos con la gente que está allí. Hay gente que es dueña de pequeñas discográficas, y me meto de lleno en la conversación, exponiendo mi amplia carrera musical. Doy mi número a varia gente, y eso, realmente, me alegra muchísimo.

-¡Hey! Voy a llenarme otro cubata y al servicio, ahora vuelvo.

Mi amigo asiente y yo salgo del ático, metiéndome dentro, primero me lleno la bebida y después, me dirijo al aseo. Al abrir la puerta, un cuerpo me golpea, tirando todo el líquido sobre mi camisa nueva, y tirándome al suelo. ¡Me cago en la puta!

-¡Dios mío, lo siento muchísimo! ¿Estás bien? -Una voz un tanto aguda pero masculina me hace mirar hacia arriba, encontrándome con un chico de ojos azules y cabello castaño. Es... precioso.

-¿Eh? Qu-quiero decir... sí... bueno... pero mi camisa no... -Logro contestar cuando salgo del shock.

-¡Dios mío, lo siento tanto, mierda...! -Luce preocupado, mientras se pasa la mano por la nuca, y me ayuda a levantarme, tendiéndome su gran mano. De repente, chasquea los dedos -Ya sé, tengo una camisa blanca de repuesto en la habitación de invitados, acompáñame, por favor...

Le sigo y llegamos al sitio, cierra la puerta con pestillo, abre la mochila y encuentra la camisa. Mis ojos brillan al verla, mientras me la da. Es perfecta.

-¡Muchísimas gracias, de verdad! -Sonrío asombrado. Es realmente atento.

-¡No las des, hombre! Es lo mínimo que puedo hacer, ha sido mi culpa... Por cierto, ¿cómo te llamas? Yo soy Blas.

-Carlos, encantado. ¿Tú también estás aquí para buscar oportunidades en el mundo de la música?

-¡Madre mía, sí! -Grita -Qué fuerte.

-Ya ves -río. Él me agrada, es muy activo.

Empiezo a quitarme la americana, después la camisa. En ningún momento Blas quita su mirada de mi torso, hasta que lo descubro y desvía la vista hacia otro lado. No puedo evitar morderme el labio. La habitación se siente caliente. Una vez vestido, lo miro directamente a los ojos, y le digo:

-Muchísimas gracias, Blas... Y, una cosa... -Suspiro, no puedo creer que me vaya a lanzar tan rápido, tal vez me rechaza -Tienes unos ojos preciosos.

El se ríe, para después sonreír y contestarme con un:

-Gracias, Carlos... Esto... ¿te gustaría venir con unos amigos que he conocido ahora? Ellos también son cantantes, y han actuado en algunos lugares. Buscan algo serio, como nosotros -Respira fuerte.

-¡Me encantaría! -casi grito, no puedo perder esta oportunidad, ni a este chico tan singular.

-¡Qué bien! Cojamos unos cubatas y vamos. -Abre la boca ampliamente, mostrando felicidad.

Y así hacemos, para después llegar al salón y encontrar a tres chicos más sentados en un sofá entre la multitud. Pero no son tan guapos como Blas.

-¡Chicos, este es Carlos! Me lo he encontrado por ahí. Él también es cantante.

-¡Hola! -contestan al unísono.

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IEEEEPAAAA. LLORO CLORO. ES DEMASIADO HERMOSO.

Espero que os guste, besos. x

PD: #Blarlos #BlarlosShipper

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