Un día que justo hibamos saliendo de la escuela una señora estaba vendiendo algodón de azúcar, como ella me había contado que tenía mucho tiempo que no lo comía decidí comprarle uno, por lo visto estaba muy feliz por qué los ojos le brillaban, eso me alegro, después fui a dejarla donde tomaba el autobús y espere a que se fuera.
Cuando llegue a mi casa le mandé un mensaje preguntándole si le había gustado el algodón, ella me dio las gracias por el detalle,yo me puse feliz de nuevo.