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— ¿Esconderlo en mi mochila?

— Yo soy muy torpe, seguramente Jaemin descubra que yo me quedé con él. —Jisung entrecerró los ojos un tanto extrañado.

— ¿Todo esto lo haces por... celos? —el pelinegro miró el esponjoso objeto sobres sus manos.

¿Y esa cosa tenía a Jeno tan mal?

Definitivamente esa necesitaba terapia psicológica.

— No lo diría así.

— Estás loco, déjame decirte.

— No lo digas de esa manera. Estoy perfectamente bien.

— Estar celoso de... esto. —alzó al inocente peluche. — Eso no es estar bien de la mente.

— ¡Ay como quieras, gótico! Lo que quiero es que lo escondas en tu mochila y no le digas a nadie. Te lo llevas a casa hoy, lo guardas en tu habitación y haces lo que quieras con él. Jaemin lo superará si sabe que se perdió.

Jisung seguía con esa mueca dudosa, algo perturbado por todo lo que Jeno le estaba pidiendo como si fuese algo de lo más común.

Aceptaría, claro que, con una condición entre medio, porque Jisung no hacía nada a menos que le diesen algo a cambio.

— Hagamos un trato. —Jeno suspiró. — Déjame salir con tu hermano.

— Jisung...

— Entonces no hay peluche, se lo doy a Jaemin y le digo todo.

— ¡Bien, de acuerdo, te dejaré salir con Chenle! —la sonrisa de Jisung fue triunfante. — ¿A dónde vas a salir con él?

— A unos arcades, acordamos eso hace varios días. —admitió sincero. — Gracias, eh. —pegó una leve palmadita en el hombro de Jeno.

El de cabello negro sinceramente no le encontró peligro a ello. Jisung y Chenle tenían dieciséis años, ¿qué harían dos adolescentes como ellos aparte de comer pizza, jugar videojuegos y contar chistes malos?

Nada.

No le tomó demasiada relevancia y sonrió agradecido de Jisung, quien guardó el peluche en su mochila lentamente.

— Te lo agradezco mucho.

— Sí, todo sea por ti y tus estúpidas crisis emocionales. — Jisung suspiró, luego de haber colgado su bolso en sus hombros. — En serio deberías de ir al psicólogo.

— Basta, Jisung.

⸺ ★⸺

Jaemin llegó al lado de Jeno con un puchero y sus ojos llorosos.

Repasa el dialogo. Repásalo.

— ¿Qué sucedió, Jaemin? —preguntó preocupado, acariciando su suave cabellera con delicadeza.

— M-Mi peluche... —su voz sonó rota. — Jeno...

¡Demonios, va a llorar!

— ¿Qué sucede? —tomó sus mejillas con gran rapidez, algo desesperado por ver esos ojitos indefensos anunciando lágrimas. — ¿Te pasó algo?

— Mi pingüinito... —hizo una pausa para tomar aire. — Minmin desapareció...

— ¿Desapareció?

— Ayer tuvimos nuestra pijamada, pero cuando desperté te fuiste y... y mi peluche no estaba. D-Desapareció, Jeno. ¿L-Lo viste ayer?

Ese puchero mataba su interior. Le hacía sentir tanta culpa, tan imbécil, tan mala persona.

Lee Jeno nunca se arrepentía de lo que hacía, pero se estaba arrepintiendo de haber escondido el peluche de Jaemin cuando el mismo estaba aferrada a su brazo a nada de llorar. Su mirada llorosa, entristecida, completamente inocente, eso lo torturaba.

— No, no lo vi. Yo pensé que dormiste con el anoche. —mintió. — Pero lo buscaremos y aparecerá, lo prometo.

Promesa es promesa, aunque de primeras haya sido una mentiroso.

— P-Por favor... —Jaemin escondió su cabeza en el cuello de Jeno. Éste sintió su acelerada respiración junto a un leve toque de tranquilidad. —H-Haechannie me lo regaló porque... po-porque me cuesta dormir yy-ya no quiero tomar pastillas. P-Por eso me lo regaló, es muy especial para mí, tiene que aparecer, hyung.

A Jeno se le apretó el estómago, un nudo en su garganta se hizo notar y quería morirse en ese momento, donde la única señal que le dio su cerebro fue darle palmaditas en la espalda al menor.

— No llores, Jaemin. —murmuró en un hilo de voz. —Va a aparecer y podrás dormir bien.

⸺ ★⸺

— ¿Lo decapi... taste?

— Sí... creo que así se dice cuando le cortas la cabeza a alguien.

A Jeno se le fue el color de la piel.

— ¿iPor qué demonios hiciste eso!? —gritó exaltado.

— Me dijiste que podía hacer lo que quisiera con él.

— Sí, pero no decapitarlo.

— Jamás especificaste nada. — Jeno resopló en una crisis interna que no tenía solución.

— Pero ¿qué tanta importancia tiene ese peluche? —interrogó Chenle, sentado en el escritorio de Jisung mientras comía un poco de helado que el nombrado sirvió para ambos antes de que Jeno llegara a la casa Park desesperado.

— Ese peluche ayuda a Jaemin.

— ¿Y no pensaste eso antes de dármelo? — el pelinegro se cruzó de brazos.

— ¡Te juro que no sabía que la ayudaba a dormir!

— ¿Pueden explicarme que sucede? —intrigó Chenle otra vez.

— Tu hermano quiso deshacerse del peluche de Jaemin porque estaba celoso de esa cosa de felpa y me lo dio a mí. —expelió Jisung.

— Aaah, ¿ese fue el peluche que decapitaste para sacarle el relleno y hacer el proyecto de ciencias? —Jeno abrió sus ojos grandemente a las palabras de Chenle.

— ¿Le quitaste el relleno?

— Sí, lo hice. —contestó como si fuese lo más causal del mundo.

Jeno suspiró con fuerza, agarrando su cabeza entre sus manos.

— ¡Demonios, Park Jisung!

吻 ꒱  penguin teddy  ♡̷  nomin❕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora