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¿Conocéis esas historias en las que el o la protagonista consigue cumplir sus sueños esforzándose al máximo?

Bien pues Mashiho estaba decidido a que nada ni nadie le impediría cumplir el suyo. Había trabajado demasiado durante toda su vida como para que ahora se lo arrebaten. Horas y horas de ensayos, y estudiando para conseguir las becas. Con nulo apoyo de su familia al comienzo de su carrera como bailarín. Todo el mundo diciéndole que no lo conseguiría como para dejarlo así sin más.

En ese momento caminaba hacia la más prestigiosa academia de Música y Danza de Tokyo, a la que llevaba asistiendo desde el año pasado. Acaban de terminar el verano y estaba con las pilas cargadas para comenzar un nuevo año.

Por fin llegó al edificio y vió a su amigo Shotaro esperándolo en la puerta como le había prometido.

—Hola Taro, ¿Vamos a clase?— El peligris se acercó a él y le dió un abrazo como saludo.

—Claro, vamos.—Entraron charlando y llegaron a su aula.

Como siempre, llegaban temprano para poder calentar un poco a solas y ponerse al dia, y en efecto no había llegado nadie. Se cambiaron el calzado a unas zapatillas y Mashiho se quitó la chaqueta para mayor libertad de movimiento.

En cuanto comenzaron a calentar y estirar empezó a llegar más gente. Al parecer al ser el primer día todos querían llegar con tiempo, aunque esto tampoco le molestó ya que no tenía nada concreto que ensayar.

—Alumnos— Se escuchó la voz de la profesora retumbar en la sala nada más entrar en la misma y todos se colocaron en fila. —Voy a pasar lista pero antes quiero mencionaros que, en una colaboración con la Academia de Música y Danza de Seúl vamos a enviar a un total de seis alumnos y alumnas a allí por un año. Hoy han venido algunos representantes de la escuela, para determinar quiénes podrán ir.— Se vió como entraban unas cinco personas y se inclinaron para saludar.— Por favor presentaros.—Se fueron presentando, algunos parecían mayores que otros y tenían facciones bastante diferentes. A Mashiho no le interesaban del todo ellos, más bien la escuela de la que venían. Era bien sabido que grandes bailarines de talla mundial, tales como Kim Jongin o Lee Taemin habían entrenado en la misma. Tenían una técnica impoluta y una gracia en el escenario atrapante.

El pelinegro se había quedado tan absorto en sus pensamientos y ensoñaciones que no se dió cuenta de que la clase ya estaba por comenzar y no había escuchado como se llamaban los chicos y chicas que habían llegado. Aunque tampoco es como si le importase demasiado ese dato. Eso sí, los vigilarlos bien de cerca, no iba a permitirse que lo dejen en segundo plano, el es era mejor alumno de todo su curso.

Todo el mundo se colocó en las barras mientras la profesora les indicaba unos sencillos ejercicios de calentamiento.

—Hey Taro— Mashiho le susurró a su amigo, el cual se encontraba justo delante de él.— ¿Ves alguno que te llame la atención?— La vista de ambos se paseaba por la sala, mientras no dejaban de hacer los ejercicios.

— La chica de allí, Kim Dayeon, tiene una gran precisión en sus movimientos.— La mirada de ambos se puso sobra la chica rubia y Mashiho asintió, en efecto asombrado por ello— Diría que es igual de buena que de Hikaru.

— ¿Y quién es el chico que está allí parado? ¿Por qué no baila?— Mashiho lo miraba extrañado, si era un representante como bailarín ¿Por qué estaba allí quieto?

—Ese es Kim Junkyu, el no es bailarín, representa a su escuela pero el canta, no baila. Dicen que es un genio musical, he oído hablar un poco sobre él.

A partir de ahí no hablaron mucho más ya que querían concentrarse en la clase, la cual duró casi cuatro horas.

—¿Vamos a los vestuarios? Necesito cambiarme de ropa, ya.— Tanto el pelinegro como el peligris se encaminaron a la salida del aula, pero algo los hizo parar en seco. Uno de los chicos coreanos se puso justo en frente suya.

Rivals (Mashikyu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora