Eran las siete de la mañana y Mashiho ya estaba comenzando a vestirse, el vuelo despegaba demasiado temprano para su gusto. Salió de su habitación arrastrando las maletas con él repasando que lleve todo para el viaje. En cuanto cierra la puerta con llave escucha la puerta de detrás de si abrirse.
-Buenos días Junkyu.-Había intentado no acercarse mucho a él por el sueño tan raro que había tenido una semana atrás, honestamente no quería que se repitiese y gracias a Dios no ocurrió. Pero, tampoco podía ser maleducado, así que saludarlo y ese tipo de cosas si lo hacía.
-Buenos días Mashiho, ¿Listo para el viaje? -Junkyu por otro lado era más amistoso de lo que parecía en un principio, pero aún así no dejaba de ser reservado y no hablaba mucho de sí mismo. Las pocas conversaciones que habían tenido eran sobre cosas casuales o de las clases y la gran mayoría de veces otras personas estaban presentes.
Bajaron las escaleras de ese mismo modo, hablando de cosas banales, y Mashiho agradecía que así fuese, además del nulo contacto físico. Ni si quiera un roce de sus manos al caminar, aunque algo dentro del más bajito, muy muy adentro, deseaba que ese roce sí sucediese. Pero el pelinegro todavía no conseguía descifrar qué era eso, por qué estaba ahí, cómo cesar esa sensación y muchas otras cosas que no quedaban claras en su conciencia.
Ambos llegaron a la entrada y llegaron segundo y tercero ya que la profesora ya estaba allí para pasar lista. De nuevo, Mashiho y su extrema puntualidad. Este mismo se había percatado de que Junkyu también lo era, aunque no lo viese a menudo ya que no hace falta que vaya a las clases y muchas veces se saltaba la cena. Cuando sí que hacía acto de presencia, siempre era el primero en llegar, como anticipándose a todo para tener todo bajo control. Tal vez, podrían llevarse bien.
Poco a poco fue llegando la gente, y Shotaro, como todos habían predicho, llegó último, casi tropezándose porque venía corriendo. Subieron en el autobús y se sentaron por parejas, obviamente Mashiho se sentó con Shotaro, pero su curiosa mirada recorrió el autobús. No tenía claro que buscaba, pero se dió cuenta que quería saber dónde se sentaría Junkyu, cuando paró el movimiento de sus ojos cuando lo encontró sentado con Doyoung. Este último sin parar de parlotear y Junkyu riéndose de lo que quiera que decía.
-Tierra llamando a Mashiho.- Una mano se interpuso en su vista y notó que Shotaro intentaba llamar su atención, la cual estaba siendo nula hacia su amigo.
-Perdón, ¿Qué decías?- El pelinegro parpadeó un par de veces y giró su cabeza para ver al chico a su lado.
-Te preguntaba que qué asiento te tocó en el avión. A mi me tocó el 17A, así que tengo ventana, dime que te tocó 17B para ir juntos. - Los ojos del peligris se semejaban a los de un cachorrito abandonado, cosa que más que darle pena a Mashiho, le causó gracia.
-Lo siento mucho mi adorado Taro, pero me tocó el 21A así que no estamos ni remotamente cerca. Lo único que espero es que no me toque algún niño cerca, no soporto a los niños, me ponen de los nervios- Así dieron por zanjada esa conversación y pasaron a hablar de otras cosas.
Después de unas cuatro horas, por fin estaban embarcando y Mashiho no podía estar más feliz, el vuelo duraba dos horas y podía dormir todo el trayecto si lo deseaba, más sin Shotaro a su lado queriendo hablar cada dos segundos como ocurrió en el autobús. Por fin llegó a su asiento pero alguien ya estaba sentado ahí.
-Disculpa, pero este es mi asiento.- El chico se giró y se quitó los cascos.
-Ehh.. no, mira-le enseñó su billete.-21A ventanilla, debes haber leído mal el tuyo.- Se colocó otra vez los cascos e hizo como si Mashiho no existiese literalmente. El último mencionado revisó su billete y en efecto, lo había leído mal, ahí no ponía 21A, ahí ponía 27A. Volvió a avanzar por el estrecho pasillo y cuando llegó a su verdadero lugar, observó a un castaño que había ocupado sus pensamientos los últimos días en el asiento de al lado del suyo.
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Rivals (Mashikyu)
FanfictionMashiho, un chico cuya vida siempre ha girado entorno a su mayor pasión, el baile. Ha dedicado toda su vida al mismo, cada gota de esfuerzo dirigida a su meta de ser bailarín profesional. Jamás hubiese creído que alguien pudiese cambiar su forma de...