Elegancia.
Sensualidad.
Gracia.
Delicadeza.Esas eran las palabras que flotaban y estallaban como pompas de jabón en la mente de Seulgi cada vez que observaba las prácticas de danza contemporánea de Jimin.
Nunca imaginó que su bancarrota y su desesperación por pagar la universidad la llevarían al pequeño teatro "Haneulgwa Byeol"*, sede de la compañía artística homónima. Siempre pensó que quien lo había bautizado de esa forma no podía tener más de 10 años.
Vincularse a la compañía como tramoyista al final había tenido una curiosa recompensa, pues tuvo la oportunidad de conocer a una persona como él.
Seulgi detestaba a cualquier tipo de artista. Siempre los encontraba tan insoportables, creídos y prepotentes, como si estuvieran convencidos de que el mundo gira en torno a ellos.
Esta concepción errónea cambió cuando entró a la compañía, donde diferentes manifestaciones artísticas convivían diariamente. Había trabado una bonita amistad con los miembros de teatro y danza; todos eran muy amigables y caóticos.
Y Jimin... A pesar de su enorme talento era extremadamente amable y humilde. Parecía no darse cuenta de toda la gloria que derrochaba en un escenario y su disciplina era de otro mundo. Aún podía recordar la primera vez que se acercó a él y lo elogió. Sólo sonrió ocultando sus pequeños ojos y dijo:
─Gracias. Me estoy esforzando mucho para que todos disfruten de lo que hago y bailar a la par de todos mis compañeros. Aún me queda mucho, pero voy a trabajar duro.
Seulgi hubiera jurado que Jimin había caído de las estrellas. Era un chico con una personalidad tan hermosa como extraña, y eso sólo alentó a su mente fantasiosa y soñadora a crear los más descabellados pensamientos acerca de él.
El baile de Jimin parecía ser simplemente indigno de ver con ojos mortales, como si estuviera hecho para el goce exclusivo de místicas divinidades.
Un bailarín como él no se encontraba a menudo. Era como esos genios únicos de su generación.
No sabría contar cuántas veces se había quedado observándolo mientras acomodaba las luces del escenario. El mundo parecía detenerse cuando él ejecutaba sus majestuosos pasos. Cuando sus tareas finalizaban, ella se deleitaba grabando sus prácticas, y él se sentía como una verdadera celebridad al saberse filmado.
No pasó mucho tiempo antes de que los dos se volvieran unos muy buenos amigos, divertidos y desastrosos amigos. No fue una sorpresa, ambos daban la impresión de segregar de su piel retazos de sueños y corazones.
Pero si algo duele más que trabajar por mantener firme un sueño y cumplirlo... es perderlo.
Un sábado de julio, el espectáculo marchaba como cualquier otro día normal. Seulgi le había pedido a un chico nuevo del staff que comprobara las luces superiores.
Si tan sólo hubiera subido ella personalmente, tal vez se hubiera dado cuenta de que algo andaba mal con uno de los focos superiores. Tal vez... toda la tragedia hubiera sido evitada. Jamás logró desatarse de esos pensamientos llenos de culpa.
Los tornillos que sujetaban uno de los focos estaban flojos y oxidados. Y este cayó, de forma inevitable, justo cuando Jimin realizaba su solo.
Fue un momento horrible de presenciar. Todo el cuerpo se movilizó en pos de llevar a Jimin al hospital.
Aún así, lo peor llegaría horas después, cuando el doctor tuvo que anunciar una noticia para nada agradable.
El accidente le había dejado una lesión permanente en la pierna derecha. Podía caminar perfectamente, quizás con una cojera ligera y casi imperceptible, pero nunca podría volver a bailar de la forma en la que él lo hacía.

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×Sueños Rotos~Jimin× «en proceso de corrección»
القصة القصيرةA los ojos de Seulgi y del mundo, Jimin es uno de los bailarines de danza contemporánea más increíbles que Corea haya visto nacer. Sin embargo, a veces las cosas no salen como se esperan. Jimin necesita reencontrarse a sí mismo después de todos...