،⠀única parte '⠀ਓ.

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El día más deseado por infantes inocentes ha llegado: halloween, esa época donde los niños salen de sus casas usando disfraces aterradores para ir por el vecindario tocando puertas mientras piden un dulce a cambio de no hacer una broma, en algunas ocasiones bromas muy inocentes y otras muy pasadas, pero al fin y al cabo divirtiéndose durante la única noche del año donde recibir dulces no tenía límite para sus pequeños cuerpecitos.

Rodrigo era uno de esos jóvenes que saldría disfrazado de un tierno minion la noche de halloween, pero se sentía algo nervioso y ansioso al respecto, pues se había mudado hace tan solo unos meses al vecindario, siendo la primera vez que festejaba la festividad en otro lugar lejos de sus amigos, actualmente tenía nuevos amigos pero no era del todo lo mismo.

—¿Listo, Rodri? —su madre le observó bajar las escaleras con una bella sonrisa en su rostro, enternecida por lo lindo que se veía su pequeño, sosteniendo entre sus manos la calabacita del menor.

—Sí, mami… —llegó hasta el final de las escaleras, guardando sus manitas dentro de los bolsillos de su overol azul, notándose sin mucho entusiasmo a diferencia de años anteriores.

—¿Algo sucede? —su acuclillo frente a él, peinando uno de sus mechones ondulados detrás de su oreja con cariño—. ¿Estás nervioso?

—Es que… no estaré con mis amigos…

—Pero irás con Ivan, Mauro y Bri, ¿acaso ellos no son tus amigos? —acarició su rostro para luego alzarlo, por el mentónpara que la viera.

—Sí, son mis amigos…

—Por eso, cariño, estarás con tus amigos y vas a pasarla bien cómo lo hacías en nuestra antigua casa. —le brindó una sonrisa para darle tranquilidad—. No será diferente esta vez.

Rodrigo le analizó su rostro sonriente y que le brindaba tranquilidad, intentando tomar sus palabras soltó un suspiro corto. Podría disfrutar, sí, él podría.

—Está bien, mami. —sonrió, tomando la calabacita de las manos de su madre para caminar a la puerta, está vez entusiasmado y listo para divertirse en esta noche especial.

La señora caminó detrás de él con una sonrisa, saliendo juntos al jardín donde su hijo mayor esperaba con su mejor amigo y los amiguitos del menor. Carrera corrió hacía sus amiguitos, abrazando a cada uno para luego admirar sus diferentes disfraces; Ivan tenía un traje de brujito, Mauro vestía de Chucky y Brisa de Sullivan, muy aterradoramente lindos.

—¡Que sustoo! —cubrió sus ojitos, sonriendo tiernamente mientras oía las risas divertidas de sus amigos.

El joven de cabellos oscuros viró sus ojos al acto inmaduro de su hermano, aunque muy en el fondo le había resultado adorable.

—Bueno, vámonos. —se despegó del borde para moverse junto a su amigo.

—Lucas, cuida bien de tu hermano. —le recordó, mirándolo con severidad. Sabía que podía ser muy despistado y no quería que su pequeño Rodrigo se perdiera o sintiera miedo por no verlo cerca en las calles tan transitadas y aún desconocidas.

—Lo haré, mamá, no te preocupes.

Observó, desde el jardín, cómo los cuatros niños salían corriendo a la casa decorada del lado para ir a pedir sus dulces, mientras los dos mayores les seguían desde atrás a una distancia prudente para no perderlos de vista. Ella realmente tenía fe de que Lucas y Tiago cuidarán de los menores está noche.

Dulces, casas, risas, diversión.

Así se basó la noche de los infantes, tocando puertas de vecinos para cantar alegremente la pequeña canción de la festividad con la que recibían deliciosos caramelos, corriendo de aquí para allá entre risas y bromas, llenando sus calabacitas de diferentes dulces; piruletas, chocolates, bombones, masitas y más, tenían para comer hasta que sus barrigas dolieran por el exceso. En una hora y media ya habían recorrido todo el vecindario,  casa por casa, yendo ahora de regreso a casa, cuando las calles estaban vacías por las altas horas de la noche, pero el curioso joven ojiverde le causó curiosidad ver la casa del frente sin decoraciones de halloween cómo las demás.

TRICK OR TREAT   𝑓𝑡.  rodrimásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora