La otra cara

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Existe un lugar en la ciudad donde, al caer la noche, la temperatura sube.

Éxtasis era, por lejos, el bar más popular de la ciudad. No era solo la buena música y tragos variados lo que atraía a todo tipo de público, sino el show en vivo que presentaban casi cada noche. Siendo un bar inclusivo tenía actuaciones de hombres y mujeres, y claro, eran bailes eróticos y muy interesantes de ver. Partiendo de bailes simples, algunas actuaciones que incluían striptease y terminando con pole dance, Éxtasis lo tenía todo.

Entre sus "estrellas" del baile habían varios destacados, todos eran amados por el público. Muchas chicas conseguían a diario invitaciones a salir y propuestas indecentes, pero la estrella del lugar era, para sorpresa de muchos, un chico. No era que pudieran culpar al público, la persona que atraía sus miradas era única en su tipo. Con un cuerpo hecho para el pecado, que mostraba músculos fuertes, cintura contorneada y abdomen bien marcado, Vegas era sin duda la estrella más brillante del lugar. Su naturaleza despreocupada y mirada intensa atrapaban a quien se atreviese a ver en su dirección.

Vegas era peligroso, sexy y muy adictivo.

Los clientes- tanto hombres como mujeres- no se cansaban de ir allí a verlo.

La gente a diario se preguntaba ¿Quién era la mente maestra que creo ese sitio y lo volvió una mina de oro? Porque si, el lugar era claramente muy popular y con eso las grandes sumas parecían acumularse. Muchos esperaban ver a un viejo ególatra que gustase de mujeres y hombres a su alcance, o incluso una mujer inteligente y poderosa que haya visto la excitación como una buena carnada. Pero no, todos estaban muy equivocados, pues la persona detrás de eso era un dulce e inocente chico con sonrisa de ángel que, apenas con veintiocho años había logrado hacerse del viejo bar de su tío y convertirlo en un lugar exitoso en toda ley.

Pete era alguien amable, ingenioso y muy trabajador. Se había esforzado en encontrar a los mejores y más atractivos bailarines para llevarlo a lo que un día fue un bar texano y convertirlo en un lugar único al que todos quisieran ir. Pero a pesar de toda la capacidad del chico, pocas veces la gente lo veía como un hombre adulto, la mayoría –incluso sus empleados- solían tratarlo como un niño. ¿Sera la sonrisa infantil, los comentarios inocentes o el hecho de que rara vez se quedase viendo los shows? Vegas era uno de los que más lo molestaban, tratándolo de niño a pesar de su diferencia de edad, ser cinco años menor parecían no afectarle cuando veía al mayor usar enormes y tierno enterizos. Eso no quitaba que el castaño le tuviera ganas, claro que no, pero a diario se decía que no debía intentarlo. Después de todo, Pete era solo un niño encerrado en un cuerpo de adulto ¿Qué sabría del sexo? Seguro que si le dijese que deseaba atarlo al barral de su cama y joderlo con fuerza el pobre saldría corriendo con su rostro enrojecido.

Eran ese tipo de pensamientos los que lo llevaban a contener sus ganas de intentar algo. Aun cuando se muriese de ganas, él simplemente se lo guardaría. Aunque, eso no quitaba que lo molestaría, claro que no. Él perseguiría a Pete por todo el lugar llevando su chaleco de cuero negro corto y pantalones rojo haciendo juego. La cintura baja solo atenuaba y dejaba más a la vista su abdomen y cintura. Vegas no sabía que era, pero entre su ropa y el tono sugerente con el que daba directos y sucios comentarios al mayor, Pete parecía volverse gelatina.

Y eso le encantaba ¡Dios! Como le encantaba. Ese rostro pálido lucia increíble todo rojito por la vergüenza.

Días, semanas y meses pasaron con ese ritmo, teniendo noches agitadas, llenas de gente por doquier y con el lindo pelinegro huyendo de Vegas como si solo verlo con aquella ropa sugerente fuese demasiado para él.

Fue un sábado de lo más normal que las cosas cambiaron. Vegas estaba listo para un nuevo show, su ropa era tan sugerente y ajustada como de costumbre, y también, como de costumbre, no perdió tiempo en perseguir al lindo y avergonzado jefe y decirle cosas perversas de forma abierta y directa.

Éxtasis (Vegaspete)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora