─𝑬𝒍 𝒓𝒆𝒈𝒓𝒆𝒔𝒐

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El regreso


Pasé demasiado tiempo lejos de casa convertido en un gran lobo rojizo que se paseaba por los distintos estados del país. Incluso me animé a ir un poco más allá. En una de esas caminatas nocturnas en donde mis patas no podían detenerse terminé en el norte de Canadá. Cazaba animales y me los comía sin cocinarlos, llenaba mi boca de sangre y carne como cualquier otro lobo haría y no me sentía mal en lo absoluto. Si podía perder todo lo poco que me quedaba de humanidad lo haría. Era mi único objetivo.

Intentaba no pensar demasiado porque eso me debilitaba. Seguía mis instintos y me dejaba guiar por ellos. Era la única manera que tenía de olvidarme de todo lo que había dejado en Forks y La Push. No recordar era mi única salvación. Lo único que me podía mantener encaminado.

Sin embargo, a pesar de estar completamente seguro de mis objetivos, la manada no me dejaba tranquilo. Era normal que Quil y Embry se pasearan por mi mente unas cuantas veces al día, sólo para ver si seguía vivo o necesitaba ayuda. Yo nunca respondía sus preguntas o inquietudes. No quería tener nada que ver con lo poco de humano que me quedaba ni involucrarme con la manada. Hacerlo significaba que aún Jacob Black seguía dentro de mí.

¿Tienes pensado volver algún día?, preguntó Embry.

Te extrañamos, hermano, agregó Quil. Han estado pasando varias cosas por aquí.

El rostro de Paul apareció en mi mente como por arte de magia. ¿Qué había sucedido con él?

Si quieres saberlo deberías volver, aclaró Embry.

Seth apareció en la conversación. Probablemente se había transformado hacía unos segundos y aprovechó la conexión conmigo para dejarme en claro lo que ya todos sabían y lo que no se habían cansado de explicarme. 

Millicent había vuelto a llamar y seguía preocupada por mí aún a miles de kilómetros de distancia.

Quil y Embry insultaron a Seth por lo bajo. Era notorio que ninguno de ellos dos estaban muy contentos con Millie y sus acciones. Para su criterio ella había sido la causante de mi huida y el que no quisiera volver. ¿Qué tenía yo en La Push o en Forks para retenerme? Quil tenía a Claire, Sam y Jared tenían sus improntas también. Embry tenía a su madre y Paul... bueno, no sabía qué tenía Paul en La Push, pero ninguno tenía motivos verdaderos para escapar, ninguno estaba tan molesto con la manada como yo.

No estaba cómodo con escuchar sus pensamientos y que ellos escucharan los míos. Ni siquiera siendo un maldito lobo podía estar tranquilo. No me gustaba que mis amigos estuvieran molestos con Millicent por mi culpa. Ella había tomado una decisión y yo otra, pero siendo honesto, tampoco me agradaba tener conocimiento de que ella seguía preguntando por mí.

El recuerdo de la invitación de boda y enterarme que Millicent se había marchado sin siquiera una despedida volvía a enfurecerme. ¿Por qué simplemente no me dejaban en paz? Esos recuerdo me atormentaban día y noche. Estaba cansado de pensar en ella y en Bella convirtiéndose en una vampiro.

La boda ocurriría aquel mismo día. Había tenido la valentía de acercarme lo suficiente a un puesto de diarios en una de las ciudades rurales de Canadá por lo que estaba conscientes sobre qué día era.

Pensé que tal vez, después de todo, era hora de volver. Lo más probable fuera que la boda sería el último recuerdo que podía tener de Bella siendo una humana y, además, confiaba en que allí estaría Millicent. Podría verla por unos segundos y entonces me volvería a marchar al fin, sin más deudas que pagar y sin más despedidas con las que lidiar.

𝐎𝐍𝐋𝐘 𝐌𝐄⁴ | jacob blackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora