Aún que mirara 100 veces en el espejo, no podría creer que la hermosa mujer que estaba de pie frente a mi en el marco de madera, soy yo, con un pantalón de mezclilla holgado y rasgado de color azul marino, mi playera blanca, cual nube de campo y mis accesorios colgantes de mis orejas, al igual que cuello, es algo sencillo pero realmente me siento sexy en este momento, ¿será acaso qué me levante del lado correcto de la cama hoy? Me preguntó mentalmente, mientras poso como una autentica modelo, digna de una pasarela de alto perfil, ante el espejo largo que se encuentra colgado aún lado de la puerta de mi habitación, me es impresionante como puedo verme tan bien con tan poca cosa, ¿realmente será <<Sexy>> la palabra que buscó para describirme en este momento?, No, le queda corta, en realidad me veo como una diosa inalcanzable, claro, modestia aparte.
Miro a mi alrededor, puedo escuchar una baja pero claramente audible música, resuena por toda la habitación haciendo que deje mis pensamientos, al igual que mis poses de lado, para dar paso a un pequeño brinco por la sorpresa que me dio aquella hermosa música llamada: Fairytale, volteó a todos lados en busca del objeto que emite aquel sonido, busco en mi cuarto, en el pequeño mueble de madera a espaldas de donde me encontraba, al lado de mi cabecera, debajo del cesto con mi ropa sucia, en mi closet, y por último... miró mi cama, mi suave, acolchonada y calientita cama... Sin pensarlo 2 veces me lanzo sobre esta, olvidando por completo el objetó que buscaba y escuchando como cesa el sonido con el pasar de los segundos, hundo mi cara en mis almohadas que se sienten como nubes, que placido es esto, lastima que tengo que trabajar. Al pasar este pensamiento por mi cabeza hace que frunza el ceño, lanzo mi cara nuevamente contra la almohada.
-¡Que difícil es ser un adulto! - Grite al mismo tiempo que lanzaba mi cara otra vez contra las almohadas.
De un momento a otro empiezan a vibrar las almohadas y la misma música de un principio se hace escuchar, con mucha fatiga, aún sin alzar la cabeza, meto mi mano debajo de las antes mencionadas y sacó mi teléfono, no es el modelo más reciente pero hace bien su función, al menos por ahora, alzo la mirada hacia el teléfono y veo un nombre conocido.
-Hola- conteste el teléfono con un saludo.
-¿Qué onda, Daiana? ¿Ya vienes al trabajo? Estoy aburrida, te necesito para des aburrirmeeee...- se escucho una voz infantil, atreves del teléfono.
Su comentario con voz chillona hizo que una media sonrisa se pose en mi boca, un clásico con esta mujer, pareciera que nunca va a cambiar, y sinceramente, espero que nunca lo haga.
-Ya iba de salida, solo que se me olvido el teléfono y regrese a buscarlo.- le comente.
-Ay. Ajá, como no, te conozco desde siempre, es obvio que estabas haciendo otra cosa, conociéndote, de seguro estabas posando en el espejo.-
Una cara de sorpresa se hace notar en mi rostro y un sonrojo leve en mis mejillas, ¿Cómo lo supo? ¿Acaso es bruja?...JA. ¿A quién quiero engañar? Ella me conoce más de lo que yo misma me conozco, era obvio que mi mejor amiga y vecina de toda la vida, sepa casi todo de mi , si no es que ya sabe absolutamente todo.
Cierro mis ojos y suspiro, sabiendo que a dado en el clavo con su suposición, logro escuchar por lo bajo una leve risa atreves de la llamada.
- Pero bueno, supongamos que te creó. Entonces ya estas en el carro y vienes camino para acá, quiero también suponer.
-Pues supones bien, mi estimada.- le dije en un tono juguetón.
-Bueno mi lady, la dejó tengo que traba.
-¡Vaiolet! ¿Qué haces?, deberías estar tomando las ordenes de los clientes.- Fue interrumpida por él gerente, al parecer no estaba en su tiempo libre y no le dijo que me iba a llamar, si ya sabe como es ¿Para que se arriesga?.
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Cafetería entre mafiosos
RomanceDaiana vive en México, Morelia, trabaja en una cafetería y un día se queda hasta tarde para cerrar el establecimiento en el que trabaja, unas llaves olvidadas y Latinoamérica. ...