Un maullido me saca de mis pensamientos y vuelvo a la tierra, el pequeño gato de dos tonos se está frotando en mis piernas, mientras pasa entre ellas, tomo aire para poder agarrar fuerzas, tan pronto cuando me siento lista avanzo hacia aquel hombre que está en el suelo, me tiemblan un poco las piernas, ¡No te le acerques al muerto! Me grita mi subconsciente con fuerza al mismo tiempo que se jala el cabello, me planteo un momento si debería acercarme más, el felino bicolor pasa a mi lado y restriega su mejilla en mi pierna, por alguna razón me da tranquilidad su acción, me posiciono de acuclillas al lado del hombre, con algo de nervios, pero decidida a ver su estado, con mucho cuidado levando lentamente su mano agarrando con la punta de mis dedos su chamarra color verde militar ensangrentada, tiene una mancha de sangre alrededor de un agujero pequeño, parece de una bala, le dispararon, no parece muy grave, eso significa...
-Q. ¿Quién. ¿Quién eres?- Hablo de forma entrecortada, aquel hombre.
-E. Eh!- Logro pronunciar.
¡Está vivo! De la sorpresa suelto mi teléfono y caigo en mi trasero.
Escupe un poco de sangre después de mirarme débilmente y hacer su pregunta, ¿Qué se supone que le conteste?, "Hola. Soy una extraña que pasaba por aquí y vio que estabas casi muerto junto a la basura." ¡Obvio no! Observo su abdomen por un momento, la mancha de sangre crece un poco más y mi cara de preocupación aumenta, a este paso va a desangrarse, es verdad que no es una herida grave, pero sigue siendo una herida a final de cuentas, un quejido de su parte me hace mirarlo de nuevo a la cara.
-Mierda. Sabes que, no me importa, me tengo que ir.- un gruñido grave salió de su boca al intentar pararse.
-¡Oye, ten cuidado, te puedes lastimar más!- que inconsciente de su parte hacer eso, tiene un agujero en el estómago.
-¿Y a ti qué carajo te importa? Ni me conoces.- me decía mientras recargaba su hombro izquierdo en la pared, procurando no caer al intentar mantenerse en pie, aun con su mano derecha en su herida del abdomen. Sí que es alto, aun que esta encorvado.
Me levanto y me posiciono frente a él.
-Tienes razón, no te conozco, pero estás herido y yo te puedo ayudar.- intento tomarle el hombro, pero rápidamente golpea mi mano, alejándola y parándose un poco más recto con una mano en la pared.
-No necesito de tu pena, ni de tu caridad, así que ya te puedes ir a donde sea que vayas.- Su voz es grave y cruda, que miedo, un escalofrío recorre toda mi columna vertebral.
Este hombre sí que es insoportablemente testarudo, ni estando herido va a dejar que lo ayude.
¿Realmente no le importa lo que le pase o si? Frunzo el ceño, ya un poco enojada, ¿Para qué me preocupo? Ni siquiera sé quien es, o la cuestión por la que está herido, así debieron pensar todos, ¿crees que es la mejor opción? Una segunda voz interrumpe mis pensamientos, mi ceño se suaviza, está en lo cierto, no puedo dejarlo así en este lugar, si puedo ayudar, lo haré, debo apoyar en lo que pueda.
Recojo mi teléfono que esta a nada de que muera por falta de energía, apago la luz y lo meto en mi bolsillo delantero. Me quito mi chamarra y como puedo se la coloco en la espalda, miro su cara por un momento, su expresión seria ha cambiado, casi no se nota en la penumbra de la obscuridad, no sabría decir si es de sorpresa u otra. Rasgo la tela del abdomen de la playera blanca que traigo puesta y se la posiciono en el abdomen haciendo que un quejido fuerte salga sus labios.
-¡Oye! ¡¿Qué rayos haces?!- Me grita ante mi acción.
-Toma la tela y has presión en la herida. Pasa tú brazo al rededor de mi cuello para que me tomes de apoyo.- Le digo esto al mismo tiempo que ignoro su pregunta gritada, se acerca un poco y se apoya en el bote de basura, me mira con el ceño fruncido o eso creó ver, parece enojado, estoy que me muero de terror en este momento, pero no voy a dejar que el miedo tome el control, no voy a dejar que sufra más, si puedo evitarlo.
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Cafetería entre mafiosos
RomanceDaiana vive en México, Morelia, trabaja en una cafetería y un día se queda hasta tarde para cerrar el establecimiento en el que trabaja, unas llaves olvidadas y Latinoamérica. ...