Me senté bruscamente en la cama luego de ése sueño. Gotas corrían por mi cien, y esperé a que el latido de mi corazón se tranquilizara.
-Ays, ¿te encuentras bien? - escuché la voz de Cathie llamarme en la oscuridad. Voltee a verla y se hallaba inclinada hacía mí con sorpresa en sus ojos.
- Sí, sólo una pesadilla -no estaba segura si de eso se trataba. Ó de algún recuerdo de mi niñez. Cathie asintió, haciéndose a un lado en la cama, y palmeando su lugar. Afuera llovía fuertemente, y los vientos parecían querer azotar con fuerza el gran recinto. Cathie sabía de mi miedo a las tormentas. Y él estar lejos de casa no me ayudaba demasiado.
Me recosté a su lado, abrazandonos. Mientras que plantaba un pequeño beso en mi frente. - Eres cómo la hermana pequeña que nunca tuve. Sin embargo, tú me cuidas a mí cómo si fueras la mayor. - ambas reímos despacio, escuchando los fuertes rayos.
Unos golpes en la puerta se escucharon antes de que está fuera abierta, revelando a Morgana con un gran pijama y una almohada en sus manos - ¿Puedo sumarme? - sonrió, mientras cerraba tras de sí la puerta y se recostaba junto a nosotras, resfregandonos sus enormes pies fríos. Luchamos contra ella unos minutos hasta que recordamos que aún, teníamos el viejo televisor y DVD en nuestro poder.
Morgana se levantó, encendiendolo y procurando a bajar el volumen rápidamente, para luego colocar una película en el aparato.
- Cartas de un amor desesperado -murmuró mientras se metía nuevamente en la cama, con el control remoto en sus manos. - La vi incontables veces, es adictivamente hermosa.
Trabajo Práctico número 10: Literatura.
Tema: Amor
1) Redactar lo que piensa del amor en la época moderna de la manera que le parezca más convincente."Puedo ver la paz en tus ojos cuándo te encuentras a mí lado. No sé es necesario fingir, ni contener la respiración, contigo todo es tan fácil.
No necesito leer poemas de amor para dedicarte las letras más lindas. Porque contigo todo en mí irradia amor. No puedo imaginar una vida vacía y sin ti. Los colores desaparecerían y sentiría ese gran hueco imposible de llenar. ¿Que esperas para que juntos experimentemos nuestros más puros sentimientos?, no es necesario caminar demasiado, sí todo lo hallamos al alcance de nuestras manos. Tienes un pasado, y yo también lo tengo. ¿Por qué juzgarlos? Sí toda nuestra historia es nueva y lo viejo ya partió. Esas miradas fijas y ese brillo inusual en ellos, describiendome sin hablar lo especial que soy para ti. Sólo eso me llena de valentia y seguridad. ¿Acabarás conmigo? ¿Yo lo haré contigo? Lo único que me importa por ahora es que tu amor es sólo mío y lo será por el resto de nuestras vidas. Por qué tu amor fue especial para mí, y cada amor es diferente con cada persona, lleno de recuerdos diferentes e incomparables. Y eso es lo que te hará inolvidable amor mío. Nadie podrá llenar tu amor con nuevos recuerdos, porqué ellos permanecerán en mí alma hasta la eternidad"Suspire cuándo terminé de escribir la redacción con el mayor apuro del mundo. Teníamos arte en cuestión de minutos y no quería perderme su charla sobre las pinturas rupestres. Entregue el trabajo al profesor de literatura, que lo aceptó con una sonrisa y partí hacía la clase de Artes.
- Tarde señorita Villegas -murmuró la señora Djokovic. Murmure un "Lo siento" mientras me acomodaba en mi taburete, frente a un mediano caballete sosteniendo enormes hojas blancas. - Hoy tengo pensado hablar sobre qué los inspira más. Dejaremos el tema rupestre para la siguiente clase. ¿Que les inspira a la hora de hacer algo? ¿Que los impulsa a seguir adelante?. -preguntó escribiendo algo en una pequeña libreta.
- Una voz - hablé sin siquiera pensarlo. Algunos en la sala rieron, mientras la señora Djokovic se acercaba a mi, con ambas cejas levantadas.
- ¿Una voz? Expliquese señorita. - su tono me indicaba que si no encontraba una inteligente respuesta, me sacaría de su clase.
-No sabía que tú inspiración tenía que ver conmigo.
La estúpida voz había sonado cómo si estuviera entreteniendose con mis problemas. Cerré los ojos fuertemente, mientras inhalaba y exhalaba. - Una voz. Mi propia voz interior, alentandome a seguir adelante. A no detenerme. Y que nada es imposible -hablé rápidamente. La mayoría en la sala aplaudió, dando a entender que concordaban con mi idea. La señora Djokovic asintió, suspirando y volviendo a su lugar.
- Le daré un punto extra por su participación en clase señorita Villegas - me sonrió, con sus labios rojos carmesí. Amablemente le devolví la sonrisa.
- Bien hecho. Es la primera vez que veo a Djokovic sonreír -habló una chica de estatura mediana y lentes a mí costado. Su cabello era negro cómo la noche, y tenía unos preciosos ojos marrones - Por cierto, me llamo Madeleine Gusteau- Estreche la mano que me había entregado y ambas sonreímos.
- Aylin, Aylin Villegas - reí al escuchar un "Vamos aylin" de la otra parte de la sala. La sonrisa de aquella chica era deslumbrante.
Ambas nos sentamos juntas a la hora del almuerzo. Me comentó lo frustrante que era conseguir un trabajo en la ciudad a mediados de julio. Y que su sueño era la pintura. Amaba los cielos azules. Tenía cientos y cientos de pinturas de diferentes cielos. El día de mañana sería una gran artista, y yo podría decir "la he conocido en el insituto de español"
- Y bien... ¿Tienes novio? - reí ante su pregunta y negué con la cabeza.
- El último novio que tuve fue Sheferson Smith y fue hace año y medio. No me gusta mucho estar metida en líos amorosos. -ella abrió sus ojos a tope, pero luego asintió - ¿Y tú?
- Sí, llevamos dos años de novios. Se llama Trendon. Es un buen chico. Sólo qué mi papá vive quejándose de nuestra relación por que él es un chico que no corresponde a nuestra clase social. -levantó ambos hombros en señal de despreocupación y llevó el sándwich de queso y salmón a su boca - No sé si has oído de Gusteau el magnífico hilarante rey del maquillaje. Ha ganado más de veinte desfiles como el mejor maquillador de la historia. Ahora hace concursos para jóvenes aspirantes de lo mismo. Aún no entiendo por que no se retira y ya. Podría disfrutar de su vejez tranquilo.
Mi mandíbula gracias a Dios no perforó el suelo gracias a estar aferrada a mí cabeza. Nuevamente me encontraba en la estática de estar flotando entre nubes y estar cada vez más cerca del sueño que había creído perdido. Ella fruncio el ceño ante mi cara de incredulidad.
- ¿Tú-Tú hija d-de Gusteau? - mientras masticaba un pequeño trozo de manzana, me quedé congelada mientras la observaba volver a asentir. - Yo fui a presentarme a su concurso, y... bueno. Practicamente me expulsaron por no tener la mayoría de edad. -hice una mueca, al recordar la noche en la bañera llorando por aquel sueño perdido.
Sus sorprendentes ojos marrones se abrieron grandemente -¿Mi padre fue capaz de expulsarte? No lo creo. Eres increíble, he visto algunos dibujos tuyos. No dudo que también tengas talento con el maquillaje. -hablaba con asombro, mientras tomaba su teléfono en sus manos y tecleaba algo rápidamente.
- ¿Que haces? -le pregunté divertida. Ella volvió a posar su vista en mí, sonriendo de oreja a oreja mientras apoyaba el móvil arriba de la mesa.
- Consiguiendote una entrevista especial con papá. Creo que te mereces varias oportunidades, puedo ver el talento que tienes desde aquí.
-No no no... No quiero que pienses qué... - no pude terminar de hablar, ya que el vibrar del teléfono logró desconcentrarnos a ambas.
-Listo, ¿hoy es martes verdad? tendrás una cita con mi padre el jueves. 7:00 en punto. No dejes pasar el tren y sé tú misma. Que eso se te da muy bien. Tengo que ir a ver a Trendon, pero nos estaremos viendo el jueves. Me encantaría acompañarte. Dile a esa voz en tu cabeza que no deje de alentarte -sonrió, antes de levantarse de la mesa con bolso en mano, y dirigirse hacía las escaleras.
- ¿Pero qué...? - aún no entendía cómo funcionaban las cosas. Y no sabía si aún había alguien que entendiera el "porqué" de las cosas y pudiera explicarme por qué Madeleine Gusteau se había cruzado en mí camino. Nunca la había visto en las clases de artes.
¿Acaso había cámaras ocultas? ¿Una casualidad?.
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Cielo Azul ©
Teen FictionTodos tenemos a alguien cuidandonos con amor y paciencia. A pesar de nuestras caídas y golpes, ése alguien estará allí, para correr a rescatarnos. Un mundo sobrenatural sin final, llevandote a las barreras de lo desconocido. Donde la inteligencia no...