Nett

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 Como todas las mañanas, esta desperté gracias al histérico timbre del reloj de Jeremy, mi dueño. Abrí los ojos y me levante, para estirarme, es algo que me gusta llamas "saludo al sol" eso vi en la caja con imágenes que las personas llaman "televisión".

Corrí frenéticamente, subiendo las escaleras para dirigirme al cuarto del amo, que se encontraba desordenado, sucio y con la puerta arrimada. Metí una de mis patas en la llanura que se encontraba entre esta y el marco, luego empuje un poco la madera, ya metiendo mi hocico, eso me dio la libertad para entrar por completo en la habitación.

—¡Despierta, amo! Hoy me vas a llevar de paseo.—

Ladre, luego subí sobre la cama, provocando una reacción en el.

—¿Nett? bájate de la cama, tienes pulgas.—

Me dijo cansado, moviendo sus manos para empujarme. Luego volteo hasta el reloj y observo los números que se marcaban en el artefacto.

—¿Lo vez? Es tarde.—

Estire mi pata hacia el tocando su brazo, pero el jamas entiende mis palabras.

—¡M*erda!—

Se levanto rápidamente y comenzó a vestirse. Siempre fue igual de despistado, si no fuera por mi, estaría durmiendo en mi cama, lo cual seria muy incomodo porque el es... Enorme.

Luego de la apurada salida, yo me quede en casa esperando a que saliera. Fue bastante aburrido, asi que tome una larga siesta al lado de la chimenea, como un perro gordo y vago.

Finalmente desperte al escuchar el ruido de la cerradura. Me levante y como un rayo corri hasta la puerta. Jeremy abrio la puerta y se introdujo en la casa.

—Hola muchacho.— Se agacho y paso su mano por mi cabeza —¿Me extrañaste hoy, verdad? Iremos a pasear.—

Por fin la tan esperada frase "iremos a pasear". El se arrimo hasta el perchero y tomo mi correa y collar. Se agacho hasta mi y me los coloco, yo estaba ansioso.

Salimos de la casa, el caminaba tranquilo y yo trotaba, mis patas no son muy largas como para alcanzarlo a ese paso.

Al llegar al pastizal me adentre en el bosque. Nada mejor que sentir ese aroma a tierra húmeda, a las hojas secas y las flores. Jeremy se sentó a escribir, mientras yo me aleje de el.

En el camino oí un grito sobre mi, un grito orgulloso. Alcé la cabeza observando, un gran pájaro oscuro volando sobre mi. Era verdaderamente grande, no mas que yo, pero casi de mi tamaño. El ave bajo al suelo y se poso sobre la tierra, observandome. Me acerque a el para olfatearlo, pero emitio un grito que me hizo retroceder. Este animal era magnifico, he visto muchos pajaros, pero como este ninguno. Tenia un gran pico curvo al final, un plumaje negro y unas patas que parecian resistentes. Y sus alas, sus alas eran enormes.

Volvi a intentar acercarme, esta vez con exito. El me observo atentamente, al igual que yo. Su mirada me daba desconfiaba, temia que en cualquier momento, con ese pico enorme, me arrancara algun pedazo. Pero no fue asi, siguio observandome y yo, seguia impresionado por su tamaño.

Estaba a punto de comenzar una charla, pero escuche el grito de mi dueño llamandome. El pajaro abrio sus enormes alas y me miro por ultima vez, agitandolas y comenzando a volar. Era majestuoso, y yo aun no sabia su nombre.

El Ave NegraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora