Alejo - 23 años

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Siempre voy a comprar a la misma granja. No porque me guste lo que venden. Me gusta el vendedor. Me gusta Alejo.
Es un pendejo hermoso. Ojos de cielo, pelo castaño obscuro y lo tengo en mi mente desde hace 3 años dandome vueltas.
Cuando nos conocimos fue locura a primera vista diría yo!
Yo soy mayorcita y eso a los pibes les encanta. Supongo que eso fue lo que le llamó la atención. O tal vez mis profunda mirada. No lo puedo evitar, cuando veo la presa voy al acecho sin darme cuenta. Lo ví y enloquecí. Él fue el primero, el que despertó a esta loca ninfómana. Y no sólo me despertó si o que tambien me permitió llevar a cabo mis locuras primeras...
Un día como cualquier otro, fui a comprar. Justo a la hora en que cerraba.
"Llegaste justo Yanina, esta por bajar la persiana. Que vas a llevar?" Me dijo Alejo, que casualmente estaba solo, como cada martes, ya que su mamá, quien dirige el negocio familiar, tiene turno con el kinesiólogo y se retira temprano.
Le dije que un pájaro me había ensuciado y que necesitaba limpiarme las manos ya que por reflejo me pasé las manos y empeore las cosas. Y por supuesto conseguí que Alejo me dejara pasar al baño para limpiarme.
"Bajá la persiana si queres para que puedas atenderme e irte rápido. Yo me limpio y enseguida salgo." Le dije llevando a cabo mi plan maestro.
Cuando salí del baño, habia cerrado el negocio y sólo faltó una mirada. Alejo tomó la iniciativa y yo me deje llevar.

Nos perdimos en un beso. Sus labios húmedos sobre los míos me hacian estremecer de locura. Gemía sordamente cuando sus besos siguieron el sendero de mi mandíbula hacia mi oreja. No podia contener el ardor que sentía desde que nos vimos por primera vez. Su lengua danzaba encendiendome mas a cada instante. Sentía quemarme.
Me quitó la remera y luego también se quitó la suya. Su torso mostraba que frecuentaba el gimnasio hace relativamente poco tiempo. El suficiente para comenzar a marcar firmeza y tonicidad en sus músculos.
Sus manos tímidamente se movian por mi piel. Parecían pedir permiso. Bajaban por mi cintura y de una manera tierna retrocedian hacia arriba por mi espalda, cómo si no hubiese camino. Una y otra vez. Y yo queria sentir la yema de sus dedos rozando mis pezones. Lo anhelaba hace tiempo. Y hoy estaba a sólo unos centímetros de sentirlo.
Tomé sus manos temblorosas y delicadamente las llevé hacia mis pechos, separé mis labios de los suyos y lo miré con tanta seguridad que creo que no dudó en su siguiente movimiento.
Agilmente sus dedos pulgares bajaron el sosten liberando mis senos en su totalidad. Mientras me miraba a los ojos, sonrojado como nunca, me dijo:
"Desde que te vi esa tarde, ya no pude sacarte de mi mente. Y te imaginé cientos de veces entre mis brazos. Sé lo que tengo que hacer, sólo que en mis sueños yo decidía cómo hacerlo y aqui, contigo, quiero aprender como te gusta que te lo haga"
Lo besé. Suave, tierno, sensual. Queria guardar ese momento para siempre en mi memoria. Sus labios eran frescos, delicados, suaves, jovenes. Y yo tocaba el cielo mientras lo besaba. Comencé a mordisquear su labio inferior, a saborearlo, a chuparlo. En su aliento se olian las hormonas de la juventud.
Cuantos años tendría? Eso no importaba ahora. Ahora era lo de menos. Ya estaba en el baile, tenía que bailar. Yo seguro era mayor que él pero nadie estaba viendonos. Nadie podía juzgarme entonces.
Sus manos tomaron mis senos con firmeza, apretandolos suavemente. No alcanzaban para tanta carne, pero igual los disfrutaba. Con sus dedos índice y pulgar jugaba con los pezones.
Que delicia! Mordía mis labios de deseo sintiendo sus toques.
Entonces bajó en un camino de besos por mi cuello hacia mis pechos. Puse mis manos en su cabello y comencé a acariciarlo mientras él chupaba y jugaba con su lengua en todo mi torso desnudo. Sentir su lengua caliente en mis pezones me hacia estremecer de placer. Ciertamente sabía lo que hacia. Tomó uno de mis pechos y se lo metió en la boca. Oh por Dios, nunca tuve tantas ganas de pedir a gritos que me comiera entera!
Sentía un huracán de emociones dentro mío. Todo lo vivido anteriormente con otros hombres estaba siendo borrado de mi cuerpo y ahora éste joven escribía algo nuevo marcando mi piel con la suya.
Se puso de rodillas ante mi. Mirándome desabrochó cada botón de mi pantalón. Lo bajó con delicadeza. Y besó mis bragas de encaje, jugando con su lengua por sus bordes, amenazando con romperlas. Yo no podía emitir palabra para frenarlo. Estaba en otra dimensión. No me importaba si tenía que regresar a mi casa sin ellas!
Su lengua terminó corriendo mis bragas a un costado y lamiendo mi clítoris suave. Muy suave. Su juego era que yo le pidiera más desesperadamente. Pero lo estaba disfrutando tanto...
Me quitó las zapatillas, los pantalones y las bragas. Quedé desnuda ante él. La brisa fresca del frigorífico me hacía tiritar pero cuando él me abrazó sentí su calor ardiente. Me besó con pasión pero volvió a apartarse para quitarse toda su ropa y estar al igual que yo, como Dios lo trajo al mundo.
Juventud exudaba de su piel. Tan suave, tersa y brillosa. Tenia un tatuaje pero no presté atención a éste. Tenia otras cosas en mente cuando el espectáculo frente a mi era un bonito jovencito caliente poniéndose un preservativo temblando, no de frío, sino excitado y ansioso por meterla.
Volvió a mi, abrazándome y tomando una de mis piernas me levantó para engancharme en sus caderas. Enrollé mis brazos en su cuello y comencé a besarlo llevando el juego a un nivel superior. Sentía su erección debajo de mi, era como mi asiento en el aire, y él se movía haciendo que me humedezca más y más. Sus labios mordian mi cuello y me hacían perder el control.
Hasta que susurré en su oído:
"Quiero tenerte dentro mío desde ese primer momento. Metemela bien dura y caliente porque ya no aguanto más con tanto deseo. Te quiero dentro mio, ahora. Ahora..." Y gemía mientras él me penetraba despacio, saboreandome a cada centímetro. Me volvió loca hasta que lo sentí dentro por completo. Bien duro. Bien apretado. Tan adentro. Por Dios!
Y comenzó un vaivén rítmico delicioso. Adentro y afuera. Adentro y afuera. Y yo: arriba y abajo. Arriba y abajo.
Danzabamos la misma melodía a un ritmo suave y caliente. Nos estabamos disfrutando uno al otro mientras nos comiamos con la mirada. Luego miraba mis labios, deseoso. Anhelando comerlos. Asique lo besé. Con tanto deseo que desperté una fiera en él. El tomó un ritmo mas rapido ahora y yo estaba costruyendome al punto de casi estallar. Abrí los ojos, separé mis labios de los suyos y gemí diciendo: "no pares! Dame asi de rico bebe..." Y exploté en un climax como nunca antes. Mis labios vaginales latian en espasmos placenteros. Me sentía llegando a una meta interminable.
Que placer sentirlo asi !
El me besó y siguió mas lento. Adentró y afuera. Adentro y afuera a un ritmo perfecto para continuar la obra.
Hice ademan de bajarme lentamente y me di vuelta, de espalda a él, apoyando mis manos en la pared y exponiendo mi trasero a su merced. Él me tomó de las caderas y me penetró nuevamente sin pensarlo. De una. Lo sentí en todo su esplendor. Otra vez, bien duro, caliente y apretado.
Y siguió golpeando mi trasero con sus caderas a un ritmo encantadoramente celestial. No paraba se gemir y  exclamar palabras sucias sin aliento. Asi experimente dos orgasmos más y luego sentí cómo él acababa soltando el semen caliente dentro de mi, lo sentí explotar con fuerza susurrando mi nombre.
Al cabo de unos minutos y luego de higienizarnos, se acercó a mi y me abrazo tiernamente hasta que su respiración se normalizo. Me beso. Me miró a los ojos. Me sonrió y dijo:
"Finalmente toque las estrellas hoy y mis sueños se hicieron realidad"
Lo besé y lo miré a los ojos. Le pedí que no le contara a nadie, que soy una mujer casada y que la tentación y el aburrimiento me llevó a este extremo.
Le sonreí, le dije hasta pronto guiñandole un ojo y me fuí.

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