Una, otra y otra vez.

Goro goro

Contexto:

Hancock es una diosa en una isla del cielo. De pequeña comió la Goro goro. como resultado creaba rayos muy fuertes, demasiado poder para una niña, lo que llevo a varios ataques a su gente por su falta de control, con el tiempo pudo dominarlo, pero el daño estaba hecho, había gran respeto por su fuerza y admiración por su belleza, pero estaba sola, nadie intento conocerla, y ella cerro su corazón. Hasta que un grupo de piratas arribaron en sus dominios, al primero que encontró fue a Luffy.

—¡Mero mero merow!

Nada

Ambos inclinan sus cuerpos por la falta de respuesta.

—¡Mero mero merow!

Hancock repitió la acción una y otra vez.

Todo fue inútil.

Cada intento fallido incremento la inseguridad y enojo de Hancock. ¿Por qué no funcionaba? ¡Eso debería ser imposible! Llega un punto donde ella está lo suficientemente frustrada y decide acabar con el pequeño hombre con sus propias manos. Entonces olvidaría lo que paso y lo tomaría como una pequeña falla. Quería que desapareciera.

Su línea de pensamiento fue interrumpida por una mano bronceada agarrando su muñeca.

Hancock levanta su mirada con sorpresa. ¿En qué momento se acercó?

Su expresión despreocupada, como si no hubiera hecho nada sorprendente la molesto aún más. Aun quiere golpearlo, matarlo y...

Él sonríe.

—¿Puedes controlar Rayos? ¡Eso es genial! ¡Ven! —jalo su muñeca— Quiero que me ayudes a encender una fogata. Es sencillo para ti ¿verdad?

Ella esta tan desconcertada por todo lo que dice, que solo se deja llevar, su expresión de incredulidad y sorpresa no cambia mientras es guiada hasta la fogata. Ni siquiera lo piensa cuando lo prende.

—¡Si! ¡Gracias! ¡Ahora sabrá aún mejor!

Ella reacciona, parpadea y se sonroja furiosamente.

¿Qué estaba haciendo? ¿Quién es ese hombre?

—Tu m-me utilizaste —tartamudea y lo señala.

—¿Utilizar? Solo te pedí un favor —dice con un puchero algo molesto.

El plano estomago de Hancock gruñe. Ella se cubre y aprieta los labios sintiendo la cara arder.

El chico suelta una carcajada al cielo.

—¡No te rías!

—Siéntate y come conmigo —da palmaditas a un lugar a su lado.

Ella se sentó al instante. Cuando se dio cuenta de su rápida aceptación, volvió a mostrar otra expresión de desconcierto.

Otra vez. ¿Qué está haciendo?

Se muerde el labio. Su ceño se frunce levemente pensando en que hacer. Si le queda alguna duda de quedarse, fue apagada por completo cuando el pelinegro le ofreció un trozo de carne y le sonrió brillantemente.

Un extraño y agradable cosquilleo recorrió su estómago. Ella acepto lo que le ofrecía, sin poder mirarlo a los ojos, su cuerpo se sentía inestable. Cálido.

Pero le gustaba.

No estaba segura de que, pero le gustaba.

—Ah. —El chico se levanto a paso veloz, regreso en cuestión de segundos con dos cerdos mas que triplicaban su tamaño. Su rostro risueño sobresalió entre las dos montañas de carne—. También necesitare tu ayuda con esto.

Hancock bufo.

¿Acaso era su cocina personal?

Sin embargo, se encontró a si misma accediendo en silencio, mirando de reojo como el pelinegro aplaudía y comía alegremente. Y a ella misma sonriendo mientras lo veía.

Escuche canciones románticas, recordé eso que dijo Oda aquella vez, y mi mente voló. No tengo mas explicaciones. 😔

Por si tienen curiosidad, estas fueron sus palabras.

Esta primera situación se inspiro a esto, con algunos cambios, como es la ubicación de los acontecimientos.

Ya tengo en mente otros universos alternativos, como diferencias de edad invertidas, mundo moderno, etc.

Espero que les guste. 💖

Me despido. 

💃💞