Edades invertidas: Rey y esclava

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Edades invertidas.

Luffy 26 años.

Hancock 14 años.

Contexto:

En este mundo el gobierno ya fue vencido, la esclavitud está totalmente prohibida, pero eso no significa que se haya erradicado totalmente, si bien el numero ha bajado en gran medida, sigue habiendo esclavitud tras vestidores. Un día los mugiwara se topan con un barco que traslada seres vivos para venderlos, entre ellos a una pequeña Hancock.

 Un día los mugiwara se topan con un barco que traslada seres vivos para venderlos, entre ellos a una pequeña Hancock

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Buena chica. Eres una buena chica.

Hancock se aferra a esas palabras mientras abraza sus piernas pareciendo una pequeña bola negra. Lo odia, pero es todo lo que tiene. Una caricia fantasma en su cuello hace que se estremezca y curve los dedos de los pies sobre el metal frio de su pequeña jaula.

Los sonidos fuertes de arriba no se detienen. Golpes, disparos, gritos. Quiere que se detenga ya. Ella había estado dormida cuando esto empezó. No había dormido en días, adolorida por el dolor, sin poder detener sus pensamientos sobre que le esperaba, como la lastimarían esta vez y si dolería mucho o serian un poco más amables. El pequeño segundo de curiosidad por el ruido se había extinguido por completo siendo reemplazado por el pánico. ¿Quién era? ¿Qué querían? ¿La lastimarían tan pronto? ¿Había posibilidad para huir antes de que la maten? Era demasiado que pensar para una adolescente, la abrumaba. Solo quería llorar. Era inevitable, pero odia que la hieran. Sus heridas de su anterior dueño aun eran frescas en su piel. No quieres volver.

Si lloras te matare. Iré despacio contigo. Eres tan hermosa. No lo arruines con llanto inútil.

Aun sin estar él presente, ella se obliga a obedecer. No llorar. Aun no quiere darse por vencida.

De repente la bulla cesa. Los siguientes sonidos que escucha son voces discutiendo y luego separarse. En cuestión de segundos la puerta es abierta.

Hancock se encoje aún más en su sitio.

—¡Yo! —dice con una voz con tono alegre.

—Tranquilos, vamos a liberarlos —dice otra voz serena. Se escuchan suspiros de alivio y proceden liberar jaula por jaula, celda por celda, algunos que recién habían sido secuestrados más confiados y otros más dudosos—. Suban arriba, en un rato les daremos de comer.

Mientras más se acercaban a su lugar, Hancock sintió el corazón apretado dolorosamente.

¿Y si era una trampa? No sería la primera vez que probaban su lealtad.

Cuando finalmente estuvo frente a ella Hancock levanto todas sus murallas. Viendo a través de su pelo, con ojos desafiantes, listos para luchar, miro a un pelinegro con sombrero de paja. Él se agacho levemente, sin ser intimidado. Ella apretó su espalda en los barrotes detrás de ella. Su mirada fija, estudiándola, empezaron a ponerla nerviosa.

No sabe que vio el chico, que de un instante a otro asintió con aprobación y sonrió.

—Eres valiente. Me agradas. —En su instante de desconcierto abrió la jaula—. Deberías subir a comer. Sanji cocina delicioso.

Con eso dicho se fue tarareando hacia la cubierta.

**

En los siguientes días, los piratas de sombrero de paja habían decidido llevarlos a la isla más cercana. En el transcurso del tiempo Hancock había observado a Luffy con especial atención. Era ... bastante particular, jamás había escuchado de un capitán pirata que fue tan permisivo con sus subordinados, que les dejara golpearlo, parecían amigos de toda la vida, casi hermanos.

Cuando uno de esos días lo siguió y observo a corta distancia como pescaba, Luffy le dio una mirada de reconocimiento y le sonrió.

—Hey, ¿quieres pescar conmigo?

¿Una pregunta trampa? ¿Segundas intenciones?

A pesar de las dudas, Hancock se acercó a paso lento. Sentía curiosidad por Luffy. Él no la apresuro y fue sorprendentemente paciente mientras tarareaba y miraba su dirección.

Cuando finalmente llego, Luffy palmeo un lugar a su costado y sonrió cuando ella se sentó.

Hancock trago saliva, sus manos sudaban. ¿No estaban demasiado cerca?

Luffy hizo que agarre la caña de pescar y le platico de los diferentes peces que había atrapado y cuál era su sabor, en muchas de esas explicaciones Luffy babeo con el recuerdo de comidas del pasado. En cambio, Hancock lo miraba con extrañeza y rara fascinación. No por sus palabras, sino por la forma en que se expresaba y era en general, tan distinto a todo lo que había conocido hasta ahora. En algún momento él se detuvo unos momentos.

—Ah, cierto. Yo soy Monkey D Luffy.

Los ojos de Hancock mostraron un destello de diversión. Por su puesto, jamás se habían presentado de verdad, Hancock solo sabía su nombre por escucharlo de sus nakamas.

—Boa Hancock —dijo casi en un murmullo.

—Hamock

Ella frunció el ceño levemente.

—Hancock.

—Hancock.

Sus mejillas se sonrojaron. Su nombre en sus labios, sonaba realmente bien.

¡Sorpresa! Apuesto a que no esperaban verme tan pronto

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¡Sorpresa! Apuesto a que no esperaban verme tan pronto. 😎

Que puedo decir, me inspire. 👀

Dude un poco en poner esto porque quisiera hacer una historia mas larga. Talvez podrían tomarlo como una adelanto por  si me animo a publicar una versión mas completa en un futuro. Me gustaría mucho hacerlo, la verdad.

Espero que les haya gustado. Lo escribí hace apenas unas horas, así que no estoy segura de la calidad de escritura. 😔

Hasta la próxima, babes. 💃💞

Una, otra y otra vez.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora