Curiosidad; Byson

Cosas Extrañas

Curiosidad era la palabra más acertada para explicar cuál había sido la razón que llevó a que alguien tan sereno como Will Byers terminará conociendo a una persona como Eddie Munson.

No tenía nada que ver con que el chico estuviese secretamente enamorado de él ni nada por el estilo. Más bien, estar enamorado y no ser correspondido fue una de las tantas cosas que lo atrajeron a buscarlo en primer lugar después de haber escuchado accidentalmente en el baño de la escuela su nombre y a qué tipo de negocios ilícitos se dedicaba.

Eddie era un dealer, y Will estaba intrigado como cualquier chico de quince años que tenía problemas lidiando con sus emociones y había aprendido de sus alrededores y de su propio hermano que las drogas eran una solución.

Por supuesto, una idiotez como esa no era propia de él. Menos cuando pasó tantos años en una escuela que se había encargado de decirle a todos sus estudiantes a través de aburridas y eternas exposiciones de la gravedad de usarlas, especialmente en éste año que aquel mercado pareció elevarse y más de una ocasión descubrieron a los estudiantes más prolíficos que tenían consumiéndolas.

Will, al igual que como cualquier futuro adicto hubiera dicho, consideraba que sólo era curiosidad.

Sólo conocía la parte "buena" de estas, como que supuestamente te hacen olvidarte de tus problemas y te hacían sentirte tan bien que ningún otro sentimiento se le comparaba a menos que fueras un feliz y exitoso millonario que acababa de descubrir que tenía toda su vida resuelta y nunca más volvería a estar deprimido por nada ni una sola vez.

El chico no tenía éxito, ni dinero, ni felicidad y según él, tampoco tenía una vida por la cuál valiera la pena seguir viviendo.

Haciendo una corta lista de las cosas que le habían jodido la vida—como el asunto del Upside Down, su enamoramiento de Mike, el distanciamiento de sus amigos y ahora su familia—, se sentía como que había tocado fondo y no existía nadie ni nada que pudiera salvarlo.

Nada que no fuera eso.

Tímidamente, Will se quedó mirando a ambos extraños mientras conversaban sin discreción respecto a encontrarse con Eddie para que le vendiera un par de cosas interesantes que le iban a dar el mejor fin de semana de su vida, y, aparentemente uno de ellos qué estaba igual o peor de nervioso que él era un nerd más que siempre veía en la feria de Ciencias. No le sorprendió descubrir que fuera un consumidor porque siempre tenía una ansiedad incontrolable y algunas veces lo veía correr por los pasillos como un loco.

Por el otro lado, el contrario que se le quedó mirando con recelo parecía ser un amigo directo del supuesto dealer mismo y se puso en posición amenazadora cuando le preguntó sí estaba buscando algo o iba ir a delatarlos.

Antes de responder cuáles eran sus intenciones, Will trató de pensar muy bien a último minuto sí realmente valía la pena hacerse esto a sí mismo cuando ya tenía demasiado encima. Al final, no encontró nada que le diera coraje de detenerse y continuar soportando su deprimente vida llena de pesadillas, alucinaciones y soledad.

Le dijo que también quería conocer a Eddie y que le diera algo bueno. El tipo le sonrió al ver que no tendría que romperle los dientes por su silencio, y antes de poder hablar en serio sobre qué trataba todo esto, le hizo un par de pruebas para poder saber sí podía confiar en él. El otro nerd atribuyó diciendo que podía confirmar que Will Byers se veía muy jodido a simple vista y no sería raro que se metiera en esto tarde o temprano.

Cruel, pero al final fue gracias a eso que terminó saliendo del sanitario con una aprobación y con una cita para encontrarse con Munson durante el receso para que lo juzgará él mismo y le dijera que era lo que necesitaba. Era un proceso extraño, pero considerando que este último año parecía ser el año de las sustancias ilícitas, no se sorprendió que fueran sumamente cuidadosos con sus asuntos. Aunque la conversación en el baño fue un desliz arriesgado.