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Ella no sabia lo que le pasaba, su cuerpo ardia, el aire escaseaba a su al rededor, sus manos recorrian su cuerpo desnudo y cerraba los ojos al sentir su mano tocar esa parte tan sesible que estaba humeda y no entendia porque pero no le desagradaba el tacto. Un bello hombre se acerco a ella y ella tan hipnotizada por esa sensacion y la mirada de ese apuesto hombre que la miraba como si la venerara, presiono un poco mas la mano en esa zona y dejo salir un leve jadeo de su boca, mordiendo sus labios. El hombre, que ya habia visto esa perfecta desnudez previamente pero nunca tocó, se atrevio a hacerlo esta vez. Quitó sus ropajes y se acostó sobre la bella mujer que cada vez frotaba mas su mano en esa zona. Le retiró la mano de ese lugar y el muchacho, movido por el placer que le causaba ver a la mujer tan humeda, desnuda y vulnerable, agarro su miembro erecto y mientras se atrevia a probar sus labios, se introdujo dentro de ella. Entraba y salia, ella gemia en voz alta y el jadeaba de placer sientiendo a esa mujer tan estrecha. Sus labios no se separaban, se besaban, lamian y mordian dejando los labios de ambos del color de un rubí. Ella rodeaba su espalda con sus piernas sin querer que el hombre se separara de ella y el cumplia su propia promesa de darle placer a esa mujer hasta que quisiera mas y mas y su placer fuera solo para el. Al final ambos sintieron un fuerte placer llegando a la vez al climax y sintiendo como sus flujos se mezclaban. La mujer llevo la mano a esos fluidos, curiosa, y tras humeder sus dedos los probó ante la mirada de placer profundo del muchacho. Y esa situación y otras mas intensas se repitieron, siendo mejor cada una de ellas. La mujer al final entendia lo que pasaba y diose cuenta de porque la llamaban diosa de la belleza y la atraccion. Afrodita era su nombre.

Recortes Mitologicos DedicadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora