chapitre quatre: un point de vue différent.

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Capitulo cuatro: Un punto de vista diferente.

SAGITARIO.

Mis dedos se enterraron en su suave cabello oscuro. Hinqué mis uñas ligeramente sobre el cuero cabelludo y logré sacarle un pequeño suspiro que me hizo sonreír.

Hasta que habló.

—Tengo clases en diez minutos, y si no me apresuro voy a llegar tarde —dijo mientras se reincorporaba, quitando todo su peso sobre mi cuerpo, colocó ambos brazos a cada lado de mi cabeza. Me queje como un mocoso porque me encantaba sentir el peso de su cuerpo sobre el mío—. Y son con Cleri, si llego tarde, estoy muerto.

—Si me dejas aquí solo, también estarás muerto —dije lo que lo hizo rodear los ojos.

—Ah, veo un berrinche aproximándose —estiré mi mano y tomé su pezón entre mis dedos tirando de el con fuerza pero no la suficiente como para lastimarlo—. ¡Ay! ¡Carajo, eso duele!

—¿Ves? Así es como me siento cuando me abandonas —señalé a lo que él gruñó en desacuerdo, supongo.

No lo sé, no hablo en lenguaje hombre de las cavernas.

Tauro murmuró una maldición mientras se frotaba el pezón tratando de calmar el dolor. Sonriendo sostuve su rostro con ambas manos y tiré de él hacia abajo para chocar su boca contra la mía en un beso tranquilo, podíamos decir que en una recompensa por casi arrancarle el pezón. Que no iba a durar mucho porque una vez que lo tengo solo quiero más de él.

—Podría calmarlo con mi boca —negocié contra sus labios, podía sentirlo sonreír contra mi boca antes de darme un rápido pico y levantarse de la cama. La sábana cayó de su cuerpo sobre el mío, y dejé que mis ojos recorrieran su fuerte cuerpo.

Tauro no era un atleta, pero podría pasar por uno perfectamente. Había un bronceado natural en su piel, producto de salir a correr todas las mañanas, que resaltaba los lunares oscuros salpicados sobre su ancho pecho y hombros. Lunares que adoraba besar.

—No, a ver si me muerdes —me reí a carcajadas porque mi chico era inteligente y me conocía mejor que nadie.

—No te quejabas de eso anoche —contraataque.

—Eso es porque estaba seguro de que no intentabas arrancarme los pezones del cuerpo, hoy... —negó con su cabeza. Tomó la camisa blanca del uniforme y comenzó a abotonar los botones—... no estoy tan seguro.

Todavía completamente desnudo, porque no había ni una gota de vergüenza en mi sistema, me arrodillé en el borde de su cama y tiré de sus caderas para acercarlo a mí. Me sonrió agradecido y dejó que mis dedos siguieran el trabajo con los botones mientras él me observaba atentamente. Miré hacia arriba, hacia sus ojos oscuros, por debajo de mis gruesas pestañas oscuras. Estaba usando mi mejor mirada inocente de ojos grandes y azules de bebé porque había un pensamiento dando vueltas por mi cabeza desde ayer, que me estaba molestando, y que necesitaba sacarlo, así que pregunté.

—¿Cómo te sentiste al ver al hermano menor de Alec aquí? —ugh, detestaba lo pequeña e insegura que sonaba mi voz dejando en evidencia cuánto me afectaba su respuesta. No me gustaba demostrarle a las personas que había cosas que me afectaban, y aunque sabía que Tauro nunca lo usaría en mi contra, todavía no me gustaba.

Tauro no respondió de inmediato, lo que solo alimentó más el pequeño y feo mostruo de inseguridad que normalmente me aseguraba de mantenerlo encerrado.

—Fue como ver a Alec el primer día que llegó. Quiero decir, una versión más jóven de él, pero muy diferentes todavía. No parecía asustado o perdido, solo... aturdido.

Internado Roux [Zodiaco/BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora