CORONA DE CRISTO

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Luzu estaba más que cansado, llevaba un mes planeando como poder llamar la atención de su querido Quackity, pero aquel chico simplemente era muy tonto como para darse cuenta de sus intenciones, a eso sumado que creía que otro era su destinado y no él.
Se levantó de su cama y se alistó para ir a la escuela, hoy pondría en práctica su última idea, posiblemente la más simple y rápida, pero también la más difícil, decirle la verdad a Quackity e intentar empezar su relación.
Antes de salir de su casa observo aquella lista de tres reglas para los que veían sus hilos, arranco la hoja de papel de donde estaba pegada con enojo, se había aprendido todas esas absurdas reglas apenas vio su hilo y sin embargo ninguna le había ayudado a acercarse a Quackity, tiro las reglas en su bote de basura y se dispuso a salir de su departamento para llegar a la escuela.
En el camino iba pensando en lo lindo que era su amado Quackity, con esas lindas mejillas y pequeñas pequitas de su cara, sus encantadores ojos y ese pelo negro con un perfecto olor a fresa y chicle, casi podía olerlo al respirar y abrió los ojos viéndolo a lo lejos en la entrada de la escuela, sonrío al verlo levantar el brazo saludándole, pero no respondió con la misma acción, solo se hizo a un lado evitando ser empujado por un grupo de chicos que corrían hasta su pequeño de gorro.
Y su sonrisa no duro mucho, cuando pudo ver como ese molesto Sapo Peta abrazaba a su niño por los hombros causando un sonrojo en este y caminaban así juntos, como si fueran pareja, apretó los puños sintiendo en su estómago un gran vacío y la sangre calentarse, quería ir y apartarlos, pero no podía, debía mantener las apariencias, su Quackity se lo había pedido y él no quería romper la promesa que le hizo.
Entro al plantel y se dirigió a su lugar, justo detrás de Quackity para poder estar cerca de él sin levantar sospechas, además que podían hablar sin ser molestados. Así paso el rato, Luzu contando los pequeños cabellos que apenas le salían en la nuca y entre notitas de papel, pequeñas sonrisas y toques discretos, las clases de Luzu terminaron y por fin podría salir a preparar todo para su preciado amigo.

Se despidió de Quackity tocando suavemente su hombro, sabía que este tenía más clases todavía, pero no se preocupaba, confiaba en que este llegaría a tiempo a su departamento y por fin podrían hablar sobre aquello que pasaba entre ellos.

Llego a la salida, metido en sus pensamientos intentaba planear la forma perfecta de hacer que Quackity cayera enamorado así como él lo estaba, y como si la vida lo hubiera escuchado y se pusiera de su lado, a lo lejos pudo ver a quien más necesitaba.

L: ¡Sapo Peta! -gritó y corrió hasta el otro muchacho que estaba pasos más lejos-

Sapo Peta en cambio, se detuvo en cuanto escucho aquella ronca voz y volteó para su encuentro con el muchacho de sudadera negra, hace tiempo no había podido hablar con él y aclarar muchos malentendidos, tal vez si hablaba con él por fin podrían ser amigos de nuevo.

SP: Hola Luzu, me sorprende que estés hablándome luego de tu sabes, pero estoy un poco ocupado ahora, si quieres podemos hablar mañana
Y con eso dicho, al no recibir una respuesta Sapo Peta se dispuso a marcharse, hasta que sintió una mano en su brazo que le impedía seguir avanzando, se rindió sin pensarlo mucho, así que presto atención a lo que le diría Luzu.

L: Lo siento Sapo Peta, pero esta vez necesito decirte algo demasiado importante, ven conmigo, por favor, prometo no tardar más de 20 minutos.Y de nuevo el sentimiento de culpa le invadió al ver aquella cara llena de ojeras y ojos llenos tristeza, tal vez fue por eso que solo asintió y se dejó llevar por el contrario sin cuestionar mucho cuando este lo empezó a llevar por un camino desolado, sin saber que nadie les había visto irse juntos.

Sapo Peta no se extraño cuando llego a una pequeña cabaña apartada del pueblo y cerca del pequeño bosque que se asomaba, mucho menos se sorprendió cuando unos cálidos labios se pegaron a los suyos en cuanto cruzo la puerta de la choza.

Se dejó guiar hasta lo que conocía era la cocina, pero en cuanto el contrario detuvo sus manos que intentaban explorar el cuerpo contrario, abrió los ojos y se sorprendió al encontrar la mesa puesta con toda su comida favorita.

Con normalidad empezaron a comer, en un silencio bastante cómodo para los dos, en especial para el de piel canela, la comida le sabía delicioso, aunque tal vez el castaño frente a él se había pasado de sal.

Cuan equivocado había estado Sapo Peta, quien se dio cuenta de su error en cuanto de su boca comenzó a salir sangre, dejó caer los cubiertos y miró con terror al castaño frente a él, notando aquellos ojos carmesí brillar con una temerosa frialdad.

L: Alguna vez te ame Sapo Peta, pero cuando vi mi hilo y luego te vi riendo con Quackity y pude ver como su hilo se conectaba al mío, supe que él debía ser mío, pero se veía más feliz contigo y luego mi pequeño sol creyó que su destino eras tú, verdaderamente absurdo.

Con la fuerza que le quedaba, el musculoso chico intento correr y alejarse del otro, temblando de miedo cada que escuchaba más cerca la estrepitosa risa de Luzu.

L: Sapo Peta, esto es lo que ganaste por intentar alejar de mi lado a Quackity, una luna no brilla sin el sol y una inservible estrella no se interpondrá en la relación que tienen estos dos astros.

Y eso fue lo último que pudo escuchar Sapo Peta antes de marcharse.

[...]

Después de dejar los restos del cuerpo en el sótano, recogió la mesa mientras tarareaba una romántica canción, con normalidad salió a regar sus bonitas plantas corona de cristo, acariciando con cuidado aquella que tiraba un cremoso líquido blanco de uno de sus tallos, se sentía mal por el destino que les esperaba, pero todo debía ser acorde a su plan.

Prendió una vela y empezó a rezar a aquellos dioses que lo habían estado ayudando a cumplir con sus objetivos, escuchando de nuevo aquellas voces en su cabeza y se dispuso a salir de aquel lugar.

[...]

Luzu se encontraba en su departamento cocinando por fin la cena para él y Quackity, esperaba que a su chiquillo no le hiciera daño comer la carne que había elegido, metió todo al horno para que terminará de cocinarse y se puso a arreglar la mesa, poniendo unos bonitos claveles blancos y rojos en el hermoso florero del centro.

Se sentó en la sala intentando desenredar su cabello un poco húmedo por su reciente baño y prendió la tele poniéndole en las noticias solo para que hicieran ruido de fondo mientras Quackity llegaba, hasta que una noticia con imágenes de la cabaña a la orilla del bosque quemándose apareció frente a él.

Por un momento se sintió en pánico, aunque los dioses de su cabeza le repetían que había hecho todo a la perfección y nadie se daría cuenta de lo que habían hecho, fue el timbre de su casa lo que lo trajo de regreso.

Se miró en el espejo que estaba en una de las paredes al lado de la puerta e intento arreglar su imagen, mientras apagaba la tele ignorando lo que estaban pasando en las noticias en el momento que mencionaron que absolutamente todo se había reducido a cenizas y el caso había sido inmediatamente descartado como un incendio accidental al no encontrar rastro de alguna víctima o intento de ocultar evidencia.

Luzu abrió la puerta y puso mejor sonrisa para el chiquillo bonito y brillante frente a él. - Quackity por favor pasa, ¿vino a dejarte tu mamá? - se hizo a un lado para que el más joven pudiera pasar y se asomó para ver si había algún carro cerca.

- En realidad mi mamá no sabe que vine, se supone que estoy castigado, tu sabes, luego de que me escapé con Sapo Peta hace dos días

Luzu solo asintió mientras cerraba la puerta y le ponía seguro, claro que sabía de lo que hablaba Quackity esa era la razón principal por la que había elaborado todo su plan, temía perder a su amado niño, eso no pensaba permitirlo.

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⏰ Última actualización: Jan 13, 2023 ⏰

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