Capítulo 1.

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—Aquí vamos. —Murmuré para mí misma orgullosa de que mis sueños comenzaban a tomar forma ante mis ojos.

Bajé del avión y el viento frío fue lo primero en recibirme, por lo que me acomodé bien el abrigo. El cielo estaba muy bonito, el aire tenía un olor diferente al de mi pais, olía a un nuevo y brillante comienzo para mí.

Al pasar por migración, varios interrogatorios, uno que otros test físicos por temas de seguridad y revisiones, finalmente me dieron la bienvenida oficial al país y me dejaron salir.

Nora, bienvenida a Canadá, confío en mí, será increíble.

A los lejos entre el montón de personas que esperaban sus familiares, allegados, conocidos e incluso jefes, pude ver como una pequeña chica alzaba emocionada una pequeña hoja en blanco con mi nombre escrito, la reconocí a los pocos segundos, era Sofie mi nueva compañera de apartamento. Le sonreí igual de emocionada y la abracé al llegar hasta donde está.

—¡Bienvenida! —Dijo en un lindo acento canadiense. —Eres más alta. Nos divertiremos mucho.

No pude decir nada más, por lo que volví a abrazarla, me sentía bien, su energía era tan contagiosa e inmediatamente supe que nos llevaríamos bien.

—Gracias. —Le agradezco al alejarnos, su cabeza no pasaba de mis hombros y era tan delgada que sentía que le rompería los huesos. —Y tú eres hermosa, incluso más hermosa que tus fotos.

—Sí, eso ya lo sé. —Hizo un tierno gesto de arrogancia mientras tiraba algunos mechones de su cabello hacia atrás. —Ahora, esta linda chica te llevará a tu nueva casa.

Sin más tomó una de mis maletas y con su mano izquierda se colgó de mi antebrazo guiándome hasta las afueras del aeropuerto, había un montón de autos afuera, varios buses al igual que personas caminando de aquí para allá por todo el lugar.

El camino al departamento de Sofie nos tomó casi una hora, en mayor parte por el tráfico. El vecindario donde estaba ubicado era lindo, pero un poco ruidoso ya que se encontraba en la avenida principal y cerca de universidad, por lo que la mayor parte del bullicio provenía de los automóviles. Quitándole esto, no podía a negar lo hermoso y delicado que lucía el departamento, era de cuatro habitaciones, entre ellas la sala que conectaba con la cocina, dos dormitorios y el baño compartido.

—Esta es tu habitación. —dijo Sofie al abrir la puerta dejando a la vista el que sería mi nuevo dormitorio.

La habitación estaba pitando de blanco, el tocador, la cama, las puertas del armario y escritorio eran del mismo color que las paredes, todo se veía tan limpio y ordenado, a pesar de que no había nada más que lo antes mencionado.

—Puedes decorarla a tu gusto, aunque no pareces ser de las que le gusta lo extravagante. —Comentó Sofie entrando a la habitación y sentándose sobre el colchón. En cierto punto tenía razón, no me gustaba lo llamativo por lo que pensaba dejar ese hermoso blanco en las paredes. —Aquí tienes una copia de todas las llaves de la casa, incluyendo mi habitación, yo también las tengo, es por seguridad y en casos de emergencias.

Asentí con la cabeza mientras dejaba las maletas en una esquina para comenzar inmediatamente a desempacarlas, lo siguiente que hice fue ordenar mis cosas, no eran muchas, pero si lo suficientemente necesario para mi viaje.

Cuando todas mis prendas estaban dobladas y organizadas Sofie se ofreció para acompañarme a la cafetería donde estaría trabajando a partir del próximo Lunes. Estaba realmente ansiosa por verla en persona, cuando estaba en mi país solamente llegué a ver unas que otras fotos y videos, pero recientemente la remodelaron por lo que no estaba muy del todo familiarizada con ella.

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⏰ Última actualización: Mar 07, 2023 ⏰

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