La pedí por favor que saliera, se abrió la puerta y apareció una niña con una melena cortita que le llegaba poco más abajo de los hombros, delgadita y alta, con ojos marrones, guapísima.
Yo estaba llorando y no podía parar, yo había pasado todo eso, hasta que llegó un día Paula en un taxi. Me recordó a ese oscuro pasado que había tenido y no podía parar, necesitaba ayudar a esa chica. La abrazé, tan fuerte como nunca lo había hecho y lloramos en un mar de lágrimas las dos, sin poder parar. Quedamos esa misma tarde en Callao, y nos fuimos cada una a su clase.
Cuando llegué, tenía los ojos rojos así que los chicos empezaron a preguntarme qué me pasaba y les dije que a las 19:00 quedábamos en Callao, ese día no fui a casa porque no quería hablar con ellos hasta que no conocieran a Alba, necesitaba hablar con ella así que la esperé a la salida y fuimos juntas a su casa.
La conté por el camino que yo en mi pueblo había pasado por eso y todo porque me gusta el rock y el fútbol, solo me juntaba con David y los demás me llamaban bollera, siniestra y demás cosas y se reían de mí. David también paso por algo así, aunque no tanto, solo por juntarse conmigo. Estuvimos hablando y a ella también le gustaba al fútbol así que seguimos así todo el camino.
Nos caímos muy bien, me fui a un Domino's Pizza a comer, luego nos veríamos.
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