Era una noche fría y solitaria en la montaña flower fruit Mountain, el hogar del conocido monkey king un héroe que tras largos siglos de entrenamientos y batallas se volvió leyenda, ahora en la actualidad es el maestro de monkey kid pero eso es otra historia.El gran sabito estaba en la sala sentado en su sillón con una cara que decía lo aburrido que estaba, presionaba el control mientras se centraba en el televisor probablemente buscando algo de su interés
- vaya esto es tan interesante - aquella voz, tan conocida y tan detestable para los oídos del mono de piedra el cual en seguida se enderezó buscando al dueño de la voz por todas las esquinas del lugar
- oye se que eres un cobarde pero esto ya es algo bajo para alguien como tú, no lo crees? - el sabito sonrió, no se iba a dejar ver intimidado su orgullo no se lo permitiría aunque sus palabras fueron suficientes para demostrarle a aquella sombra su notable desagrado por su presencia, aunque estás estubieran dirigidas para lastimar su orgullo, así que salió de su escondite considerando que así sería mejor para molestar al rey y también para hacer lo que ahora era insoportable de tolerar
- dime, porque tan miserable monkey king - camino hacia el nombrado dejando ver el destello morado de sus pupilas las cuales miraban atentas los movimientos de su ex compañero
- debería preguntarte lo mismo - se cruzó de brazos mientras miraba a su oponente a los ojos de forma desconfiada, apesar de todo lo ocurrido con LBD y el echo de ahora estar en el mismo bando no le daba la suficiente seguridad sobre el - que haces aqui no tienes otra cosa que hacer además de joderme
- ja, que comes que adivinas wukong - se giro dándole la espalda moviendo su cola de forma perezosa de un lado al otro - pero vine aqui por algo más
El sabito se desconcertó con las palabras del guerrero - algo más? - si, ahora estaba curioso por ese algo y bueno como ha de decir el dicho la curiosidad mató al gato
- dime wukong, cuál es la labor de un rey? - se convirtió en una sombra y se mezclo con la oscuridad que habitaba en las esquinas, pero esto no fue notado por el sabito quien pensaba la pregunta que se le dió
- pues, Servir a su gente... ¿no? - la pregunta era demasiado sospechosa y más en esa situación así que su respuesta no fue la más segura
- si tienes razón - rozo su mano con la cola del dorado y este de la impresión se iba a poner a la defensiva hasta que lo derribaron contra la madera vieja y fría que antes estaba en sus pies - entonces complace a este humilde guerrero que vino hasta tu reino y se presentó ante ti después de tantos años .
Sus garras se clavaron en las muñecas del sabito, sus rostros estaban tan cerca que las respiraciones de ambos eran perceptibles a cada uno de sus sentidos auditivos mientras que con su cadera presionaba la del rey para negarle tener mucho movimiento
- ¡oye quítate de encima!- grito, no le gustaba sentirse acorralado de esa manera, iba a empujarlo pero la sombra lo sorprendió besándole bruscamente pegándole su cabeza al piso -Mmm!~
A los pocos segundos sintió como la lengua del guerrero se deslizó en su labio inferior dejándolo liso gracias a la humedad pidiendo de forma suave la entrada a su boca, la mente del sabito no sabía cómo reaccionar pero su cuerpo le jugó una mala pasada y le dió de forma rápida la entrada a su boca.
Las lenguas deslizándose en un Vaivén de forma suave, el sabito solo cerro los ojos mientras que se dejaba llevar por el guerrero quien había tomado el control hace un momento, al momento de separarse ambas lenguas dejaron una fina línea de saliva la cual se rompió por la falta de estabilidad y cayó en el mento de el rey.