Era un día como cualquiera, me llamo Mauro, soy un chico homosexual de 14 años que gusta de la música y su exigente pero entretenido colegio.
Un día estaba viendo que hacer en el recreo cuando un amigo... lo nombraremos como Oza, Oza es un chico muy serio que casi nunca está haciendo algo más que estar con su celular (aún no se cómo es sue soy su amigo). Oza estaba viendome raro pues cubría mis brazos demasiado, no me sacaba las mangas, las estiraba, etc, me empezó a insistir para que le diga que me pasaba.
-¿Qué te está pasando?, te veo muy raro, ¿estás bien?dijo Oza mientras intentaba ver más de cerca mis brazos
Yo sin muchos animos le contesté-Estoy bien, solo algo nervioso por la evaluación de matemáticas,¿lo de polinomios no te parece complicado?
Oza respondió con frialdad - Mauro, ya hemos hablado de esto,¿lo hiciste de nuevo, verdad cagón de mierda?
Con un nudo en la garganta le respondí -Serrá el **lo imbecil, no lo hice de nuevo, solo estoy nervioso
El sin creerme me dijo -aja si, dejame ver tus brazos entonces
Estaba sudando, pues tenía algo importante debajo de esas mangas algo manchadas, decidí que haría todo lo posible para que no viera mi secreto, con una actitud muy imprudente lo ignoré dirigiéndome a la biblioteca de mi colegio, el me seguía sin dejar de repetirme que le muestre mis brazos, cuando llegué a ese no tan callado lugar, el seguía con lo que le muestre mis brazos, me estaba poniendo nervioso, pues sabía que le contaría a mi mejor amiga llama Tona, mi mejor amiga del mundo, (ella se enojaba conmigo cada vez que me infligía algún tipo de daño ya saben, cortarse con hojas de Gillette, sacapuntas, trinchetas o quemarme golpearme, cosas así una vez dejó de hablarme por muchos días cuando lo hice por última vez) tras discutir un rato más salí al patio, pues quería perderlo de vista, al cabo de unos pocos minutos me encontró, estaba muy enojado, agarró mi mano y me dijo
- ¿¡Crees que puedes escapar de mi, imbecil!?¡Pués más facil será poder ver la sombra del viento!
Yo estaba muy asustado pues nunca se había puesto así de violento. Algunos compañeros nos quedaron viendo. Cuando no respondí a sus preguntas intenté escapar, pero no podía, me apretaba la muñeca demasiado fuerte como para que yo pudiera hacer cualquier cosa. Por instinto, saqué la navaja que tenía en un bolsillo y le dije:
-¡Soltame o te apuñalo estúpido!
Cuando estaba a punto de hacerlo tocó el timbre que indicaba que teníamos que volver al aula, en ese momento nos separamos y me dijo:
-¡Cuando terminen las clases vos y yo hablaremos muy seriamente sobre esto, pelotudo!
Yo con pocas ganas acepté.
Subiendo las escaleras sentía escuchar a alguien a mis espaldas susurrar
-~che, parece que el puto se cortó de nuevo, cuantos cortes crees que se hizo?~
-~no lo se pero que imbecil que es~
Sentí la necesidad de gritarles (-Cierren el tuje ustedes no tiene ni uns maldita idea de lo que en realidad pasó, chismosos de mierda), pero me contuve, ya que habían varios profesores cerca