—Entonces... ¿Él te vio caerte por las escaleras?–Me pregunta Alba a través de la videollamada.
—Siii–Digo asintiendo.
—¿Y te dio el móvil?
—Siiii
—Jo, pues que majo. Yo me hubiera reído.–Levanto un poco una ceja.–Pero te hubiera ayudado, claramente.
—Que buena amiga eres, Alba.–Digo sonriéndole falsamente.
—¡Oye! Que es verdad, Chloe, te ha ayudado. Es majo. No te sientas mal por haberte tropezado delante de él.–Dice mientras se hace el eyeliner. Jo, envidio como le sale tan bien.
—Pero...
—Y lo de clase... Tia, una casualidad que os mirarais al mismo tiempo. ¿Tienes ojos, no?
—A ver, si, pero...
—¿Pero?–Me mira. Ya ha acabado de hacerse el otro ojo. Le ha quedado genial.
—A ver si se va a pensar que me ha gustado, Alba.
—Chloe, es el primer día de clase, y créeme, los chicos no se dan cuenta de esas cosas.
—¿Lo dices por...
—Si, por Lucas.–Contesta sabiendo por quien iba a preguntar. Lucas y ella se conocieron en el viaje de fin de curso de cuarto de la eso.
—¿Como vais?–Le pregunto mientras dibujo una flor rosa en una hoja de libreta.
—Bueno...–Hace una pausa.–Chloecita, me tengo que ir. Ya hablamos.–Dice sonriéndome.
—Vale. Te quiero Albita.
Alba me sonríe por última vez antes de colgar. Termino de pintar mi flor y me pongo las deportivas y una sudadera gris. Son las ocho y media de la tarde. Puedo ir a dar un paseo de media hora.
Salgo de casa con los auriculares y el móvil en la mano y bajo la calle. Paso por delante del parque, que esta un poco oscuro, y me pongo el auricular derecho.Cuando paso a la calle paralela del parque veo a alguien sentado en un banco a unos metros de distancia de mi.
—¿Chloe?
Me acerco unos pasos porque, creo reconocer la voz, pero no estoy segura. Hasta que le logro ver la cara. Y si, es Samu. Sentado solo y fumando en un banco.
—Hola Samuel.–Digo quedándome en frente de él.
—¿Que tal? ¿Cómo estás?–Me pregunta levantándose. Tira al suelo el cigarrillo y lo pisa.
—Bien, ¿Tú?
—No muy bien.–Me sonríe con una sonrisa torcida.
—¿Por? ¿Quieres hablar?
—No, que va. Gracias.
—De nada... Si necesitas hablar, estoy en la casa de al lado.–Le digo con una sonrisa un poco triste. Samuel empezó a gustar desde que lo vi en la piscina de la urbanización con sus amigos. Luego lo vi en el instituto, y mi yo de primero de la eso se hizo ilusiones tontas y empezó a creer en el destino y el horóscopo. Con perdón, pero que friki. Ahora no me gusta, pero tengo que admitir que algunas veces lo he visto a lo lejos saliendo de casa, o haciendo skate, o por la urbanización, y me ha seguido resultando atractivo. A ver, esque lo es. Es alto, dos años mayor, ojos verdes (super bonitos), pelo negro despeinado, hace skate...
—Tu como siempre, igual de agradable con las personas.
—Si, hasta con las que no se lo merecen.–Abro los ojos como platos al darme cuenta de que he dicho eso en voz alta. Él levanta una ceja.
—¿Tanto te gustaba?–Me pregunta acercándose a mi. Me pongo algo nerviosa por ese acercamiento.
—Perdón...–Digo por lo bajini.–Lo he dicho sin querer.
—Ajá...–Dice retrocediendo.–Bueno... Nos vemos, vecina.–Se despide pasando por mi lado, haciendo cierta énfasis en la última palabra. Y se va.
Me siento en el banco en el que él estaba sentado hace cinco minutos. He sonado algo borde. Pero era por el simple hecho de que cuando le dije hace unos tres años que me gustaba, y el me dijo que "no quería ninguna relación" me sentó súper mal. Y yo estaba siendo, aún así, amable con él.
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Estrellas de París
RomanceChloe, después de acabar la eso en un instituto de su pueblo, decide cambiar de aires y matricularse en otro centro. Chloe es nueva en su clase, y Marcos es un alumno que lleva prácticamente toda su vida en ese colegio. Durante el curso, Chloe tie...