𝐔𝐧𝐨

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Todo comenzó un 29 de febrero del 1917, un día muy soleado, pero con una brisa helada.

En ese entonces Leila vivía en Italia, en una casa apartada de la cuidad.

𝐋𝐞𝐢𝐥𝐚:

Hoy llegaba la nueva "criada" que mi padre compro hace unos meses.

Vino acompañada de una joven, morena, con cabellos rizados, con un largo mediano hasta los hombros algo que le sorprendió, por el hecho que todas las personas que color que había visto en mi vida tenían el pelo extremadamente corto, pero algo me llamo la atención sin duda, eran sus hermosos ojos verdes, los cuales me cautivaron desde un principio, no le pude sacar los ojos de encima en toda la mañana, me sentí rara, tenía una sensación extraña en mí estómago, no me molesta pero quería saber el porqué de esta sensación.

Mi madre me dijo que las acompañará hasta el cobertizo afuera en el patio.

Ese día afortunadamente mis padres se encontraban en casa, eso me puso raramente feliz, me había acostumbrado que estén de viaje por su trabajo.

Mi padre es dueño de una gran empresa petrolera la cual es bastante conocida, eso le ponía muy feliz, no era de esas personas que malgastaban el dinero en prostitutas o en alcohol, era un hombre el cual se dejaba manejar por su mujer, mi madre, era como su "mascota", se amaban muchísimo.

Se conocieron gracias a que el padre de mi madre los forzó a casarse, y ya con varios años de casados se enamoraron, producto de su amor nací yo.

Mis padres a pesar de todo siempre fueron buenos conmigo, nunca me faltó nada, solamente su presencia.

Mientras estábamos en la sala desayunando mi papá habló:

—Leila, querida, ve a ofrecerles unos colchones y mantas para que descansen bien, debieron tener un viaje largo. — lo dijo con una gran sonrisa en la cara.

Mi padre les daba un trato mejor a los que se consideraban en ese entonces como "criados o esclavos", los trataba como a una persona común y corriente, yo había sacado su amabilidad.

𝐍𝐚𝐫𝐫𝐚𝐝𝐨𝐫:

Leila sintiéndose nerviosa abrió la puerta del cobertizo y encontró a la hija de la criada acomodando la "habitación".

𝐋𝐞𝐢𝐥𝐚:

—Con permiso, me parece que quizás sería más cómodo unos colchones y unas cobijas...Si los necesitas los pue― lo dice con una risa nerviosa al escucha un —No— saliendo de boca de la joven morena.

Quería aparentar seguridad, pero me sentía tan nerviosa hablando al frente de la joven, era como si ella me hubiera hechizado o enamorado con sus hermosos ojos, sin importar que ella no me trataba de una forma cálida, si no muy bien fría y sin sentimientos.

Al pasar las semanas las sensaciones en mí estómago no se iban, cada vez que me cruzaba con ella, mi corazón latía tan rápido que pensé que me desmayaría. Lo más incómodo era verla y conectar las miradas, pero muy diferentes, la miraba con amabilidad y amor, pero ella seguía siendo fría.

No me importaba ella tan solo me parecía linda, nada más o porque me latía tan rápido el corazón o tenía esa rara sensación en mí estómago, no sabía que pasaba por mí mente.

Su madre era tan graciosa, amable y divertida, a lo cual me pregunta porque su hija era de esa forma conmigo.

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Gracias por leer el primer capítulo, espero que te guste. ☻


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⏰ Última actualización: Jan 02 ⏰

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