El Iluminado

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Mientras ocurrían estos sucesos en la ciudad de Londres, al otro lado del océano una extraña entrevista se hacía en la cadena NBC, en Nueva York, a un no menos extraño personaje. El individuo en cuestión era un joven de veintisiete años con el cabello castaño y los ojos de color grisáceo. Mark Shore, el experto y veterano presentador, le hacía una entrevista en profundidas y a conciencia, sin dejarse nada en el tintero.


   -Se hace usted llamar "El Iluminado"...


   -No, yo no me hago llamar así ni de ninguna otra forma, pero algunas personas me llaman así.


   -¿Le molesta que le llamen "El Iluminado"?


   -La verdad es que ni me gusta ni tampoco me disgusta. Me es indiferente.


   -¿Se considera usted un iluminado?


   -No, seguro que no lo soy.


   -¿Es usted creyente? ¿Tiene alguna religión?


   -No, no soy creyente. Soy agnóstico. 


   -Eso significa que usted ni cree ni deja de creer.


   -Sí, así es.


   -Tengo entendido que ha realizado usted varios milagros...


   -No, yo no he hecho ningún milagro. Yo no soy ni un curandero ni un místico.


   -Pues varias personas dicen que usted las curó.


   -No, yo no he curado a nadie. No tengo ese poder ni esa capacidad. En todo caso se habrán curado ellos mismos o lo habrá hecho la propia naturaleza.


   -¿Por mediación de usted o de Dios?


   -No, por mediación mía no. en cuanto a Dios, puede ser, pero ya le he dicho antes que yo no sé si existe.


   -Bueno, según mis informaciones un indigente ciego se curó gracias a usted.


   -¿No ha pensado que eso puede ser un fraude?


   -¿Es usted un fraude?


   -Yo no he dicho eso. Yo no soy ningún fraude, ni ningún místico, ni tampoco un iluminado como me llaman algunos. Soy una persona normal y corriente.


   -Mire, señor Walsh...


   -Puedes tutearme. Me llamo David.

CUANDO CAE LA OSCURIDAD SOBRE LONDRESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora