Él luce como un ángel.

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'Él luce como un ángel.'

Ambos lo pensaron. Fiodor lo vio como una especie de mártir, un ángel encadenado. Nikolai lo vio como un ángel guerrero (destructor, tal vez. Lucifer, quizá. Un ser divino que no dudaría en que arrasar con todo a su paso para que de la muerte surgiera paz).

La nieve caía y cubría las calles: los caminos, las banquetas, los edificios, los callejones solitarios. El silencio era el rey, un silencio que no era pesado, pero tampoco agradable. Un silencio de expectación, de observación, como aquel en el que se mira una obra trágica o una escena impactante.

Trágica e impactante, tal vez esas eran las mejores formas de decirlo. Los cuerpos alrededor de ambos se veían tranquilos, casi durmientes. La sangre que manchaba el suelo y las ropas desentonaba y molestaba a la vista, en especial en medio de la capa de nieve de un blanco puro en donde los cadáveres reposaban (eran como nubes, nubes de los cielos). Era el rojo intenso de la sangre lo que se veía extraño, sin duda, pero a la vez parte de: raro verlo en la ropa cara y delicada de aquellos hombres, pero normal en las ropas desgastadas y algo rotas que les pertenecían a los perpetradores.

Fiodor ladeó la cabeza. — Te alcanzaron a herir en el ojo.

Nikolai se llevó su mano hacia al rostro. Sus dedos terminaron manchados de sangre, pero era cálida; contrastaba tanto con el frio de la nieve que seguía cayendo, ignorando a todo el mundo. Calidez de vida. Seguía vivo. Qué lástima. — Un pequeño revés.

— Ya no buscas esconderte en tu capote.

Lo había notado. Nikolai no supo que decir; sus ojos se agrandaron con sorpresa y curiosidad.

— No... — Una pausa. Era la primera vez que alguien notaba que solía utilizar su capote para cubrirse (casi como si deseara pasar desapercibido a los ojos de los demás, del propio Dios, quizá. Las miradas, y las reglas estúpidas que cumplir, y los humanos con sus acciones que a veces no entendía; todo de alguna manera lo encadenaba a seguir siendo miserable. No lo dejaban en libertad. ¿También aquel desconocido habría notado que en su afán de desaparecer, había hecho desaparecer a los demás en su lugar? Aquellos hombres que vinieron a molestar, y a reírse, y golpear, y fanfarronear de poderes que ni ellos mismos entendían ni sabían que Nikolai también tenía). — Supongo que no.

— Tú no los mataste a todos, — Ahora Nikolai ladeó la cabeza. Fiodor observaba los cuerpos inertes de las personas con una expresión casi melancólica. — Yo asesiné a varios de los demás. Comparto tu crimen, si eso ayuda a tu dolor.

Cuando aquellos hombres empezaron a usar esos extraños poderes fue que Fiodor apareció. Él había sentido enojo por unos momentos (lo normal que era caminar y encontrarse con una escena así era casi irrisorio), luego, satisfacción: Habían sufrido una muerte instantánea.

— ¿Por qué? — preguntó Nikolai.

La pregunta no era un '¿por qué me ayudaste?', sino un '¿por qué los mataste?' (porque odio a todos que son como ellos, porque no deberían de existir, porque sólo es otra forma de amargura, porque es injusto).

Una sonrisa torcida. — Porque personas como ellas con habilidades tan antinaturales deberían de desparecer. Sólo siguen expandiendo sufrimiento.

Fiodor observó sus manos, manchadas de sangre. Un pensamiento. Un deseo. Un toque. Que fácil era. Si la vida era tan sencilla de arrebatar, ¿dónde quedaba su valor? Tener poderes que pudieran acabar con ella tan fácil era un pecado en sí.

'Él luce como un ángel.' Nikolai volvió a pensar. Un ángel que limpiaba todo lo malo, aunque eso significara ensuciarse. Un ángel que también odiaba su propia existencia. Poderoso y desdichado. Un ángel caído.

— ¿Nosotros también? — cuestionó.

Ahora, la sonrisa fue una amable. Cálida. Tan cálida como las lágrimas. — ¿No te gustaría a ti desaparecer?

Nikolai sujetó su mano con fuerza mientras le dedicaba una mirada que parecía hechizada y brillante. Una acción instantánea, sin pensar y echa sólo con sentimientos. 'No estoy solo,' gritaba, 'no contigo aquí'.

Fiodor abrió los ojos de la sorpresa. Podía sentir el corazón contrario latiendo con fuerza, aún con sólo con ese leve contacto. Badump, Badump, era como un ave que amenazaba con salir.

'Él luce como un ángel.' Fiodor volvió a pensar. El cabello blanco, el capote extrañamente blanco también, combinaban con la nieve. Blanco puro y divino. Y los ojos con un extraño anhelo de descanso y paz, pero también desesperación.

Nikolai notó que la mano de Fiodor era fría, pero la sangre en ella la hacía cálida. — ¿Quieres compartir mi capote?

Un ángel amable, quizá.

— ¿Caben dos personas en él?

— Caben, — Nikolai respondió.

Fiodor sonrió. "Supongo que nunca está de más compartir una capa en medio de la nieve."

Nikolai también sonrió.

'De verdad él luce como un ángel.'

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Él luce como un ángel [Fyolai/Fyogol] [Flufftober 2022]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora