- No puedo creer que vayamos a trabajar juntos en esto.
Seokjin y Nayeon se odian desde el año en que él entró a su secundaria.
Pero cuando el mejor amigo de Nayeon se hace novio de la hermana de Jin, ambos tienen que hacer a un lado sus diferenci...
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Tuve todo el fin de semana para reflexionar sobre lo ocurrido el viernes.
Llegué a la conclusión de que lo mejor era enfrentar todo con madurez, como las personas serias que éramos.
¿A quién quiero engañar?
Me aterraba pensar en las consecuencias que ese beso pudo haber causado. Es decir, no estaba segura ni siquiera de poder verlo a la cara al día siguiente cuando me lo topara en la escuela. Porque sí, ni siquiera se había molestado en enviarme un mensaje en todo el fin de semana.
No, no aceptaría frente a él el simple hecho de que quizá me había causado insomnio todo el fin de semana, de que quizá mi odio hacia él había disminuido en una extraña cantidad y de que quizá y sólo quizá ese beso había marcado un claro antes y después en mis sentimientos por él, que todas esas mariposas extraviadas hace años de repente habían decidido volver a aparecer. No, no lo haría sabiendo que muy probablemente ese beso no había significado nada para él.
Me apegaría al plan. Tenía que hacerlo; tenía que aferrarme a eso para no confrontar esas consecuencias y que, probablemente, terminara sólo burlándose de mí.
Estaba decidido, no tocaría ese tema por nada del mundo.
— Ten un bonito día, hija —mi madre se despidió de mí con un beso en la mejilla.
Bajé del auto aferrándome a las correas de mi mochila; estaba algo nerviosa, por supuesto. Incluso caminé hasta mi casillero casi deseando que nadie me notara.
— ¡Nayeon! Qué bueno que te encuentro —frente a mí apareció Jungkook.
— Dime, Kook, ¿para qué me buscabas? —guardé algunos libros, tratando de aparentar tranquilidad.
— Uhm, bueno. No te lo tomes a mal pero, creo que en estos momentos tú eres la más cuerda del grupo —se encogió de hombros con una sonrisa inocente—. Claro, a excepción de Jeongyeon pero no la encuentro por ningún lado.
Alcé una ceja, ofendida.
— ¿Cómo que en estos momentos?
— Sí. Ahora mismo me estoy arrepintiendo mucho de no haber ido a la fiesta del viernes —bufó—. Aunque, si soy sincero, el partido estuvo muy bueno —sonrió para sí mismo—; pero eso no es lo importante ahora.
— ¿Qué pasa, Kook? ¿Dónde están los demás? —me crucé de brazos.
— Jennie está demasiado rara, pareciera que se está escondiendo de alguien, realmente no lo sé, se encerró en el baño —hizo un ademán con la mano—. Mientras que a Taehyung apenas si lo he visto. Cuando llegué lo ví por un pasillo y, cuando quise saludarlo me dí cuenta que parecía no estar aquí mentalmente. Parecía un zombie.
Elevé mis cejas. Pobre Kookie, no comprendía lo que estaba pasando.
— También hay otra cosa extraña —volví mi atención a él—: no he visto a los hermanos Kim, o sea tú novio y la novia de Tae —me tensé ante esa mención—, por ningún lado. No aparecen —eso sí me extrañó.
