#𝗰𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 𝘂́𝗻𝗶𝗰𝗼

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—¡AH– AH– AH– AH–! —gritaba con pausas ya que su cuello era fuertemente apretado por el de gran altura— ¡Ahgg! —su garganta se carraspea por si sola gracias a la presión que impuso Hanma en ella— ¡De–ja —me!

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—¡AH– AH– AH– AH–! —gritaba con pausas ya que su cuello era fuertemente apretado por el de gran altura— ¡Ahgg! —su garganta se carraspea por si sola gracias a la presión que impuso Hanma en ella— ¡De–ja —me!

Sus manos mueven desesperadamente el cuello de Kisaki y al final lo libera de su tortura —Ni aguantas nada. —pronuncia dando una vueltica para sentarse en la silla de al lado, pero Tetta lo toma del brazo y lo obliga a acercarse. Todo pasó tan rápido que no entiende desde que momento sus labios se juntaron en un beso simple y sin chiste, pero no por eso deja de ser un beso.

Quien llevaba lentes sonríe triunfal, suelta las muñecas del chico de gran altura y este se sienta confundido y sonrojado —Yo...

—Tranquilo, no debes decir nada, consideralo como un pago por tus golpes. —Kisaki ya estaba un poquito harto de los golpes de Hanma, y es que quería pegarle todo el tiempo.

—¿Pago por mis golpes? Claro que no, yo ni siquiera te pego. —menciona sonriendo y golpeandolo en el vientre con un puño seco.

El menor se retuerce en su silla —¡Ou! S–si... Si lo haces. —el contrario se ríe de la desgracia de su amigo y momentos después sale corriendo ya que escucha sonidos viniendo del cuarto de su hermanito de dos años. Al entrar a la habitación, el pequeño ya estaba despierto.

—Hola bebé. —saluda al chiquillo y este solo sonríe mostrándole sus dientecitos, que no eran muchos. Lo carga y sin dejar de mirarlo o hacerle muecas, termina por sacarlo de la habitación y se dirige con él hasta la esquina en la que se sentó con Kisaki. Se supone que estaban haciendo tareas pero poco hablaron de ese tema, se pusieron a contarse sobre sus viajes, sus actividades favoritas, que no les gustaba hacer y otros temas— Mira a ese feo que está allá, ahí míralo, míralo Ryū.

—Hola enano. —Shuji acercó tanto al pequeño que él aprovechó para golpear en la cara al menor y aturdir la posición de sus lentes que estaban quietos— ...Ya no sé quién me odia más entre ustedes dos... —murmura indignado.

—Es que esa es la forma de demostrar amor de nosotros dos. Te enseñé bien, Ryū. —menciona con tono de burla y el chiquillo intenta bajarse de los brazos de su hermano, el tatuado lo deja en el suelo y este se puso a caminar por toda la casa. La recorría como si fuera muy grande, los adolecentes aprovecharon aquello para seguir investigando pero cuando su hermanito estaba pasando cerca de ellos, se resbaló y cayó al suelo acostado, empezando a llorar casi al instante.

El mayor casi saltó a socorrerlo, lo tomó en brazos con rapidez y le acostó la cabecita en su hombro sin dejar de acariciar su cabello —Ya mi amor, ya bebé ya. Shhh shhh shhh shhh. —hasta esos últimos sonidos tenían un ritmo denominado con antelación por las canciones infantiles que veía diariamente— Oye, terminamos eso después, ¿te parece? —pregunta sentándose en el sofá junto con Ryū, le limpia las lágrimas a este.

—Ah... bueno. —murmura, no tiene más nada que hacer y tampoco quiere llegar a su casa porque no hay nadie en ella. Hanma se sienta con su hermano y le pone sus caricaturas favoritas, él solo estaba pendiente que no volviera a golpearse.

amor inverosímil ; kisahanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora