MI ABUELA

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Llegué al instituto y me senté en mi sitio, atrás del todo, cómo siempre. Estaba en el bachillerato de letras, ya que me apasionaba la historia, aunque hubiera una parte que no sabías, o no a fondo. Las clases pasaron tranquilas, hasta después del recreo, cuando empezaron los problemas.

Al subir de nuevo a clase, en mi sitio, en medio de toda la mesa, estaba pintada la estrella de David de color azul, tachada con una gran cruz roja, y al lado en grande la palabra "JUDIA". Mire mal a Cedric y a sus amigas riéndose y con pintura en la ropa.

– Una bienvenida digna, de parte del hijo del próximo líder de Alemania–. Dicho esto, el rubio de ojos azules se echó a reír.

OS explico, el  padre de Cedric, Adolf, está metido en política, y quiere llegar a rehacer la Alemania nazi y su imperio, lo cual se podría hacer hoy en día, aunque no guste y haya inconvenientes de por medio. El problema es que hay mucha gente que lo apoya.

Volviendo al tema, por mi parte, no dije nada. Tan solo le eché una foto con el teléfono, y me senté en el suelo.

Al llegar la profesora de historia me preguntó por qué estaba sentada en dicho piso, a lo que señalé mi mesa y ella tuvo dos reacciones:, primero se asustó, y después mandó a Cedric y a los suyos a dirección o a Jefatura. Daba igual. Su padre pagaba para que no le hicieran nada, aunque siempre se va cuando lo mandan.

Después de clase llegué a casa. Atravesé el pasillo otra vez. Me fijé en de distinto color en la pared de nuevo. Lo analice un poco y después al salón. Mi abuela estaba dormida en su sillón. Mis padres estaban trabajando, así que solo sonreí levemente y la arropé. Puse los Simpson en la televisión y comí el arroz con pollo al curri que había hecho mamá. Me comí 2 platos. Más tarde lavé todo y limpié un poco la casa, para luego hacer los pocos deberes que tenía y estudiar.

A las dos horas, cuando me quedaba poco para acabar de estudiar, la abuela, que se llamaba Lena, me miró y sonrió. Me levanté y me acerqué a ella.

– Abuela....¿Cómo dormiste?–.

Un dato curioso de mi abuela es que nunca se ha dejado crecer el pelo, y siempre lleva un pañuelo en la cabeza. Le he preguntado varias veces, pero siempre es la misma respuesta.

– Con pesadillas mi niña...–. Me contestó.

Mi abuela tiene 93 años, pero no lo parece, si no fuera por qué hubo una serie de hechos el siglo pasado que la dejaron marcada de por vida emocionalmente, pero ni ella ni mis padres quieren decirme cuales fueron.

–¿Quieres un café?–. Le pregunté.

Ella soltó una leve carcajada.

– Sí por favor ... Ah! Si, tu madre y yo hemos hecho hoy un tarta de queso y chocolate–. Me guiñó un ojo.

Cómo alma que lleva el diablo me levanté corriendo para preparar la merienda.

Mientras preparo todo os contaré otras dos curiosidades de mi abuela:

La primera es que le tiene fobia, miedo, se horroriza increíblemente con los colores rojo o marrón. Por eso lo ocultamos, y por eso los muebles de mi casa son blancos, negros o crema, muy bonitos por cierto.

La segunda cosa es que llora, se agobia o incluso se proteje al escuchar al escuchar algún ruido fuerte o al ver un arma de la policía o el ejército en las noticias. Lo que más me intriga es que todo se debe a aquel hecho horrible.

Volví con mi abuela, con dos trozos grandes de tarta y dos cafés muy dulces, pues éramos muy golosas. Hablamos y reímos tranquilas, a la vez que jugábamos a algo, hasta la llegada de mis padres.

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⏰ Última actualización: Oct 20, 2022 ⏰

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