12.

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Lali me llevó a la exposición cursi dedicada a su amiga, ese pobre hombre estaba embrujado literalmente, tenia como 30 cuadros con siluetas y caras de ella, era muy talentoso, pero sentí un poco de lastima por él, claramente iba a tener que vender esas piezas a su futuro. La buena noticia es que volví a casa muy cansado, tanto que me pude dormir profundamente como lo hacía hace mucho.

—¿Cuándo te vas? —pregunté entrando a la cocina, Dua estaba tarareando una de sus canciones mientras lavaba la taza que usó para desayunar

—Estoy retrasada con unas sesiones del estudio y tengo otras reuniones con parte del equipo, igual me voy y vuelvo enseguida, ¿me quieres sacar? —preguntó y asentí con una sonrisa— te odio —dejó la taza limpia y me abrazó, me di cuenta inmediatamente que lo hizo con las manos mojadas y se secó con mi polera

—¿Como vas con la Japonesa? —pregunté— avanzaste o sigues siendo una inglesa aburrida

—Bien, pasamos mucho tiempo juntas —dijo con una sonrisa de quinceañera— nunca conocí a nadie tan lindo e interesante, todos mis varones y conquistas express han sido unos ridículos, ella simplemente es diferente, me siento muy inspirada por su persona, pero no sé... tampoco me quiero ilusionar ahora que voy de gira y es posible que no tenga tiempo para tener una vida personal

—Me duermo —cerré los ojos

—no des consejos de amor cuando pretendes llamar la atención de una mujer en una entrevista publicada por todo el mundo, lo que estás haciendo con Lali no es divertido, te vas a dar contra la pared —se cruzó de brazos, siempre me estaba regañando por algo diferente— ella es especial y te hace sentir diferente

—Que artista creativa ¿Cómo sabes tanto? —pregunté

—Simplemente lo sé, por el solo hecho de que te hayas puesto tan lindo para ir a "molestarla". Tú no haces esas cosas, vas directo al grano —me miró con una sonrisa— igual me da mucha ternura verte así como medio tontito por alguien

—Te voy a demostrar que estas equivocada —dije con seguridad

—No tienes nada que demostrarme a mí, no hagas payasadas. ¿Vamos a tomar un café de amiguitos juntos? —dijo con una sonrisa y su celular comenzó a sonar, me lo mostró y se trataba de Euge— querida, que tal? No, nada importante, bueno... me parece genial —dijo con una sonrisa— te veo ahí. Cambio de planes, almorzaré con mi Japo, lo siento tardaste demasiado en confirmar

—que basura —moví la cabeza y comenzó a reirse— anda, espero que tengas resultados divertidos antes de ir de gira o voy a divulgar que te enamoraste de ella. No quiero que termines escribiéndole canciones con el corazón roto

—Te odio ¿Ya te lo dije? —agregó— Escucha, estoy bien así o muy simple. Me voy a cambiar esta polera, es demasiado simple —se lo quitó ahí mismo y se fue de la cocina— Ella siempre está muy bien vestida —gritó desde el pasillo— necesito tu opinión, ¿puedes venir? —gritó nuevamente, era la hermana insoportable que no tuve— ¿Qué tal este vestido? —se lo puso encima

—Está perfecto si quieres ir a un matrimonio —dije burlándome

—¿y que me pongo? —comenzó a lanzar ropa para todos lados hasta me cayó una polera en la cabeza— este top y este jeans —se sacó toda la ropa y quedó en ropa interior; ese nivel de amistad teníamos— qué tal?

—Estas hermosa, no te maquilles demasiado. Escucha —la tomé de los hombros— si no avanza después de estas señales entonces déjala ir, tiene la cabeza en otro lado

—¿Sabes algo que yo no? —preguntó y negué con una sonrisa, me dio un beso en la mejilla— te amo, me tengo que ir o llego tarde

Exageró como siempre y se fue corriendo, comí algo solo y volví a la cama  un rato, no me sentía del todo bien, tal vez tenía que ver a mi médico nuevamente, pensé mientras sentía que un gigante me estaba pisando el pecho. Como tenía que trabajar decidí drogarme para salir de la cama era lo único que hasta el momento me mantenía de pie y oficialmente había perdido la cuenta de cuentos días llevaba en esto, era una mala señal.

ENREDAOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora