Mi cuerpo se mueve a causa del extenso camino de piedras. Esta mañana partimos en dirección a Vrakeoweth, los Reyes decidieron cruzar la frontera por agua ya el viaje en tierra llega a durar dos días.
Al llegar a casa hace tres noches empecé a confeccionar los vestidos contando con ayuda de Jara y Edhorn. Les hable del viaje el cual tomaron por peligro, así que ambos estuvieron dispuestos a viajar por si ocurre algún imprevisto. Están ocultos bajo un hechizo, sólo podrán ser vistos por personas que ellos deseen; por lo que el guardia con quien comparto carruaje no nota la presencia de los elfos.
Cuando llegamos a la frontera de Attledosa tres carruajes esperaban por nosotros. Uno comparte los Reyes, seguidos de sus padres y al final invitados extras. Lagunas se reflejan al costado del camino, en ellas se encuentran pequeñas criaturas conocidas en los libros como hadas, están esparciendo una especie de polvo oscuro al agua. Dirijo mi vista hacia el rostro de Jara que refleja una gran fascinación por lo que observa, durante todo el viaje acechó hasta las cosas más insignificantes, al contrario de Adhorn, su rostro es inexpresivo; como ver algo que aprecias continuamente.
Una hora más tarde los carruajes dejan su andar indicando que hemos llegado. Permito que el guardia baje para hacerlo yo seguida de los elfos.
Impresionante.
Mi vista recorre el palacio real, es de gran tamaño y su estructura es de piedras en tonalidades oscuras, árboles inmensos hacen el papel de murallas que separan al palacio del exterior, en la corona de estos se encuentran luces amarillas que brillan con baja intensidad. No soy la única hipnotizada por la vista ya que al voltear todos miran expectantes hacia el lugar. El sonido de unos galopes interrumpe nuestra visión.
Un grupo se aproxima hasta quedar a una corta distancia de nuestro sitio, todos ellos empiezan a desmontar de sus caballos. Uno de los hombres con alta estatura se acerca hasta quedar al frente haciendo permanecer un paso atrás a los guardias que lo acompañan.
- ¡Bienvenidos!
Siento un poco de altivez en su tono.
-Gracias por su inesperada invitación.
Draco, el padre de los reyes Hera y Zadkiel, se acerca un poco para realizar una reverencia. Todos siguen su ejemplo, incluyéndome.
-Nos esperan dentro, avancemos- Realiza un gesto con su brazo indicando que sigamos su paso.
Lo anterior muestra que es el Rey de Vrakeoweth. Mi vista se posa en él sin vagar, sus ojos son de un celeste intenso. Diría que es novedoso hallar a alguien con aquel color de iris, pero Adhorn cuenta con unos similares. Su oscuro cabello cae en capas hasta sus hombros ocultando parte de sus orejas de puntas finas, la posición de estas es más arriba de las de cualquier humano, puedo percibir que es una clase de hechizo.
Aparto mi mirada para centrarme en el camino hasta el palacio. No es de sorprender, el interior es asombroso, multitud de sirvientes van y vienen con un tipo de uniforme blanco.
-Supongo que estarán cansados. Se le asignará un ayudante para mostrarle sus habitaciones- señala un grupo de sirvientes que se acercan a él- El baile se realizará en el salón principal del palacio. descansen hasta entonces, tenemos mucho por socializar.
Se va.
Hombre de pocas palabras.
-Que insolente.
- ¿Esperabas alguna clase de reverencia, Draco? Estamos en el norte- El rey Rowan juzga la queja de su tío.
Una de las reglas impuesta a seguir de mi parte es no tener interacción alguna con los hombres del imperio. Etena sugirió la idea para permitirme el paso constante al palacio, dijo que evitaría cualquier mal entendido. Esa es la razón por la hasta hoy he ignorado completamente la presencia de los Reyes sin cometer faltas de respeto.
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El silencio de un secreto
RandomLa vida de Hebe Seymor cambiará al aceptar un viaje hacia el Reino enemigo del imperio en el que habita. Cada día se verá envuelta en un sin número de situaciones llenas de secretos por parte de la familia real. Siendo solo una confeccionista se ve...