Todo esto es....

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¿Oye, que tal si hacemos galletas?

Vemos a una pareja conformada por un ventrexiano y un chico rubio. Se veian tranquilos viendo la televisión. A pesar de que estaban pasando comerciales, a ellos no les importaba. Ya que sentían el calor del otro el cual hacia que su corazón se sintiera genial.

Ese sentimiento de ser amado por alguien siempre es asombroso.

Avocato empezó a cambiar de canal, deteniéndose en uno el cual mostraba una película de terror. A Gary no le gusto demasiado, y se fue un poco molesto.

El mayor sabe perfectamente que el rubio no le gusta para nada el género de terror en general. Esta no es la primera, ni segunda y ni tercera vez que sucede.

Avocato se percató rápidamente, apagó el televisor y se fue rápidamente hacia su pareja.

—Lo lamento, olvide por completo— Avocato iba a abrazar al rubio cuando notó de que este estaba temblando un poco.

El sentimiento de terror le recuerda a aquella vez en la que sus padres habían peleado cuando el era un niño. Y en un momento de irá, la madre asesino a su padre, enfrente de los ojos del chico. Estaba aterrado el ver a su padre con el cuello roto y restos de vidrio clavado en su ojo.

Temia de que el era el siguiente, se quedo parado, estaba paralizado. Su madre agarro sus cosas y se fue, no sin antes de decirle unas últimas palabras.

—No me busques, y si lo haces, terminarás como el desgraciado de tu padre—

Y se fue de la casa.

Ya en el presente, Gary estaba sollozando un poco en el pecho de su pareja, amaba demasiado a su padre, y lo sigue haciendo. Tenía demasiado miedo de su madre. Ese sentimiento de pérdida y terror quedaron atascados en la mente del chico. Y parecía que nunca se iría.

Avocato sabía qué hacer para calmarlo. En las veces que el la cagaba, también las arreglaba.

Rayos, no tenemos azúcar...

Rápidamente llevo al rubio al balcón del apartamento, su hogar estaba bien decorado, y su balcón era algo hermoso, con un banco cómodo, algunas flores y luces para que en la noche se viera espectacular.

Se sentaron y Avocato acosto a Gary en su regazo. Empezó a acariciar su cabello mientras ambos miraban el atardecer. Para así empezar con la noche.

—Entiendo que le tienes miedo a tu madre, ella estaba peleando con tu padre y resolvió el dilema de la peor forma. Ella no te va a buscar de ninguna forma.— Trataba de hacer entrar en razón al rubio para así madurar esa historia y pasar de página.

—Se que estás triste por la pérdida de tu padre, pero por lo que me mencionastes varias veces. El nunca quería que su único hijo se rindiera ante la vida por una pérdida. De hecho, el quería ver cómo seguías adelante más fuerte y seguro como nunca antes.—

Tenía razón, aunque para la mente de un niño sería completamente traumante, actualmente ha podido llevar bien ese recuerdo, gracias a Hue, quien lo ayudo a tener un hogar, y rellenar el espacio vacío con cierto sentimiento paternal con Gary.

De Quinn quien lo ayudo a que no le afecte a su fantástica personalidad para así poder hacer buenos amigos.

Su psicólogo quien le dio consejos para poder llevar ese problema a algo menos traumante y que fuera la primera persona quién el rubio se desahogo por todos sus problemas que lo trajo después de la muerte de su padre.

Y claramente Avocato, su primera pareja y también primera relación duradera. Aunque tuvo algunos bajos, igualmente pudieron perdonarse y madurar.

Gary se levantó para así darle un tierno beso al mayor, el cual fue correspondido.

El chico se sentía amado, el sentir los labios de su novio y el como el rodeaba sus manos en su cintura le hacía sentir genial y protegido.

Esa misma noche, ellos tuvieron sexo, les encantó demasiado y se divirtieron.

Oye, encontré este paquete de azúcar aquí en la nevera, GENIAL, las galletas se salvaron.

Al día siguiente, Gary estaba aburrido, ya había terminado su trabajo y llego temprano a su casa. Avocato no trabajaba en ese día. El resto del día parecía ser eterno...

—Gary, ¿Quieres hacer galletas?— Propuso el ventrexiano, hacía mucho tiempo que no hacían galletas o repostería juntos.

Gary asintió emocionado, para así dirigirse a la cocina.

Al pasar por el umbral de la puerta, tuvo una sensación extraña, como un sabor rancio en su boca, parecía que ya vivió este momento una vez.

—Hmm?— El mayor estaba completamente confundido. No sabía el porque Gary se quedó así de raro en la puerta.

Tocó su hombro para así preguntarle al rubio si estaba bien, haciendo que Gary saliera de sus pensamientos y le respondiera que si esta bien, que se estaba acordándose de algo, claramente mentira.

Estas galletas saben bien, que bueno que encontraste ese paquete de azúcar, si no desperdiciarla el día haciendo galletas que no valen para nada la pena.

La preparación estuvo bien, alguno que otra broma ligera con los ingredientes.

Mientras esperaban a que las galletas se hornearan, estaban jugueteando con el otro de forma coqueta.

Al sonar una alarma, sacaron la bandeja de galletas, después de que se enfriaran un poco. Llegó el momento de la verdad, el probarlas.

—Wow, no perdimos el toque!!— Gary estaba fascinado por su sabor, podía mejorarse con más chispas de chocolate, pero se le acabaron en la preparación.

Rápidamente abrazo a su novo para así robarle un beso. Fue una linda tarde para la pareja gay.

Galletas DulcesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora