hide & seek Ꮺ hyunmin

29

El coche ya está a la orilla del camino, Hyunjin nuevamente me deja entrar primero. Silenciosamente nos hundimos de nuevo en los asientos, la aurora de color rosa sigue flotando alrededor de nuestras cabezas.

—¿A dónde vamos ahora?— respiro suavemente, con miedo de arruinar la delicadeza persistente en el ambiente. —¿Tengo que adivinar?

La noche anticipada habita en la ciudad, las luces brillan contra el cielo oscuro.

Hyunjin tararea, diciendo. —La playa.

—¿Tan tarde?— me río. La oscuridad ya está empapando el aire, todos los faroles están iluminados. —¿Qué negocios turbios estás planeando?— muevo mis cejas.

—Nada, lo juro— se ríe entre dientes.

Alcanza el asiento delantero, agarra más de una bolsa con un delicioso aroma flotando. El automóvil va constantemente abajo de la carretera, combinado con las luces verdes y rojas que se arrastran sobre nosotros, creando una atmósfera de fascinación tan preciosa como el jardín de rosas de antes. Dejamos nuestras mochilas en el coche y nos bajamos.

La playa está desprovista de gente, una fresca brisa nocturna pasa por delante de nosotros. Las olas ruedan pacíficamente hacia la orilla, dejando rastros de humedad en su camino. Observo las ondulaciones de la superficie bajo la luz de la luna, las respiraciones casi inaudibles de Hyunjin son un complemento perfecto de la marea.

—¿Deberíamos sentarnos aquí?— asiento con la cabeza en respuesta, sentándome con él en la arena. Saca las cajas de comida y las abro con cuidado. Un olor familiar impregna el aire fresco y salado, trayendo buenos recuerdos. Esta es la comida que tuvimos en el Coffee Cojjee, esa vez cuando nos encontramos por accidente. A los dos nos gustó mucho la comida de Han.

He comido tanto hoy... Sin embargo, tarareo de alegría, abriéndolo con entusiasmo para que Hyunjin lo vea. Él sonríe, abriendo el suyo y fácilmente engullendo el huevo de encima.

El silencio gira a través de nosotros, sólo la llamada del océano rebosa en nuestros oídos. Saca su chaqueta y me cubre con ella, disculpándose cuando sus dedos tocan mis hombros.

—Gracias— murmuro mirándolo. —Hyunjin... No tienes que decir lo siento por tocarme, no distorsionaré tus intenciones.

Es triste que tenga que ser tan cauteloso, como si yo estuviera disgustado, sabiendo que le gusta un chico y piense que puedo mal interpretarlo.

—Está bien. Gracias— responde en voz baja. La mitad de mi mente me habla y me dice que le diga que no debería darme las gracias, sería un monstruo si lo rechazara solo porque le gusta un chico, pero me quedo callado. Nos sentamos así, sorbiendo nuestros fideos y yo dándole algo de mi carne.

Hyunjin me ha llevado a ver tantas cosas encantadoras hoy. Le debo tanto. Mucho, desde el momento en que lo conocí.

—Desearía que este día nunca terminara— tarareo entre bocados.

Él mira hacia arriba, con sus labios curvándose. —Yo también— suspira, mirando hacia el cielo nocturno estrellado.

—Se siente como si estuviéramos viajando. Realmente se siente tan liberador, se siente tan bien— explico a través de mordiscos. —Como si estuviéramos lejos, lejos de la escuela en un viaje por carretera— me giro hacia él, radiante. —Gracias, Hyunjin. Supongo que esto es lo que significa la pasión por los viajes.

—Estoy feliz de que te hayas divertido—responde, contento.

Dejo a un lado mi comida, bastante hinchado a pesar de que he terminado solo la mitad de ella. Hyunjin frunce el ceño con preocupación y lo tranquilizo acariciando mi vientre, recostándome contra la arena fría. Él come hasta el último de sus fideos, mirándome fijamente y decidido se reclina hacia atrás.