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— Te lo volveré a preguntar, pedazo de mierda

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— Te lo volveré a preguntar, pedazo de mierda....

Pequeñas gotas de sangre escurrían por las paredes de aquel almacenamiento viejo en medio de la nada.

Un buen lugar para torturar a alguien sin la preocupación de que escuchen ese escándalo.

El castaño se acercó a él y volvió a proporcionarle un golpe fuerte en la nariz del hombre atado en la silla. Escucho un leve crujido, señal de que la nariz del contrario se fracturó pero no le importaba mucho, si fuera por él, fracturaría sus huesos uno por uno pero no era momento para eso, lo necesitaba vivo para obtener información, luego de eso podría matarlo.

— No te diré nada.... Maldito —finalmente el hombre argumentó una palabra, lo que enojó a Hanseok porque no era la respuesta que esperaba.

Los demás presentes simplemente negaron en sus adentros... Ellos eran testigos de lo macabro y peligroso que era su jefe, un joven con problemas de ira y agresivo.

— ¿No dirás nada? Okey.

Hanseok se dio la vuelta y caminó hasta desaparecer en la oscuridad de un pasillo. El hombre comenzó a sacudirse queriendo desatarse pero sus intentos fueron un fracaso, sabía que moriría por las manos de ese psicópata. Pero aún así, no abriría su boca y traicionaría a su jefe.

El silencio fue interrumpido por el sonido de algo que provenía de donde Hanseok se metió. Segundos después volvió al lugar en donde estaba, parándose enfrente del hombre atado y manteniendo ese semblante tan serio, muy característico de él.

Jang Hanseok, actual dueño de Babel, una de las empresas más importantes de Corea del Sur y reconocida a nivel mundial. Quien diría que detrás de esa fachada de hombre inteligente y apasionado por su trabajo, se escondía una persona con problemas de ira y diagnosticado con psicopatía a la edad de tan solo 16 años.

— Realmente me estás acabando la paciencia, bueno, creo que podré conseguir información desde otra fuente así que ya no me servirás.

El sonido se volvió a escuchar detrás de él, movió su brazo derecho dejando a la vista un taladro que evidentemente ya había usado en otras ocasiones por las pequeñas marcas de sangre seca que tenía.

— Creo que no necesitarás un ojo.

El hombre atado comenzó a sacudirse y gritando por ayuda pero será en vano ya que nadie lo escuchará.

Hanseok cercando el taladro a su ojo izquierdo, con la ayuda de un presente, pudo mantener la cabeza firme del hombre evitando que se moviera y se entierre el taladro en otro lado lo cual también le parecía buena idea.

Sintió un dolor desgarrador con solo sentir el taladro instalándose poco a poco en su ojo. Trato de moverse pero fue un fracaso, el agarre en su cabeza era bastante fuerte impidiendo cualquier movimiento. Hanseok ignoró los gritos y lloriqueos de aquel hombre por lo cual aún con más rabia siguió enterrando por completo el taladro, terminando con la vida de aquel hombre.

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⏰ Última actualización: Jul 13 ⏰

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adrenaline ; jang han seokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora