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-¡FELICIDADES!- grito emocionada abriendo la puerta de la habitación de mi hermano.

-No grites Yai- me ruega él arrojándome la almohada a la cabeza.

-Levanta de la cama vago, tenemos muchos planes que hacer hoy- le digo tirándole de la cama suavemente.

-No quiero celebrar mi cumpleaños, solo hago 14 no tiene nada de especial- indica poniéndose en pie con mala gana.

-Y sólo se cumplen una vez en la vida, así que vístete, nos vamos a desayunar fuera- murmuro sonriente.

-Te quiero pero a veces eres demasiado persistente- responde sobándose los ojos.

-Sé porque estás así y como hermana mayor mi deber es ayudarte- le aseguro saliendo del cuarto.

~     ~

Me desperté sobresaltada por el sueño y me quedé unos minutos en la cama recuperando el aire, otra vez ese horrible día en mi cabeza, es como una tortura constante.

-¿Otra vez?- pregunta Stella mirándome desde su cama en la otra punta de la pequeña habitación.

-Sí- afirmo levantándome.

El suelo de madera estaba congelado, el frío empezaba a inundar el pequeño piso de estudiantes en el que vivíamos mis 3 compañeros y yo, y en donde la calefacción llevaba estropeada desde hace meses. Era mediados de octubre, el otoño había sido caluroso pero el tiempo había cambiado bruscamente y las lluvias se habían empezado a volver frecuentes en la zona de Sicilia acompañadas de un fuerte viento helado.

-Hace un día horrible- se queja mi amiga abriendo la cómoda en busca de ropa caliente.

-Seamos positivas Mancini, es viernes- le digo sonriendo y empiezo a vestirme con lo primero que alcanzo a coger del armario.

-Sí, pero hay clase y ayer se acabó el café- prosigue quejándose sin hacer caso omiso a mis palabras.

-Te compraré a la vuelta de la uni- contesto y aplaude contenta.

-Eres la mejor Yai- dice sonriendo.

-Lo sé, lo sé- susurro para mi misma.

En el piso convivíamos con otros dos chicos, uno de nuestra edad llamado Marco Russo y otro un año mayor llamado Alessandro Conte que ya está en cuarto año de carrera. Me mudé al piso recién cumplidos los 19, cuando conseguí plaza en la Universidad de Catania, para estudiar Farmacia y desde entonces ya han pasado casi 2 años y estoy en tercero de carrera. Yo no soy de Italia como el resto de mis amigos, soy estadounidense nacida en Washington D.C y criada en Chicago hasta los 17 que me mudé a Nueva York para estudiar en Columbia, una de las mejores universidades de Estados Unidos.

-Buenos días- saludo a mis compañeros abriendo la nevera en busca de fruta fresca.

-Buenos días Ricci- responden los dos hombres del piso al unísono.

-¿Cómo ha amanecido la chica más guapa de la isla?- pregunta Marco bromeando.

-Oye- protesta Stella frunciendo el ceño.

-Las dos chicas más guapas de la isla- le corrige Alessandro.

-Yo bien- digo yo cogiendo una manzana verde- ella con el pie izquierdo, como casi todas las mañanas- concluyo riéndome.

-¿Iréis a la fiesta de Dante Lombardo?- cuestiona mi amiga interesada mirándoles a los dos.

-Supongo que sí, aunque sea un imbécil sus fiestas siempre son las mejores- aclara Russo cogiendo las llaves de su coche.

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