1.

3.4K 377 134
                                    

Yeonjun podría jurar que habían pasado días.

No, mentía, semanas. Falso, se corregía, eran meses. Meses desde que no echaba un polvo que lo hiciera sentir bien, pleno, como si su vida no tuviera preocupaciones al día siguiente.

Intentó todas las maneras, todas las formas. Lo intentó con todos sus amantes, con todas las personas con las que alguna vez había jodido.
No resultó en nada. Su polla solo se corría por compromiso.

Con mujeres, con hombres; con completos desconocidos. Desde posiciones raras y peligrosas, hasta con personas de dudosa procedencia.

Yeonjun lo había intentado todo. Desde conectar su ser interior, hasta drogarse. Nada servía. Yeonjun podía sentir que moriría si no se sentía satisfecho pronto. La vena que atravesaba su frente podría estallar en cualquier momento de solo pensar en su maldito problema.

¿Qué le sucedía? ¿Se había descompuesto alguna parte importante de su cuerpo? Vueltas y vueltas sobre el mismo tema. No quería hablarlo con nadie, porque, mierda, no querría decirle a nadie que tenía un problema a la hora de coger.

Coger era tan sencillo como disfrutar y ya, él lo sabía. Pero, sorpresa para él, ya no lo era. Y no lo sería, aparentemente. Si las cosas seguían al ritmo en el que estaban, entonces, probablemente, jamás sentiría de nuevo que podría correrse de felicidad. De euforia, quizás. Yeonjun siquiera lo recordaba.

Sentado en medio de su habitual mesa en la cafetería. Miró alrededor, chicas bonitas con senos prominentes, perfectamente, hace un tiempo, se hubiese sentido gratamente atraído por ellas. Era como un adolescente hormonal, se sentía duro con solo ver, porque era demasiado visual para sí mismo. Luego, estaban todos esos chicos de aspecto atractivo, pasando por las puertas de la cafetería a primera hora de la mañana en busca de un café.

Ellos venían por un café, y él, en busca de conseguir soluciones para su más no reciente problema. Estaba empezando a pagar factura, se estaba volviendo loco de estrés. Masajeó su frente, era demasiado temprano para estarse estresando.

Bien podría olvidar el tema y vivir una vida sin sexo. Igual, no moriría por ello. Nadie había muerto aún por no tener sexo en su vida.

Aún, pensó raciamente.

Entonces, lo que consideraba su última salvación, atravesó la puerta de la cafetería. En su caminata hasta la mesa de Yeonjun, un bonito mesero le dejó su café.

Yeonjun le guiñó un ojo, intentando lucir sugerente. El chico le sonrió inocentemente, quizás no queriendo corresponder la sugerencia de Yeonjun.

Triste, tan bonito que era.

De todas formas, estaba seguro de que un simple chico bonito no solucionaría sus problemas.

O quizás sí.

—Buenos días.

Yeonjun dejó su vista del bonito chico sin nombre para dejarla caer sobre su amigo.

—¡Soobin!—el nombre salió más fuerte de lo que debió salir, la multitud volteó a mirarlos rápidamente, con mirada fruncida, como si un solo ruido en la pacífica cafetería hubiese dañado toda su mañana.

Yeonjun se disculpó con la mirada, mientras regresaba su vista de vuelta a su amigo.

Soobin tomó asiento en la silla de al frente, mirando a Yeonjun.

Le sonrió amablemente.

—¿Por qué has pedido que nos reunamos antes del trabajo?

Yeonjun tragó saliva. ¿Bien podrían hablar antes de otras cosas, no? Yeonjun no tenía prisas, miró alrededor una vez más. Las personas estaban en sus propios mundos, no estaban muy interesados a lo que el chico de la esquina podría decirle a su amigo.

no satisfaction ○ yeongyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora