Jeon Jungkook recibe cartas en su nuevo domicilio, sin remitente y mucha curiosidad de porqué las cartas llegan sólo en otoño decide esperar al siguiente con la esperanza de ver si algo cambiaba y grande es su sorpresa al conocer a Jung Hoseok y la...
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18 tener 18 nunca fue algo fácil, el inicio de una vida adulta, responsabilidades, estrés, deudas, soledad.
Jungkook se veía solo a esa edad, en una ciudad desconocida con gente que jamás había visto y sin algo claro para su futuro.
Y frío, realmente tenía frío cuando lo único que llevaba en otoño era una simple chompa muy gastada, el frío viento se colaba entre sus mangas haciéndolo tiritar.
Sentado en la estación de tren esperaba impaciente, alguien que amaba y que lamentablemente le había roto el corazón, pero aún así esperaba, una señal, una mirada, una aparición, un beso, algo que le hiciera ver que su sufrimiento era en vano, que esa persona volvería pero, pero no lo hizo aquel día, ni el siguiente, y el otoño paso de estación. Y espero tanto tiempo hasta que un día por fin volvió y él a brazos abiertos lo recibió.
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—Yoongi por favor— pidió Jungkook viendo como su hermano se alistaba para salir por tercera vez en la semana a ver a su supuesto secuestrador— Deja de ir, te va a demandar de acoso— hablo entre dientes.
Pero aún así su hermano no le hizo caso y salió de todos modos con su hermano molesto atrás suyo.
—No iré a recogerte a la comisaría donde las celdas son sucias y frías, no tendrás una buena comida e incluso hay bichos en las paredes— dijo por último esperando una reacción de su hermano pero lo único que escucho fue un sonido de indignación.
Su vecina que casualmente era la jefa de la comisaría tenía la mano en el pecho ofendida con una mirada juzgona.
—Vecino buenos dias, que falta de respeto, mis celdas están completamente limpias el personal de limpieza hace un trabajo excepcional— comento sería— Que tenga buen día, ten lindo día Yoongi— saludo cambiando de cara hacia el chico pálido.
Jungkook realmente quería meter la cabeza bajo la tierra al ver como la señora Shin se subía en su camioneta y se marchaba, muy decepcionado de su hermano bufo, su día de hermanos se veía arruinado al ver a su hermano cruzar el parque hacia la siguiente calle y perdiéndose entre la gente que caminaba por allí.
