Desquicio

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Ese idiota estaba observándome con su horrorosa cara de estreñido. Sus cejas estaban levemente arqueadas, lo que era signo de tranquilidad, quietud y desinterés. Sus ojos negros imperturbables y afilados como cuchillas ¡Realmente me irritaban! Tenía la mejilla puesta sobre la palma y la boca algo torcida por la posición. Siempre era igual. Con sus aires de superioridad y tan tedioso. Y lo peor, las chicas lo amaban por eso y yo, yo lo detestaba por eso. Pero neh, poco a poco comenzaba a acostumbrarme a él.

Enarqué una ceja mientras la otra se mantenía fruncida, fijé mis ojos azules en él con cierta determinación. Odiaba que me hiciera esas miraditas de desafío, o por lo menos así las tomaba yo. De pronto el timbre de salida me desconcertó, pues ni siquiera había tenido noción del correr del tiempo. El se levantó como si nada, dejándome una vez más con las palabras enterradas en lo profundo de mi garganta a punto de gritarle y al mismo tiempo, sin decir nada.

—Maldito idiota. Me queje de camino a casa, pateando una piedrita que se había colado en mi andar. —Siempre provocándome ¡Pero nunca animándose a nada! Cobarde. —Dije fastidiado.

Doblé en la esquina a la derecha, acomodándome la banda que llevaba usualmente en la frente, al mismo tiempo destensándome y diciéndome que ya era lo suficientemente grande y que este tipo de cosas no debían de importarme. Un pensamiento muy maduro quizás, y debía reconocerlo, eso no iba conmigo ¿A quien engañaba?

Pronto todas esas vacilaciones y rumos que paseaban sin cesar en mi cabeza se detuvieron y con ello, mi andar. Abrí hoscamente mis labios a la medida que mi presión arterial se desregulaba. Contrayendo mis cejas, avancé con entereza hacia las dos figuras planteadas al otro lado de la calle. Si muy despistado no era, tenía la seguridad que aquel par eran Sasuke y Sakura.

Por supuesto que no iba a dejar que aquel idiota se saliera con la suya ¡no señor! Ahora lo entendía. Siempre había estado provocándome porque sabía lo mucho que ella me gustaba.

—¡Hey! — les grité a pocos metros, alejado.

Sasuke dirigió con desgano la mirada hacia mí, con una ligera curva en sus labios. Con sorna. Estaba burlándose de mí.

Sakura se volteó con sorpresa. No estaba fingiendo, realmente se mostró sorprendida y lo que más había llamado mi atención, fue su evidente rubor y un extraño brillo en sus ojos, que evidenciaban que algo estaba pasando allí. Inmediatamente me planteé si debía preocuparme por la situación que estuviese pasando.

Pero Sasuke simplemente volvió la mirada hacia Sakura, ignorándome una vez más. Solo hizo darme más coraje. Entonces, por primera vez en mucho tiempo—si es que alguna vez lo hice—tomé distancia, dejando mis habituales impulsos innecesarios quizá y me mantuve a la escucha de ambos. Sin embargo, a pesar de mis inútiles intentos de aguzar mis sentidos, no logre escuchar nada más que un simple "lo siento" por parte de Sasuke, y seguido de eso Sakura echó a correr. Y fue entonces cuando por fin me deje llevar nuevamente por mis impulsos, dejando de lado mi lado racional que muchas veces —por no decir siempre—se escondía.

—¿Qué fue lo que le hiciste? —Vociferé, evidentemente molesto.

El me miró con cierto desdén.

—Nada que te importe. —Me contestó pasando de mí, como si yo no fuese nada ni nadie. Y la verdad era que ya me estaba hartando de eso, así que sin pensarlo más lo tomé fuertemente del brazo, deteniendo obligadamente su andar.

—¿Qué diablos pasa contigo? —Lo encaré, posicionando mi rostro ahora que lo pensaba, muy cerca. Pero el me esquivó la mirada. —¡No voltees, cobarde! Mírame cuando te hablo —aunque quise sonar firme, eso había parecido casi un ruego.

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⏰ Última actualización: Oct 24, 2022 ⏰

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