Capitulo 1

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 Era un sábado aparentemente tranquilo, el día era radiante, cálido, sin una sola nube en el cielo.

Apenas una brisa de verano en esa tarde, los pájaros cantaban, los niños jugaban, las familias se reunían, cierto grupo de adolescentes estaban hablando casi a los gritos y sus risas resonaban por todos lados.

Era simplemente un día tranquilo.

Salvo por un detalle o, mejor dicho, alguien. De un joven de más o menos 17 años que marchaba frente a todos robándose las miradas aplacando las voces.

Traía puesta una armadura brillante, de plata y oro acompañada de varias medallas de distintos colores y formas, más estas no eran como las de un soldado de esa época, se parecía bastante a las de cuentos de hadas o las pinturas de caballeros en los museos.

En su espalda llevaba un arco acompañada de su carjac que estaba repleta de flechas con puntas de diamante y en su costado izquierdo cargaba una espada, de una empuñadura color rojo sangre y en la punta tenía una rosa dorada expandiendo sus espinas a la funda de esta.

Muchos volteaban y comentaban entre ellos, se preguntaban si era para una obra o un evento de disfraces. El grupo de adolescentes fue el que más impacto tuvo al notar cierto parecido a cierto chico desaparecido, unos estaban grabando asombrados del traje y otros buscaban en internet tratando de confirmar lo que pensaban cambiando su cara a una completa de shock.

''No dijeron que ese loco lo había matado'' ''yo escuche que lo habían vendido a ese culto raro''

El caballero hizo caso omiso y sin titubear continuo su marcha aun cuando lo llamaban en repetidas ocasiones.

En su hombro derecho, medio escondido, lo acompañaba una pequeña criatura de vivos negros, que parecía estar nerviosa mientras saltaba y caminaba reclamándole en un idioma irreconocible para cualquier ser humano en la faz de la Tierra.

-Te estoy escuchando, no necesitas gritarme todo el tiempo- le respondió. La criatura era un eta ulo que no parecía detener su enfado, el camino parecía eterno y su discusión solo se prolongaba.

Más todo se acabó al parar en frente de una casa.

Esta era la única que tenía dos pisos de alto, con un balcón blanco que colgaban varias macetas de este, las paredes tenían pintadas varias constelaciones de estrellas y tiene un jardín delantero lleno de flores, ordenadas en semicírculos y en medio arbustos podados de diferentes formas. Las flores eran de azules, moradas y amarillas estas últimas destacando como si fueran pequeños soles.

En medio de todo estaba un caminito, adornado con rosas rojas y negras a sus lados, que llevaba a la puerta principal. Retomo su caminar observándola detalladamente mientras varios recuerdos se materializaban de cuando jugaba ahí y ayudo a colocar la mayoría de plantas. Miro los muros donde había pintado cuando apenas tenías 8 años.

No había cambiado en nada a su parecer, al llegar a la puerta empezó a dudar de si llamar o regresar por donde vino.

Su cabeza le comenzaba a jugaba malas bromas, creando escenarios horribles uno más terrible que el anterior, el respirar se le hacía cada vez más difícil mientras trataba de buscar más aire, pero sus pulmones no parecían cooperar, su vista empezó a nublarse. Estaba teniendo un ataque de ansiedad, sabía perfectamente que no iba a morir, solo era un sentimiento de presión.

Estaba ahí, frente a esa puerta, la que extraño por eones y no podía ni siquiera tocarlo.

Un tirón de oreja lo trajo a la realidad, observo en su hombro al responsable. Su acompañante le acaricio intentando calmarlo –Gra..cias- dijo entrecortado volviendo su vista al frente.

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⏰ Última actualización: Dec 02, 2022 ⏰

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