IV

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TERCERA PERSONA

Felix corrió asombrado a los brazos de su hermano.

— ¡Minho Hyung! — gimió, emocionado —. Te he extrañado tanto...

— Yo también, Lix.

El abrazo duró unos minutos más, transmitiendo todo el amor que se tenían y lo mucho que ambos habían estado esperando un momento así.

— Ahora, dime, ¿quién es él?

Todos los presentes voltearon a la izquierda del morocho, donde se encontraba un chico pelinegro, de estatura promedio y una sonrisa muy linda.

— Él es Jeongin — Minho sonrió.

— ¿Es tu novio, Minho? — preguntó su madre, quien miraba enternecida cómo su hijo mayor miraba a su acompañante.

— No, es mi amigo de aventuras. Nos conocimos en Dubai, fue mi traductor al inglés porque no se me da muy bien, me ayudó mucho en mi viaje por el mundo.

— Entonces es tu novio — habló su padre, con una sonrisa.

— No, papá, no es mi novio — volteó los ojos —. Se va a quedar aquí unos días en el cuarto de visitas porque su familia está en Japón. ¿Estaría bien?

Su madre asintió y su padre dijo un leve "sí". El rubio sonrió ante la idea de un nuevo amigo.

— ¿Lo puedo llevar? Sirve que nos conocemos. ¿Qué edad tienes? Yo 18, cumplo 19 el próximo año. ¿Te gustan los gatos? Minho tiene tres, los he cuidado por él estos años — hablaba rápido Felix mientras subía las escaleras con Jeongin.

— Eh — el pelinegro pensó en las respuestas a las preguntas que el rubio había articulado —. Tengo 19, soy sólo un año menor que Minho. Y si, me gustan los gatos — rió.

— Genial — abrió la puerta del cuarto de visitas, la cual crujió debido a la falta de uso —. Te cambiaré las sabanas y limpiaré un poco el polvo. No hemos usado esta habitación desde hace demasiado tiempo.

— Está bien, tranquilo. Gracias igualmente por dejarme estar aquí.

— Un gusto, Jeongin Hyung.

[. . .]

Felix había aceptado cuando su hermano ofreció llevarlo a la escuela.

Salió del auto y le pidió que lo acompañara hasta la puerta; quería presumir que su hermano había vuelto.

— Antes de que vayas, Minho — miró al mayor y esbozó una sonrisa —. Quiero que conozcas a el que hasta ahora ha sido el mejor amigo que he tenido — miró en dirección al castaño, quien venía caminando emocionado al ver a su amigo —. Él es Han Jisung — el mencionado miró al hermano del menor y le sonrió nerviosamente mientras saludaba con la mano.

— Hola, soy Minho, encantado de conocerte, Jisung — el mayor le extendió su mano.

— Hola... igualmente — estrechó su mano en un intento de ocultar el nerviosismo —. ¿Eres el hermano de Felix?

— Así que te ha hablado de mí — miró al menor y sonrió —. Sí, soy su hermano mayor.

— Gracias por traerme, Hyung. Tengo que ir a clases con Hannie, nos vemos después.

El mayor se despidió con un movimiento de cabeza y le sonrió a el castaño antes de voltearse e irse hacia su auto.

— Cuando dijiste que tenías un hermano, jamás imaginé que fuera tan perfecto...— habló la ardilla mientras veía a su ahora enamorado irse.

— Viene de familia, ¿que no me ves?

Pero Jisung ignoró el chiste de su amigo; el morocho realmente había sentido algo al ver al hermano del rubio, y no necesariamente emoción.

[. . .]

Han llegó a su casa y saludó a su madre, quien estaba atendiendo una llamada en su teléfono y sólo hizo un gesto con la mano a su hijo de que se fuera.

— Siempre lo mismo — susurró para sí.

La mamá del castaño era una mujer demasiado ocupada, fría y reservada, muy diferente a sus dos hijos, quienes eran cariñosos y simpáticos, aunque a simple vista parecían ser lo contrario.

Caminó a su habitación y se tiró en la cama. Quería salir con Felix a algún lado y olvidar su situación en casa, pero su amigo estaba en cita con su psicólogo y después tenía que ir a su casa para pasar más tiempo con su recién aparecido hermano.

Conectó su celular para que cargara y agarró su computador, quizá ver una serie lo pondría mejor.

Él en la escuela y él en su casa eran dos personas completamente diferentes realmente; en casa, era callado y serio, no sonreía porque no había razón para hacerlo, salvo si estaba su hermano. En la escuela era todo lo contrario, podías ver su sonrisa en cada momento que pasabas con él y siempre hablaba, a veces no sobre un tema en específico.

— Han, ya es hora de la cena. Baja o mamá se va a enojar, ya sabes que no le gusta que no comas.

Pero al final siempre volvía al mismo infierno.

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⏰ Última actualización: Dec 23, 2022 ⏰

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