Primera historia

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Érase una vez, hace muchos años, en Navapalos, un granjero llamado Jose Luis Noel iba paseando por la montaña cerca de su casa. A lo lejos vio un arbusto moverse, pensó que era un cazador y se asustó. Se preparó y se acercó a ver que era. Sorprendentemente, se encontró a un reno herido. Sintió lástima por él, así que decidió acogerlo en su granja. Lo cargó en su camioneta y se lo llevó.

Cuando llegaron el reno estaba desubicado. El granjero lo llevó a donde estaban sus nuevos compañeros y él sintió que lo miraban mal. Más tarde, él intentó integrarse para hacer amigos, pero no se sentía acogido por ellos. Pasaron los días y seguía sin tener compañía, los demás animales se metían con él por no ser un animal típico en una granja.

Un día se fijó en otro animal de la granja, era un jabalí, y estaba igual de solo que él. Se acercó a hablar con él y fue muy simpático con el reno. Él le pregunto como había llegado hasta allí y el jabalí le explicó su historia. Él era un animal salvaje que un día estaba de caza y se perdió, como no sabía a dónde ir, siguió recto y llegó hasta una granja. El dueño resultó ser muy agradable y le propuso entrar en la granja para tener una nueva vida. Él aceptó, pero los animales no querían ser sus amigos porque les daba miedo el jabalí, ya que era un animal salvaje. Nunca le habían aceptado y llevaba solo toda la vida. El reno era la única persona que se había interesado en su vida.

El reno se emocionó por su historia y los dos empezaron a preguntarse más cosas sobre sus vidas, los animales de la granja... Se hicieron muy amigos y poco a poco se hicieron más cercanos. Seguían sin tener más amigos ninguno de los dos, pero como se tenían el uno al otro les daba igual.

Pasaba el tiempo y el reno notaba que empezaba a sentir cosas hacia el jabalí. Le gustaba mucho pasar tiempo con él y se sentía muy a gusto a su lado. Creía que el jabalí sentía lo mismo, pero como no estaba seguro no quería confesárselo y quedar en ridículo.

Hubo un día en el que el reno comprendió que daba igual quedar mal, pero quería que el jabalí supiera lo que sentía. Así que decidió expresar sus sentimientos al jabalí y demostrarle lo que sentía por él.

– ¡Hola! ¿Cómo estás? –Dijo el reno–

– ¡Bien! ¿Tú?

– Igual, em, jabalí, esto... tengo algo que decirte.

– Dime.

– Llevo pensando un tiempo en esto, y creo que siento algo por ti.

– ¿Cómo que sientes algo por mí?

– Si, me siente muy cómodo a tu lado y me gusta pasar tiempo contigo. Me gusta.

El jabalí se quedó boquiabierto y no supo qué decir. Nadie le había confesado nunca eso y estaba asustado. Como no sabía como reaccionar, salió corriendo. Al reno eso le sentó muy mal y se puso a llorar, toda la granja le miraba, pero nadie hacía nada porque no le importaba.

No volvieron a verse durante unos días porque se sentían incómodos. Lo cierto es que el jabalí estuvo pensando en ese tiempo y también se sentía igual que el reno, le gustaba. Se sintió muy mal al ponerse en la piel del reno, a él también le habría afectado que hubiese salido corriendo. Comprendió que lo correcto era ir a hablar con él. Entonces fue, le dijo que lo sentía mucho y que a él también le gustaba. El reno se enrojeció, pero se puso muy contento.

Finalmente, se hicieron novios y estuvieron muy felices durante el resto de su vida en la granja. El resto de animales siguieron sin hacerles caso, y ahora todavía más porque veían muy raro que dos machos estuviesen juntos. A ellos dos les daba absolutamente igual porque ellos disfrutaban juntos.

FIN

Cuernos y colmillosWhere stories live. Discover now