Convenientemente herido
A pesar de que la nieve acumulada en los terrenos del castillo apenas sí le permitía moverse, Harry siguió corriendo con toda la fuerza de sus músculos que a cada paso luchaban por no hundirse demasiado en la fría nevada. Sentía que el alma se le iba del cuerpo ante la angustia y casi estaba seguro que las puertas del colegio se alejaban en lugar de acercarse.Eran las vacaciones de invierno, y tanto él como Ron y Hermione decidieron quedarse en Hogwarts esa temporada. Justo se encontraban dando un paseo por el lago cuando Dobby apareció dándoles la noticia: Fue un accidente en las mazmorras, algo salió mal en la realización de cierta poción y el Profesor Snape terminó malherido en la enfermería.
Lo único que la mente de Harry podía pensar era en Severus Snape, en rogar para que no le hubiera pasado nada grave. La guerra había terminado hacía unos meses, pero, aunque se esforzó por mejorar su relación con el Pocionista, nunca pudo lograrlo del todo. Ya no surgían enfrentamientos, pero parecía que a Snape no le interesaba pasar demasiado tiempo con él, cuando mucho lograba pláticas cortas antes de que el Profesor recordara tener algo urgente por hacer y se marchara de prisa.
Eso le dolía, pues muy a su pesar y sin saber cómo sucedió, de pronto ya todo su mundo giraba en torno al Profesor. Deseaba verlo a cada instante y se conformaba con aquellos escasos momentos en que intercambiaban breves conversaciones. Precisamente había sido el hecho de saber que Severus permanecería en Hogwarts el motivo para que Harry decidiera quedarse en el castillo, era la oportunidad para pasar tiempo a solas, y disfrutar todo lo posible de su compañía.
Resbaló al llegar a la puerta, pero ni así se detuvo, ni siquiera escuchaba los llamados de Ron y Hermione que corrían tras de él, ambos asombrados por la rapidez de su amigo, no recordaban haberlo visto tan veloz como en ese momento.
Cuando llegó a la enfermería, se detuvo un poco a recuperar el aliento. Vio a Madame Pomfrey revisando a alguien en la última cama de la enfermería. No había nadie más ahí y no le extrañó, ningún otro alumno se quedó, ni siquiera de Slytherin, y Dumbledore se encontraba lejos del castillo, nadie sabía cuándo regresaría. Ni siquiera la Profesora McGonagall desaprovechó la oportunidad de pasar unas vacaciones en un lugar cálido cuando supo que Snape se adjudicó la responsabilidad de mantenerse a cargo del castillo.
Caminó lentamente hacia la cama, su corazón se rebelaba a recuperar su ritmo habitual, y las piernas las sentía ahora muy pesadas, como si en ellas se alojara toda la sangre de su cuerpo.
— ¿Cómo está? —preguntó en voz baja a la enfermera sin dejar de mirar a Snape tendido sobre la cama con un vendaje en la cabeza. Dormía, o aparentemente eso hacía, quizá continuaba desmayado.
— Estará bien. —respondió Poppy terminando de acomodar las mantas del Profesor—. No hagas ruido y déjalo descansar, Potter.
— Pero... ¿no será necesario llevarlo a San Mungo?
— Por el momento no, esperaré a que despierte. Mientras me comunicaré con Dumbledore para que regrese.
Harry asintió, y mientras la enfermera se dirigía a su despacho, fue a sentarse del otro lado de la cama sin dejar de mirar el rostro pálido de Severus. En ese momento Ron y Hermione llegaron a la enfermería.
— ¿Qué le pasó? —quiso saber Hermione.— Lo sabremos cuando despierte, Madame Pomfrey dice que llamará a Dumbledore.
— Me parece lo más coherente. —confirmó Ron—. ¿Por qué mejor no volvemos a la torre?
Harry se tomó un par de segundos para mirar a Ron con el ceño fruncido, y de inmediato recostó su mentón en la cama para seguir admirando al hombre que le gustaba. Ron y Hermione suspiraron resignados.
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Convenientemente herido
FanfictionUn accidente, y es momento de que Harry se pregunte si es capaz de seguir siendo el niño bueno o tomar ventaja de la situación. Snarry