-Solo es un Sueño-

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Disclamer: Ni los personajes ni parte de la trama me pertenecen, solo escribo para divertirme.

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—Solo es un sueño—

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1.

¿Cuánto tiempo había pasado desde que Ladybug y Chat Noir habían aparecido por primera vez en París?

Desde aquella confrontación contra Corazón de Piedra, los episodios de akumatizaciones, la visión de los héroes luchando en los cielos contra villanos y el sonido de las alarmas avisando a los ciudadanos para que se ocultaran en sus casas, se habían sucedido de una manera tan habitual y repetitiva, que casi parecía mentira echar la vista atrás y descubrir que solo había pasado un año.

Un año.

Puede que algo más de un año.

Héroes, villanos, portadores de prodigios, Lepidóptero, Sombradóctero, y finalmente Monarca. Solo un año. Y lo cierto era que, en esencia, la vida de la mayoría de los parisinos no había cambiado tanto. Seguían haciendo las mismas cosas, viendo a las mismas personas.

La vida sigue y uno puede acostumbrarse a lo que sea.

A esas alturas, tras algo más de un año, no era nada extraño que Chat Noir, uno de los dos héroes de la ciudad, atravesara el inmenso ventanal de la mansión Agreste de madrugada. Porque Chat Noir era Adrien Agreste algo que, en todo ese tiempo, nadie había descubierto. Igual que él seguía sin saber el nombre de la chica que se ocultaba tras la máscara de su lady.

Hay cosas que no cambian, como hay otras que sí lo hacen, aunque jamás hubiese parecido posible.

No obstante, Adrien sabía de sobra lo importante que era mantener su identidad a salvo y por eso siempre (y más en concreto, aquella noche) estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para protegerla. Si la verdad saliese a la luz, el gatito tendría graves problemas.

Para empezar con su autoritario (y un pelín paranoico) padre. Nunca lo había pensado con detenimiento pero seguro que si Gabriel Agreste llegaba a enterarse de que su único hijo salía por las noches a vigilar la ciudad, o en el más arriesgado de los casos, a pelear contra los temibles secuaces de Monarca, se pondría furioso. ¿Se preocuparía? Sí, por supuesto, al menos eso quería creer el chico. ¡De lo que no tenía duda alguna era de que se enfadaría más que nunca con él!

Y a saber qué castigo le impondría.

Su padre era un hombre de naturaleza serena, incluso diría que fría. Sabía mantener las formas en cualquier situación; una capacidad entrenada gracias a todos los eventos y encuentros de sociedad a los que debía asistir como el diseñador de modas consagrado que era. Y aunque en la intimidad podía ser igual de frío e impasible para según qué cuestiones, no era así con respecto a su seguridad. Claro, la seguridad de un hijo es algo muy serio. También era verdad que su padre había llegado muy lejos en lo concerniente a su protección.

Todo lo que tuviera que ver con la discreción y la intimidad de su hogar eran cruciales para Gabriel. En parte, se podría decir que había sido esta cualidad de su padre lo que había provocado la particular y extraordinaria experiencia que el chico había vivido esa noche.

Chat Noir atravesó el ventanal y aterrizó sobre el suelo de la habitación, aún traía una expresión demudada, como secuestrada de cualquier emoción reconocible. Se volvió para cerrar el ventanal y caminó, como un autómata, hasta su escritorio. Soltó su Tablet. Parpadeó y recordó que necesitaba cargarla. Cuando alargó las manos hacia el cajón para coger el cable, se sorprendió al ver las garras del traje.

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⏰ Última actualización: Oct 26, 2022 ⏰

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