★彡Locura de amor en la isla Kanon彡★

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Kardia se encontraba en su templo dando vueltas como un león enjaulado, mordía ligeramente la uña de su dedo pulgar en cada paso que daba. Estaba tan ansioso y no sabía cómo calmar sus nervios, pronto se detuvo al escuchar la voz del caballero de Cáncer. Quién acababa de llegar.

—Dime cual es la emergencia? Porque tan nervioso?— Pregunto sonriendo el caballero del cuarto templo, apoyándose en uno de los pilares para escuchar lo que tendría que decirle su compañero.

—Tardaste demasiado! Dégel acaba de irse otra vez a la isla Kanon...— Kardia suspiro con frustración y trato de mantener la poca calma que le quedaba.— Hay que darnos prisa para alcanzarlo, esta vez voy averiguar porque visita constantemente esa isla.

—Para esto me llamaste?— Era inevitable reírse ante la paranoia de su amigo, por lo que soltó una gran carcajada ante la mirada molesta de su amigo.— Ay Kardia... No crees que Dégel está en una misión confidencial? Y es por eso que no te dice nada.

—Es imposible! Por más misión que sea, Dégel no me ocultaria nada... Esta vez esa ocultando algo, lo conozco mejor que nadie.—

Sin más que decir Kardia tomo la mano del Cáncer y lo arrastró a la salida de su templo para partir de una vez por todas. Manigoldo no se opuso, creyó que sería divertido acompañar a su loco amigo para ver qué hacía Dégel en la dichosa isla. Ambos se encaminaron hasta el puerto del santuario y pensaron en tomar un barco que los llevará a la isla. Pero la mala suerte de Kardia era mucha que cuando llegaron no habían los barcos habituales que los llevaría a la isla, sino unos botes a remos.

—Sera de volver mañana, cuando haya un barco decente para ir.— Comentó Manigoldo, estaba dispuesto a irse hasta que Kardia lo tomo por detrás del cuello y lo lanzó al bote de remos, y antes de siquiera protestar, Kardia le alcanzó un remo a su querido amigo. Estaba más que dispuesto a seguir a Dégel, así que si ese era su único trasporte lo tomaría.

—No hay tiempo, así que menos quejas y más acción, ponte a remar Manigoldo.— En esos momentos Kardia también tomo un remo y se dispuso a remar.

—Al menos sabes dónde queda la isla!?— Grito el italiano, a lo que Kardia se detuvo y pensó en aquella pregunta.

—En realidad no... Es por eso que quería seguir a Dégel, pero tú te tardaste!—

—Por Athena... No podías ser más bruto...— Antes de siquiera escuchar la respuesta de Kardia, el caballero de dirigió a un hombre mayor a cargo de los botes y le pregunto por algunas indicaciones. El hombre amablemente le brindó la ubicación de la isla, no sin antes advertirle que en dicha isla vivía un demonio. Esa advertencia despertó la curiosidad de Manigoldo, así que ahora si estaba más animado en acompañar a Kardia en su locura.

—Bien el anciano menciono que tardaríamos cinco horas si íbamos en este bote, también menciono algo curioso, dice que en esa isla habita un demonio.— Manigoldo le mostró un pequeño mapa que el brindó el anciano con la dirección señalada. El heleno tomo ese mapa e la manos y examino con detalle el trayecto a la isla.

—Somos caballeros, con nuestra fuerza y velocidad podemos reducir el tiempo... Vamos en marcha.— Kardia estaba más concentrado en seguir a su novio que en cualquier cosa, así que luego de Manigoldo volviera a subirse al bote ambos remaron a la isla.

Pasaron unas horas, pero no había señal alguna de una isla, solo estaba rodeados del inmenso mar. A esas alturas Kardia trataba de descifrar el trayecto y Manigoldo contenía las náuseas que le causaban estar en el bote, no estaba tan bien para ayudar a Kardia.

—Creo que ese viejo te engaño! Seguimos todas las indicaciones pero no hay ninguna isla de por medio.— El escorpión volteaba el mapa y a la vez inclinaba a un costado su cabeza para ver ese mapa y observar en qué habían fallado, aunque Manigoldo imagino que su amigo no había seguido bien las instrucciones y es por eso que estaban perdidos.

Locura de amor en la isla Kanon [KardiaxDegel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora