Luar [TodoBaku]

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“SIEMPRE MANTENTE AL TANTO DE LO QUE DICES, PORQUE NO SABES SI UN LOCO PODRÍA ESTAR ESCUCHÁNDOTE”.

Aquella mañana era fría, el viento se colaba entre las cortinas mientras éstas danzaban con fuerza. Las ventanas ese día habían sido abiertas por el dueño de aquella habitación.

En la cama yacía un cambio sencillo, unos jeans ajustados, una playera blanca y una camisa azul. Más abajo, a un lado de la cama, se encontraban unos tenis Converse de color negro.

Pero a unos cuantos metros de allí, se encontraba una puerta de madera, de color blanco perlado cerrado con seguro. El agua se escuchaba caer de la regadera, y un joven de cabellos bicolores se encontraba bañándose para quitar el mayor estrés posible de su cabeza. Pues, se le había ocurrido realizar una fiesta de Halloween para los de su grupo de la Academia Yuei.

Sí, Todoroki Shõto había decidido realizar una fiesta mientras sus padres no se encontraban en su casa. Pues hace una semana exactamente habían salido a una reunión de negocios y, Enji se había llevado a su esposa junto con él. Sus hermanos, tampoco estaban en casa y al bicolor no le importaba donde estuvieran. Da igual, ya que, en ésta casa a nadie le importaba.

Así como también, nadie le prestaba atención en la academia en la cual estudiaba o bueno, eso era solo en el principio de año. Cuando sus compañeros se enteraron de que era hijo del empresario Todoroki Enji, fue cuando todos y de forma tan malditamente interesada se acercaron a él.

Shõto lo acepto así de fácil en un principio, pero debía admitir que jamás consideró a alguno como su mejor amigo. O quizá en realidad si hubo uno, Bakugō Katsuki, el chico rubio cenizo de su clase al cual todos adoran por su peculiar forma de ser, tan arrogante, egocéntrico, inteligente y por demasía sexy, demasiado para el gusto del bicolor. Que jamás apartaba la vista de su compañero de clase y casi siempre pasaban juntos.

Se podría decir con certeza que quizá era el único en su clase al cual no le importaba que fuese un millonario. Hasta había creído de forma ilusa de que Katsuki, sería distinto de los demás.
Pero que idiota, pues finalmente estaba equivocado con ello. Al joven de ojos heterocromáticos, por fin se le había caído la venda de los ojos.