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Slade Wilson lo notó solo porque su mascara se había roto, dejando la mitad izquierda de su rostro al descubierto, todo debido a un golpe de Blockbuster que no había podido esquivar por completo.

Luego de haber sido lanzado fuera de la zona de la pelea y de haber caído sobre su espalda, Slade no se puso de pie de inmediato, no le habían pagado para lidiar con la mierda que estaba ocurriendo, se permitió tomar un respiró, dándole a su rostro la oportunidad de comenzar a sanar. Fue allí que captó, de forma involuntaria, el aroma empalagoso en medio del caos de sangre, pólvora y muerte que inundaba el lugar, los filtros de su uniforme habían dejado de funcionar por el golpe en el casco, sumado a que era un alfa de nivel alto con sentidos mejorados.

Slade fue el primero en ser consciente del omega en celo dentro del almacén abandonado.

Su primera reacción fue algo cercano a la lastima por el pobre omega estúpido que seguramente había olvidado tomar sus supresores y había terminado cerca de ese trato, que rápidamente se había ido a la mierda con la aparición de una organización rival y Batman seguido de dos de los suyos. La segunda fue la intriga ante quien sería aquel omega, descartó rápidamente a Batman, Desmond y resto de lacayos, solo quedaban Batgirl y Robin. Su tercera y última reacción fue sorpresa al descubrir quien era el omega de estos dos.

La información que tenía sobre Richard Grayson había incluido el hecho de que era beta, Slade necesitaría actualizar el archivo del cachorro.

Robin no podía tener más de dieciséis años, la última vez que lo había visto y enfrentado había sido tras la muerte de su hijo hacia dos años, el niño había estado alejado de los Titanes, pero al final había sido quien los salvará. Gracias a Grayson y su liderazgo ese grupo de adolescentes había logrado lidiar con Deathstroke.

La rabia, el odio y deseo de venganza ahora solo eran brazas en su interior, pero aún así, ante el más mínimo sopló podrían avivarse y convertirse en la llamarada que antes lo había guiado contra los Titanes.

Vio a la Batgirl seguir a Batman fuera del almacén en persecución de Desmond. Un movimiento tonto que dejaba a un alejado y vulnerable Robin para lidiar con demasiados oponentes, muchos de ellos alfas.

Tras ponerse de pie Slade regresó a la pelea, le disparó en la cabeza al jefe de la organización rival que había pretendido traicionarlo entregándolo a Desmond luego de pretender contratarlo para matarlo y se dirigió con rapidez a los lacayos que acorralaban al chico maravilla en la parte más oscura y ruinosa del edificio. Los cinco eran alfas de bajo nivel, concentrados en luchar con robin comenzaban a darse cuenta del estado del cachorro.

El niño con colores chillones en su uniforme jadeaba, sudaba profusamente y un color rojo se apoderaba de la piel oliva visible bajo su máscara de domino. Slade liquidó a los alfas que lo habían acorralado y entonces llegó hasta él.

Al verlo, el chico tomó una posición defensiva, la confusión y temor salían de él en oleadas. Su olor dulce picando la nariz de Slade.

—Estas apestando el lugar, Robin.

Slade fijó la mirada en las lentillas blancas que protegían los ojos que sabía eran de un azul vibrante.

—¿Qué…? —respiró inestable.

—Apestas, saca tus malditos supresores y lárgate.

Grayson solo se quedo inmóvil, su pecho subiendo y bajando, un segundo después un sonido roto escapó de su garganta mientras negaba con la cabeza.

—No… no los necesito, soy… soy un beta.

Slade ladeo la cabeza y lo consideró. Ciertamente el loco de Batman jamás permitiría que su niño soldado preferido saliera a las calles cerca de su celo, no parecía el tipo de líder que expondría una debilidad así, el murciélago era el tipo de alfa que llenaría el cuerpo del cachorro con supresores como una última medida de seguridad. La única forma para que alguien como Batman hubiera permitido semejante error en uno de los suyos era la ignorancia. Ahí entraba la explicación detrás del olor empalagoso y demasiado inmaduro el cuál no despertaba nada en Slade.

Grayson acaba de presentarse como omega.

—Es tu primer celo.

El cachorro tembló y retrocedió, negó con más énfasis.

—Nno… no, yo no…

Robin jadeo doblándose mientras llevaba sus manos a su abdomen, un segundo después se envolvió así mismo en sus brazos y sollozó.

El sonido roto y lamentable tiró de una fibra sensible dentro de Slade, una que solo sus propios hijos habían podido hacer reaccionar hacia años, esa necesidad instintiva de proteger.

Molestó por sentirse así, Slade dejó escapar un gruñido bajo, un intentó de alejar esos instintos. Había una razón por la que usaba filtros en su máscara y enmascaraba su olor como la mayoría de los que usaban un uniforme.  Nadie, héroe, vigilante o criminal, quería verse sometido por la naturaleza de su biología en medio de un trabajo.

Richard jadeó y volvió a sollozar, retrocediendo aún más ante el gruñido de Slade.

Una parte de Slade pensó en lo triste y lamentable que era el que un oponente al que había reconocido y respetado a regañadientes años atrás se viera ahora reducido de forma tan patética por su naturaleza. Grayson habría podido llegar a convertirse en un verdadero oponente a temer en unos años, ahora no podría hacerlo, no siendo un omega. Su biología acababa de condenarlo.

Casi sintió lastima por el pajarito. Presentándose como omega de bajo nivel cuando bien podría haberse quedado como beta si hubiera tenido el conteo de hormonas adecuado.

Era como si le arrancarán las alas mientras intentaba emprender el vuelo.

—Contacta al alfa de tu manada —masculló cediendo, escuchó los pasos y gruñidos acercarse, los miembros alfas restantes de ambas organizaciones habían ya notado al cachorro.

—¿Yo… qué?

—Al Murciélago. Manda una señal de auxilio.

—No… no puedo. Él… la misión…

—Hazlo —ordenó en un gruñido.

Slade dio media vuelta, cambió el cartucho de la pistola y desenvaino la espada en su espalda. Avanzó en un borrón, disparando y cortando a través del grupo, alfas, betas… no se detuvo a averiguarlo.

Al terminar guardó su arma, sacudió la sangre de su espada y se volvió hacia Grayson.

—¿Lo has hecho? —demandó saber.

El cachorro asintió, su cuerpo temblando. Un momento después caminó tambaleante hacia Slade. Su olor dulzón invadiendo sus sentidos con mayor fuerza. Sin verse afectado, Slade guardó su espada y evitando tocar el cuello del chico, dónde su glándula omega estaba hinchándose, tomó en un puño su ridícula capa amarilla para arrastrarlo fuera.

Un sonido de consternación provino del cachorro, Slade lo ignoró y se dirigió a la salida.

Fuera, un gruñido gutural lo hizo detenerse y apretar la mandíbula para contener un gruñido propio ante la ira territorial de otro alfa, vio a Batman salir de las sombras seguido por Batgirl.

Slade se acercó con pasos lentos y deliberados solo para empujar su carga en dirección al murciélago.

—Deberías cuidar mejor a tu cachorro —masculló. Slade lo vio avanzar con puños apretados—. Se un alfa y hazte cargo de tu maldita manada.

Slade dio media vuelta y se marchó sin esperar respuesta.

En los años por venir, Deathstroke se toparía y enfrentaría a la versión adulta de Robin llevando un nuevo uniforme, Nightwing demostraría ser uno de los oponentes más divertidos y molestos a enfrentar. Un omega letal no condenado por su biología, un ave de luz capaz de volar sobre tejados de dos ciudades podridas en oscuridad.

Años después, Richard Grayson se convertiría en la perdición de Slade Wilson.

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Tenía escrita esta pequeña cosa desde hace meses, pero simplemente no sabía, no sé, que hacer con ella, entonces el lunes me enteré de la sladerobin week 2022, y me emocione, quise participar, solo pude participar dos días...

¿Quiero continuar esto? Si, pero no sé cuando podre hacerlo, por eso por ahora lo dejo como oneshot. Además lo escribí usando la guía omegaverse de Evilpixie en ao3, que generalmente siempre uso, de una u otra manera. Esa guía siempre me inspira a escribir omegaverse.

Gracias por leer.

Un pajarito condenado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora