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Recién levantado y bostezando, Slade siguió los ricos olores de café y comida hasta la cocina, entró usando pantalones de chándal grises y nada más. Más somnoliento que despierto, se detuvo bajo el marco de la puerta para ver a Richard, que solo usaba unos calzoncillos bóxer negros y camiseta gris de gran tamaño que había tomado de la ropa de Slade.

La ventana alta y situada frente a la encimera, justo sobre el fregadero dejaba entrar la luz del amanecer tardío, iluminaba cálidamente la cocina cayendo especialmente sobre Richard, quien despeinado tarareaba en voz baja, un sonido dulce y suave, un canto de ave delicado de felicidad mientras picaba fruta. La imagen del perfil de su hermoso pajarito, viéndose tan cálido y contento tiró de Slade con fuerza, sin poder poner resistencia simplemente avanzó y llegó hasta él para abrazarlo por detrás.

Capturándolo por completo en sus brazos y estrechándolo.

Slade pegó su nariz a su cabello negro ébano y se quedo allí, sintiéndose completamente relajado con la calidez siempre presente de Richard en sus brazos, su ojo cerrado por el disfrute de tener a Richard Grayson en su casa segura, sano y salvo luego de una semana de ayudarlo a él y la liga a impedir ocurriera un especie de apocalipsis con punto central en Gotham, porque Dios no dejará que otra ciudad aparte de Gotham o Metrópolis fuera cede del fin del mundo.

Ambos habían estado más allá del agotamiento, durmiendo prácticamente toda una noche y día entero en la misma cama, uno junto al otro sin tocarse de una forma íntima, solo agradecidos de haber salido de esa batalla ilesos y sin perdidas de ningún tipo.

Pasaron algunos segundos para que notará que Richard estaba completamente quieto en sus brazos, apenas respirando, como si temiera moverse y terminar el momento, sus orejas estaban completamente rojas. Slade notó entonces lo que había hecho, sintiéndose sorprendido apoyó su mejilla en la sien de Richard. Se había sentido tan relajado, tan contento y a gusto que había actuado sin pensar, su cuerpo guiado por amor hacia Richard.

Si era sincero, Slade no recordaba la última vez que se había sentido así. Tan… en paz.

Sería un idiota si se apartará y dejará ir a su pajarito, a su fuente de calma y alegría.

—¿Qué hay para desayunar?

Richard no respondió, aún inmóvil entre sus brazos.

—¿Pajarito? —susurró, besando su sien.

Un gemido bajo y quejumbroso brotó de la garganta del héroe.

—¿Richard? —llamó, más curioso que preocupado.

Alejó sus brazos y retrocedió, en ese momento Richard giró y lo enfrentó, mejillas sonrojadas y mirada acusadora.

—Vuelve aquí y continúa abrazándome, Slade.

Con una sonrisa divertida, obedeció.

No satisfecho con eso, alzó a Richard en sus brazos para sentarlo en una zona libre en la encimera y mirar sus ojos azules. Ojos desarmantes, preciosos y vibrantes, tan expresivos, que atrapaban a Slade con tanta facilidad que era ridículo, que una parte de él creía era indudablemente peligroso. Ojos que brillaban con curiosidad en ese momento, tomado por sorpresa por lo hecho por Slade y aún así, tremendamente feliz de que sucediera.

Entendía la sorpresa de Richard, Slade no era propenso a muestras de afecto, al compartimiento meloso, aunque si lo pensaba, quizás estaban en la luna de miel que venía tras entrar a una relación, desde hacia un año que estaban juntos siendo exclusivos. Era diferente a los encuentros furtivos, a los besos y sexo duro al que Richard estaba acostumbrado viniendo de Slade.

Pero, se sentía bien actuar así ahora, con Richard, se sentía correcto y quería hacerlo, porque ver ese sonrojo y alegría brillante en sus ojos azules era embriagante, maravilloso, eso era más que suficiente para que Slade actuará, dejando ir el rastro de su propia sorpresa por estar comportándose así.

Colocó sus manos a los lados de Richard, se inclinó, sintiéndose ahora más que relajado, sintiéndose genuinamente alegre.

—¿Te gusta, eh?

Richard solo lo miró como si Slade hubiera hecho algo realmente injusto.

—Slade… ¿qué estas haciendo?

—Amarte, ¿qué más podría estar haciendo, pajarito?

Richard lo miró durante un largo segundo antes de sonreír cariñoso y encantado, probablemente decidiendo solo disfrutar lo que sucedía, para luego apoyar sus brazos en los hombros de Slade.

—Eres un rayo de sol esta mañana, ¿no es cierto?

Los dedos de Richard comenzaron a jugar con el cabello en la nuca de Slade.

En respuesta, Slade se inclinó para depositar un casto beso en sus labios.

—Estoy feliz, si. Me haces feliz, Richard —confesó, algo que seguramente resultaba más que obvio para el otro y a pesar de eso sintió la necesidad de transmitir, transmitir esa pura verdad.

—Dios —susurró, devolviéndole el beso de manera lenta y cariñosa—, creo que Slade rayo de sol será mi muerte.

Slade soltó una carcajada divertido y lo miró sintiendo su corazón rebosante de amor y devoción.

Richard cerró momentáneamente los ojos y volvió a gemir quejumbroso.

—Deja de ser tan tierno, se supone yo debo ser el tierno de esta relación, señor mercenario.

Slade solo lo tomó de la encimera para entonces girar con Richard en sus brazos, ante la risa feliz y espontánea sintió ligero su corazón y todo su interior. Solo Richard Grayson podía hacerlo actuar así, sentir así.

Aún riendo, Richard lo miró con absoluto amor.

—En serio, no sé que sucede hoy, pero me encanta.

—¿Es así?

Con cariño, Richard tomó la cara de Slade entre sus manos.

—Si, Slade. Me encanta verte feliz.

El tierno beso que compartieron después siguió, siguió y siguió, ambos bañados por la cálida luz del sol.

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Esto fue la segunda cosita que escribí para la sladerobin week 2022, la subí el 25/10/22 a ao3... Y ya, ya no pude participar, también me enteré a última hora y pues no, el próximo año me prepararé mejor y participaré la semana completa, espero.

El día dos era ternura inesperada, quería que todo esto fuera una ternura inesperada, hay tan pocas cosas fluff de estos dos. Lo cual es normal porque Deathstroke... pero también extraño porque Nightwing... En fin, gracias por leer.

Rayo de solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora